CAPITULO V "SOLO SI TU QUIERES"

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SOLO UNA HISTORIA DE AMOR
CAPITULO V “SOLO SI TU QUIERES”
(…) comentarios del narrador

“Hay un sin fin de maneras para enamorarse, muchas rutas a tomar para que alguien sienta ese palpitar en su corazón cuando otro se acerca, caminos cortos o largos son lo mismo, un elaborado plan o una simple espontaneidad. Se inicia con algo bastante complejo, pero a la vez resplandeciente: la atracción. Hay variados tipos de ella por formas distintas, pero que quede claro, yo soy amor no atracción, llegar de la atracción a mi es un proceso de paso a paso donde se pasan ciertas pruebas, más bien la atracción es mi forma más básica… es mi reconocimiento, esa sacudida en la mente y ese pequeño golpe en el corazón que detiene tus sentidos para extasiarlos de nuevo.
¿Cómo se reconoce esta atracción? ¿Consume y atrapa o nutre y libera? ¿Cuáles son las señales? Para cada pregunta, la respuesta está en el corazón de las personas, en sus ojos relucientes al ver al ser deseado y en todo el proceso biológico y químico por el que pasa para darse cuenta de que un nuevo sentimiento se ha sembrado, está brotando, haciendo raíz en ese lugar tan hermoso que llamamos alma.
Se puede sentir atracción, pero tener todos los tipos de ella es una gran dicha para el corazón, es ahí cuando te das cuenta de que ya no eres solo tú, ya es él o ella contigo, ya está ahí… echando frutos.”
… … … …
C.
- ¿Enamorado? Nah… - sacude su cabeza mirando por el gran ventanal. En su cabeza tenía la sensación de que solía tener de niño cuando aprendía a hacer algo nuevo, cuando podía resolver un problema matemático o cuando lograba ganar un partido. Al fin había encontrado la respuesta. Una media sonrisa brota en sus labios.
- Dime algo… - Nazli se apoya de nuevo en el respaldo cruzando su pierna dándole una mirada retadora – si mañana Demet te dijera que le gusta un amigo tuyo, el que sea, que con el seria feliz y que le ayudaras a acercarse a él. ¿Qué harías?
Un doloroso golpe le da la sensación de quedarse sin aire, su mente se nubla de coraje y tristeza al mismo tiempo que provoca un cierre en su garganta y sus ojos arden, ¿sería el capaz de aceptar eso? Can no lo sabía. Estaba muy confundido. Piensa en ella y su mágica sonrisa y todas esas sensaciones negativas desaparecen, si siempre sonriera así el la dejaría ir, aunque fuera con alguien más.
- Lo que sea que la hiciera feliz… -contesta viendo aun por la ventana.
- Pues ahí lo tienes, - responde Nazli con una mirada tierna – cuando amas te esfuerzas porque esa persona sea feliz incluso si eso significa que no sea contigo, el amor no es egoísta. Pero para tu suerte, creo que aún no has perdido la guerra. Según entiendo, has estado prácticamente pegado a ella desde que la conociste… vives más en su casa que en la tuya, y mi intuición femenina me dice que te gustaba incluso antes de que la conocieras. Fue una excelente estrategia, pero ahora el siguiente paso es lo opuesto, mi consejo es que te alejes de ella…
- ¿Cómo sugieres que haga eso? – pregunta Can. Se sentía tan amarrado a su cintura que, en este momento, el solo hecho de no hablar con ella, ya lo estaba poniendo ansioso.
- Me sorprende señor abogado, - se burla Nazli; por dentro estaba muy sorprendida, Can jamás se había portado así por una mujer y el verlo de esa manera era muy divertido. Can solía decirle que era una enamoradiza, una sensible llorona, ahora ya tenía con que molestarlo – recuerda lo que nos enseñaron: analizamos, buscamos estrategias, atacamos, nos alejamos y dejamos que el enemigo caiga solo.
- Demet no es mi enemiga… - responde Can sonriendo ante el análisis de su amiga. Aunque Nazli era la persona más tierna y sensible que había conocido, era sagaz como tiburón cuando tenía un plan.
- No, pero aplica para lo mismo. Ya la conociste, sabes prácticamente todo de ella, ya estuviste cerca… así que sugiero que te alejes, pero sin tratarla mal, para luego sacar tu artillería más pesada y dejar que ella vuelva a ti. – Nazli guiña un ojo de manera juguetona.
- ¿Y si no vuelve a mí? – pregunta Can preocupado. Entendía el plan y tenía sentido en su cabeza, Demet tenía que tomar la decisión.
- Entonces debes dejarla ir… - responde Nazli con voz tranquila. Can pone sus manos en su cara, aún estaba furioso por lo que había pasado, era raro pero cada noviembre antes de su cumpleaños, solían pasarle las cosas más extrañas y por lo general malas.
- ¡Buenos días! – entra un chico con ropa elegante y lentes Ray-Ban con vasos de café y galletas.
- Mas bien dirás “tardes” bella durmiente, ¿te das cuenta la hora que es? – Nazli se levanta de la silla con las manos en la cintura. Guiña un ojo a Can cerrando el tema y asegurándole que quedaba entre ellos. – Vas a terminar de recoger todo Burak, no pienso hacer más…
- Hora del café… - contesta Burak sonriendo. – Hermano…
Abraza a Can y le revuelve el cabello a la chica, ella le da un manotazo…
Al verlos bromear y discutir Can siente una punzada de nostalgia; a veces extrañaba esos días donde los tres eran un equipo unido que resolvía casos, se quedaban a media noche leyendo informes y evidencias, realizaban debates entre ellos para prepararse y festejaban o lloraban los resultados. Fue su curiosidad lo que lo había llevado a entrar a la actuación, en un pestañeo todo había cambiado, aunque aún tenía una parte del negocio el no estar ahí era difícil. Aunque ahora que lo pensaba, si no estuviera en el mundo de la actuación no hubiera conocido a Demet, sería solo una fantasía… sonríe ante eso. Quizá Nazli tenía razón, quizá Demet entendiera que él no pensaba en nadie que no fuera ella y esa brillante sonrisa.
… … … …
D.
Había llorado toda la mañana, antes no sabía porque lloraba, pero ahora estaba claro. De alguna manera Can se había colado en su corazón, la había conquistado enamorándola y no entendía porque la había lastimado de esa manera… Can se había convertido en su amigo, y ahora… ya no sabía que pensar más que en su traición.
Beste solo dejo a su amiga desahogarse, la conocía perfectamente y sabía que no tenía caso discutirle nada porque no la escucharía, detrás de esa personalidad encantadora y “suave” se encontraba una guerrera… una muy terca.
Demet no quiso dejarla ir, no quería quedarse sola porque todos los recuerdos volverían, todos esos nuevos sentimientos saldrían a flor de piel para torturarla, si de por sí ya era bastante malo que en cada rincón de su casa estuviera su huella… cuando llegaban juntos iba directo a la cocina, ya fuera a hacer de comer o a buscar algo de lo que había guardado, ella prepararía café o té y se irían a la sala a platicar, Civan jugaría con Can y la ignoraría a ella acomodándose en su regazo o ronroneando entre sus piernas, jugarían algo en la pantalla o hablarían de todo y nada a la vez… de su infancia, de la familia, de películas, de libros, de sus personajes, de sus compañeros, de música, de todo. Después irían al balcón donde solo admirarían las vistas, solos en sus pensamientos, pero acompañados. Si se quedaban a ver una película o por pura suerte lo convencía de enseñarlo a bailar y se hacía tarde, Can simplemente se quedaría dormido en el sillón, secretamente ella lo observaría preguntándose como alguien podía ser tan perfecto. Era duro darse cuenta de que no lo era, era tan mentiroso como los demás.
No había querido salir, no tenía ganas. Ya vivía su propia noche de terror con las continuas preguntas en su cabeza… ¿Por qué quería enamorarla para romperle el corazón? ¿Por qué quería lastimarla de esa forma? ¿Por qué se veía tan lastimado cuando ella le grito si había sido él el que traiciono su confianza? ¿Por qué se había fijado en ella? ¿Por qué se había fijado en él?
- Demo… no me estas poniendo atención – le reclama Beste mezclando los ingredientes de un pastel en un tazón.
- Lo siento… - responde con una mirada triste que dirige a sus manos sobre la barra. Beste suspira.
- Solo llámalo y sácalo fuera… - le dice Beste sin mirarla; ya iban varias veces que intentaba convencerla de salir, de distraerse, de hablar con él para que se sintiera mejor, pero nada había funcionado…
- No pienso llamarlo – contesta decidida.
- ¿Por qué no? Es obvio que lo extrañas… - responde.
- El me hizo esto, la única manera de superarlo es dejándolo fuera de mi vida. – contesta con firmeza Demet. No iba a dejar que nadie más jugara con ella.
- Va a estar difícil dado que trabajas con el… - susurra Beste; su amiga no había hecho más que llorar, tal vez si lograba que se desahogara se sentiría mejor. - ¿Qué extrañas de él?
- Todo – responde con fuerza apoyando su frente en sus manos que están sobre la encimera. La mirada enojada que lanza deja a Beste contenta, era una buena señal.
- ¿Qué es todo? Porque te veo bastante molesta… - la anima sin mirarla. Sigue batiendo en el bowl aunque ya la masa esta lista.
- ¡Estoy enojada porque me acostumbro a él! – grita Demet llena de frustración; no sabía en qué momento ya se había vuelto una parte esencial de su vida – no había día que no tuviéramos contacto, ya fuera por mensaje o por llamada. Me mandaba fotos de todo lo que estaba haciendo y yo de lo mismo, se pasaba cada hora en el set asegurándose de que comiera, tomara agua, tuviera música y todo lo que quisiera… siempre se burlaba de mi por lo que hacía Sanem, o me hacía cosquillas cuando iba a despertarlo o cuando me acababan de acomodar el maquillaje o el cabello solo para hacerme enfadar… diario pasaba por mi o yo por él, siempre comíamos juntos, salimos juntos… ¡ash Beste! Se tatuó en mi cabeza y no sé qué hacer… - se agarra la cabeza con fuerza entrelazando los dedos en su cabello. No podía seguir así, no podía ni ver a su gato sin pensar en el… levanta la mirada y Beste sigue batiendo. Esto no estaba ayudándola.
- Necesito salir de aquí… - le dice con una mirada suplicante. Beste sonríe con un plan formulándose en su cabeza. Suelta el cucharon y con la mirada más inocente que puede, no era muy buena para mentir, la observa.
- ¿Qué sugieres? – Demet solo sonríe.
Ya habían pasado varias horas desde que habían llegado al antro que más les gustaba. Demet había hecho un sobreesfuerzo por arreglarse lo más despampanante que había podido, su ajustado vestido realzaba sus curvas de reloj de arena, había levantado su cabello y con un labial rojo intenso había dado el toque perfecto para tapar su tristeza. En la prisa de Beste para llegar donde su amiga no tenía ropa así que buscaron entre los miles de vestidos para encontrar uno que le quedara, fue difícil ya que Demet tenía un cuerpo de sirena que Beste no alcanzaba a acomodar en su delgado cuerpo. Después de varios tragos de vodka, selfies y muchas risas entre ellas por como Beste quería ponerse relleno en las caderas al fin estuvieron listas.
Habían bailado hasta el cansancio, habían tomado… una para divertirse y otra para quemar la confusión, incluso habían llorado en el baño proclamando su eterna amistad y tomando miles de fotos en el espejo. Era su momento, eran jóvenes, hermosas, pero aun así el dolor en el corazón de Demet no se iba, era una espina que no podía borrar con nada, no había suficiente maquillaje en el mundo que tapara la herida reluciente en sus ojos, no había suficiente alcohol que ahogara las mariposas recién nacidas en su estómago y no había suficiente ruido que tronara sus sentidos para que dejara de pensarlo.
- No quiero irme… - siente como Beste la jala del brazo. No quiere salir de la pista, no quiere regresar a esa casa donde su recuerdo la está esperando. Quería bailar para siempre.
- Anda… bebe… - susurra Beste. Tampoco se sentía mejor pero ya había varias veces que hombres se les habían insinuado y con todo lo que habían tomado podría ser peligroso.
- No Beste, me va a doler… - hace un puchero con lágrimas acumuladas. Beste la suelta y Demet sigue bailando.
- Demo… - la ignora totalmente. No tenía opción, no era lo suficientemente fuerte para acarrear a su amiga, pero sabia quien sí.
Realmente amaba bailar, la hacía sentir como una mariposa libre y colorida que podía volar con el viento, donde podía hacer lo que quisiera, sentir lo que fuera… no importaba nada porque ella era libre, era una mariposa. Él le había dicho una vez que le estaba intentando enseñar a bailar que con ese conjunto deportivo azul y negro junto con sus movimientos parecía una mariposa, desde ese día se dedicaba a bailar por cada lugar donde se encontrara cerca… eso se había convertido en su marca, siempre la usaba, aunque era una tontería.
Al dar un giro sobre si misma siente como alguien la jala del brazo haciéndola chocar con un duro pecho… esa fragancia, ese calor… levanta su borrosa vista hacia aquel que la había jalado…
- Ay no… ya estoy alucinando… - observa unos ojos tan suaves y cálidos que solo quiere quedarse ahí por siempre.
- Vamos a casa… - le dice él. Su voz suave la hace sonreír.
- No quiero… quiero bailar - responde con voz arrastrada recargándose en él.
- Anda mi bella mariposa… te ayudare… - al decirle su cumplido favorito ella no puede más que ceder.
Asiente sonriendo y preguntándose como se salió de su mente y se convirtió en algo real. De alguna mágica forma Can se las arregla para llevar a ambas chicas a su camioneta, solo la usa en raras ocasiones, pero en cuanto el nombre de Demet apareció en su pantalla y Beste hablo en ese tono tan arrastrado supo la situación. Su padre lo colgaría si algo le pasara a su carro o“bebe”, como a él le gusta llamarle.
Demet se siente tan mareada que no se da cuenta en qué momento alguien la sentó en el asiento del copiloto; empieza a ser consciente de sí misma, observa sus manos y a su alrededor. Voltea hacia atrás y ve a su rubia amiga profundamente dormida en el asiento…
- ¿Dónde estoy? – susurra con voz ronca. Voltea a ver a su acompañante y casi se le salen los ojos de la impresión. - ¡¿CAN?! ¡¿QUE HACES AQUÍ?!
- Manejando… ¿Qué haces tú? - contesta divertido. De alguna forma se veía adorable ahí toda confundida.
- ¿Quién te dijo que vinieras? Vete… - le dice en un susurro. No podía creer que él estuviera ahí.
- Beste me llamo, no podía sacarte de ese lugar así que tuvo que pedir refuerzos… - de repente es consciente de algo caliente rodeándola. Era una chamarra estilo militar que, aunque no era de tela gruesa le tapaba el frio.
- ¿Por qué viniste? ¿No tienes una novia que atender? – le pregunta en tono irónico. El alcohol estaba sacando todos sus celos y angustia, no podía detenerse.
- No. – contesta firmemente. Demet sabía que le mentía, lo que no entendía era porque lo negaba o porque seguía fingiendo.
- No tenías que venir. No te necesito… - responde; quería hacerle daño porque no podía soportar todas las emociones dentro de ella.
- Lo sé, - responde tranquilamente – pero yo a ti si, no iba a quedarme tranquilo sabiendo que estabas en ese estado. ¿Por qué te expones de esa manera? No es propio de ti…
La pregunta golpea su aturdido cerebro… por tres segundos un calor inmenso sube de sus pies a su cabeza, la estaba quemando, estaba asfixiándose, no podía controlarlo… iba a estallar.
- ¡¿Qué CLASE DE PREGUNTA ABSURDA ES ESA?! - le grita girándose hacia él. Como no la mira ella no puede controlarse y empieza a pegarle con su dedo índice en su hombro acusándolo. – ¡TU ME HICISTE ESTO, HICISTE QUE CONFIARA EN TI PARA QUE DESPUES TE FUERAS DE FIESTA CON OTRA! Dijiste que la sacarías de tu vida y no lo cumpliste, me MENTISTE ¿Qué tal estuvo la fiesta? ¿Te la pasaste bien mientras yo me quedaba como tonta creyendo en ti? ¡NO TENIAS NINGUN DERECHO A HACERME ESO! ¡NO TENIAS!
De golpe Can frena casi provocando que Beste caiga del asiento. Quita sus cinturones y toma a la chica de la cintura con un brazo, aprisiona sus brazos con su mano libre y con fuerza la pasa de su lado, sobre sus muslos, con su espalda recargada en la puerta y sus piernas sobre el reposabrazos. Ella no deja de retorcerse, gritar y acusarlo. La enoja más que él no diga nada, que no intente defenderse, que simplemente la sostenga como si estuviera esperando. Cuando ya no tiene más energía una solitaria lagrima cae por su mejilla…
- Voy a decirte esto otra vez, será la última. Después de que lo diga dependerá totalmente de ti… - susurra con voz arrastrada en su oído provocando que su piel se erice. Su respiración agita, de repente su cuerpo reacciona haciéndola consciente de cada parte de él que está tocándola.
- YO NO TENGO NADA CON ELIF. No significa nada para mí, mi padre la invito y no tuve nada que ver en eso, - afloja suavemente su agarre sobre ella acariciándola. Su respiración se calma pero su corazón empieza a ir a mil por hora al sentir su aliento tan cerca de sus labios y su barba haciéndole cosquillas; solo mira al frente tratando de evitar sentir todo ese cumulo de sensaciones – solo hay una persona a la que puedo ver, una persona que me desarma con sus palabras y con su brillante sonrisa, una persona que ha estado bailando en mi cabeza por tanto tiempo que me es imposible sacarla de ahí, se ha deslizado hasta mi corazón con sus chistes, sus ocurrencias, su cantarina voz, su belleza, bondad y dulzura. Es a la única que estoy esperando…
Sus palabras entran en su confundido corazón, seguía sin saber que pensar, pero si sabía que no cambiaría este momento por nada, era el descanso que necesitaba. Ambos se quedan sin moverse. Después de un momento ella se desliza hasta apoyarse en su hombro, el al notar que ya está tranquila y su respiración empieza a ser más lenta, inicia la camioneta otra vez.
… … … …
C.
Había ayudado a ambas chicas a llegar al apartamento. No había sido sencillo, Beste había despertado cuando llegaron, pero por alguna razón no traía sus zapatos por lo que la había tenido que ayudar a subir, cuando bajo, Demet ya estaba fulminada también en su asiento. Tratando de mantenerla arropada en su chamarra, la carga y la lleva arriba, como si de una coreografía se tratara ella lo abraza de su cuello… había sido todo un reto, su vestido corto lo tentaba como si se burlara de el con cada paso que daba, sus perfectas piernas color caramelo soltaban chispas de donde la sostenía y sus labios entreabiertos se burlaban de él… había sido un milagro que llegara arriba sin caerse.
Normalmente, por respeto y para no hacerse ideas, Can evitaba entrar al cuarto de Demet. Solo había entrado una vez, esta sería la segunda y para su mala suerte ella estaba totalmente perdida, al dejarla en su cama no lo suelta…
- ¿Can? – pregunta con un susurro.
- ¿Qué pasa bebe? – le responde tratando de deshacerse de su agarre. Con los ojos cerrados, ella se aferra a él.
- ¿Qué nos está pasando? – pregunta sin soltarlo; para evitar caerse sobre ella, apoya sus manos en ambos lados de su cuerpo sobre la cama.
- No lo sé, pero lo descubriremos… - le asegura sonriendo.
- Estoy tan confundida… estoy… - por un segundo aprieta sus labios. De la nada, abre sus ojos de golpe levantándose, Can se quita para dejarla pasar mientras ella corre al baño.
Can sostiene su hermoso cabello mientras vomita, cuando acaba, se recarga en el… se le veía cansada. La ayuda a levantarse y se deshace del peinado dejando su cabello suelto, Demet tenía una de esas hermosas caras que la hacían ver bien siempre, probablemente era ese espíritu tan liviano que la hacía ser amada por todos con solo verla. La ayuda a incorporarse sentándola sobre la taza, está más dormida que despierta, es incapaz de mantener el equilibrio así que la carga para sentarla a un lado del lavamanos, cuando está ahí rápidamente se acomoda en su hombro.
Con una ligera maniobra toma su cepillo de dientes para ayudarle a lavarlos, solo se deja manipular con la confianza de que cuidara de ella. Sigue sus instrucciones con los ojos cerrados, después de terminar siente como la levanta otra vez para acomodarla en la cama y arroparla; siente sus caricias en su cabello, sus ojos, nariz y labios… cuando siente que está a punto de levantarse lo toma de la mano para evitar que se vaya. Sin soltarla, Can se desliza en el suelo para recargarse en la cama… no iba a dormir con ella porque por primera vez tenía la necesidad de solo observarla, admirarla, grabar cada contorno de su preciosa cara como si fuera la última vez que lo hiciera. Con la seguridad de que él se queda con ella, duerme con una sonrisa.
Despierta en la misma posición en la que se acomodó. Esta profundamente dormida, con cuidado, suelta su mano colocándola bajo la enorme cobija blanca y se asegura que este bien arropada. Sale de la habitación para prepararle el jugo de naranja natural que tanto le gusta e irse de ahí antes de que despierte; si quería que ella se decidiera a amarlo, a confiar en él, a querer de verdad darle una oportunidad tenía que apegarse al plan. Mientras saca todo lo que necesita oye pasos acercándose, una chica rubia con el cabello despeinado y ojeras se acerca a él con una sonrisa de disculpa.
- ¡Buenos días! – saluda sentándose en un banco del otro lado de la isla.
- ¡Buenos días! – sonríe el sin dejar de preparar el jugo - ¿Cómo te sientes?
- Mas o menos… - se sonroja acomodando su cabello – gracias por lo de anoche.
- No fue nada, - contesta Can buscando esos vasos largos donde Demet suele servir el jugo - ¿jugo?
- Si, por favor… - contesta Beste algo sorprendida por la familiaridad que tiene Can en la cocina de su mejor amiga, sabe exactamente dónde está todo sin necesidad de preguntar. – Se nota que te sientes cómodo en la cocina, Demo me conto que te gusta cocinar.
- He tomado cursos, - contesta Can extrayendo el jugo de las naranjas recién partidas y agregándolos al vaso donde ya tiene algo más que parecen frutas – vivo solo y la comida de los restaurantes me aburre así que quise aprender a hacerlo. Demet ha sido muy amable en dejarme cocinar para ella…
- Si, claro… - contesta Beste dándole una mirada divertida – a mí no me engañas. Es muy obvio lo que sientes por ella…
- ¿En serio? – pregunta sin mirarla, pero con una sonrisa. – porque a ella no le queda claro…
- Mi amiga ha pasado por mucho últimamente. Mira Can, la verdad no te conozco bien y amo a Demet con toda mi alma por lo que quiero verla feliz, - toma el vaso que él le sirve, es jugo de naranja, pero tiene escarcha de chamoy y algo más que lo hace verse diferente… con colores extraños – gracias. Como te decía, quiero que sea feliz… cuando habla de ti sus ojos brillan, esta emocionada, más enérgica y motivada que de costumbre. Se lo que paso, no tengo derecho a juzgarte ni a decirle a ella que hacer, pero si te puedo decir que quiere que arregles esto, que le demuestres que lo que sea que sienten el uno por el otro vale la pena como para luchar contra todo por ello. Quiere que la convenzas de que puede confiar en ti, acaban de romper su corazón y su confianza, tú le gustas y mucho así que quiere que le demuestres que eres de fiar, que no la vas a engañar ni traicionar, que puede confiarte su corazón.
- Voy a hacerlo, - responde mirándola a los ojos con determinación – solo necesito una oportunidad. Se que es sensible a los comentarios y acusaciones de las redes sociales, por lo general a mí no me importan porque la gente puede pensar lo que quiera, pero sé que a ella si, por lo tanto, estoy dispuesto a arreglar esto con el mayor cuidado posible.
- No deberías hacer caso a lo que dicen en internet, - la chica prueba el jugo, abre los ojos sorprendida por el sabor entre picante y cítrico que tiene, es una explosión de sabor muy refrescante – tú y ella saben lo que paso. Si hacen caso a eso, enloquecerán… por cierto, ¡esta delicioso! ¿qué tiene?
- Es un secreto, - guiña un ojo y deja otro preparado para Demet junto con una caja blanca – me tengo que ir, por favor dile que Cagri llamo y nos quiere en el set de la agencia a medio día. La última vez que le dolió la cabeza se tomó estas pastillas, le hicieron muy bien, también dile que alimente a Civan y que ya arregle el problema de la ventana del balcón, solo estaba desnivelada. Quedo comida de nuestra última cena aun así que no tiene que cocinar.
- Vaya… gracias… - sonríe Beste – yo le diré. No te preocupes.
- No, gracias a ti. – sonríe Can. Beste le había dado las palabras que necesitaba, la ventana que había estado buscando para colarse en los pensamientos de su chica y saber que hacer. Era hora de arreglarlo.
Alejarse de ella había sido más fácil decirlo que hacerlo, pero estaba determinado a seguir con ello si eso significaba que ella volvería a él. Apenas habían empezado a acomodarse para sus escenas, ella había querido hablar, disculparse y agradecerle por sus atenciones, el simplemente le había dicho que no importaba sin dejarla continuar. La trataba amablemente, estaba al pendiente de ella, pero sin dejar que ella se diera cuenta; para su fortuna, Sanem intentaba ganarse el corazón de su alter ego Can y su personaje estaba intentando hacer lo mismo por lo que puso todas sus necesidades, sentimientos y emociones en su actuación. Cada caricia que Can le daba a Sanem, cada mirada, cada roce, cada sonrisa y cada pensamiento eran para la mujer de la realidad que lo estaba haciendo perder la cabeza y el corazón, y para su sorpresa, estaba funcionando.
Can y Demet habían recibido una llamada de atención de Cagri por los comentarios y rumores en las redes sociales, ambos habían negado todo, al preocupado director no le convenia ese tipo de mala prensa con el cambio de guionista que había tenido la serie y, aunque Can y Demet negaron cualquier relación, él no estaba seguro de creerles. Siempre que filmaban, Can estaba demasiado cerca, Demet demasiado nerviosa, ambos eran demasiado juntos, y su improvisación era tan genuina que era difícil creer que esos dos no se traían algo.
Can estaba llevando a cabo cada día su mantra en su cabeza de dejarla respirar, dejarla tomar una decisión. Ya no iba a su casa, no iba por ella o permitía que fuera por él porque siempre afirmaba estar ocupado, no comían juntos o salían, habían dejado de frecuentar sus lugares habituales como el Lucca o esa cafetería que a Demet le gustaba tanto, ya no la esperaba en su remolque o la llamaba a media noche solo para mandarle sus chistes malos o fotos que le había tomado sin que se percatara de ello… solo convivían en las grabaciones donde el desahogaba todos sus sentimientos en Can Divit. No estaban mal, bromeaban y jugueteaban entre toma y toma, platicaban y había armonía entre ambos, pero era evidente que algo faltaba, que no era suficiente solo una amistad, que algo más estaba hirviendo tan grande, tan potente que tarde o temprano iba a explotar.
- Lo que quieras está bien para mi mama… - responde Can a su madre sentándose en el sillón detrás de la “cafetería” de la agencia. Estaba cansado, el hecho de que no se acercara a Demet no significaba que ella lo dejara dormir, estaba en su mente todo el tiempo. Se acuesta en el sillón escuchando las palabras de su madre.
- ¿Entonces no te importa pasar tu cumpleaños aquí conmigo? en casa… - a pesar de que tenía casi 30 años, Guldem seguía viendo a su hijo como un niño pequeño, ruidoso y travieso que la abrazaba cuando no podía dormir.
- Para nada, me encantaría… - se acuesta en el largo sillón subiendo las piernas en el reposabrazos y colocando un brazo sobre sus ojos.
- Muchas gracias mi hermoso hijo, - contesta con Guldem con voz suave; últimamente había notado que Can estaba más… distante, siempre que hacía eso era porque algo estaba mortificándolo, pero sabia también que era imposible hacerlo hablar sobre ello - ¿todo bien?
- Todo perfectamente, solo estoy cansado… - susurra Can con voz cansada.
- Debes dormir, ¿tienes escena en este momento? – pregunta preocupada.
- No, tal vez dentro de unas horas. – responde con voz arrastrada. Sabía que su madre sospechaba algo, pero no quería preocuparla.
- Entonces duerme un poco. Te amo hijo mío. – aunque se daba cuenta de que no era verdad, Guldem decide no insistir, Can se lo contaría cuando estuviera listo.
- Te amo mama – Can cuelga. Sin quitar su brazo de sus ojos se queda en la posición en la que esta, ya habían pasado varios días sin que se acercara a Demet y aún no había pasado nada… iba a volverse loco.
- ¿Entonces saldrás con él? – Can escucha la voz de Anil del otro lado de la barra, no se mueve haciéndose el dormido.
- No lo sé… tal vez, mi hermano dice que es buen chico… - responde Demet. Esas palabras hacen que todo el cuerpo de Can se tense, ¡¿ELLA PENSABA SALIR CON ALGUIEN MAS?!
- Mmmm si no estas segura, no deberías ir… - responde Anil. Can asumía que no lo habían visto así que sigue sin moverse.
- Estoy soltera, puedo salir con quien quiera. – la voz de Demet suena insegura, como si tratara de convencerse a sí misma.
- Eso si… pero para sacar un clavo, no necesitas otro clavo ¿sabes? – le responde Anil.
- ¿Qué te hace pensar que quiero sacar un clavo? – le responde ella de forma juguetona.
- Tienes razón, lo que tienes ahí dentro es una enorme daga que va a necesitar el martillo de Thor para sacarlo – le dice Anil riendo; se escuchan pasos que se alejan.
- ¿Qué no es un mazo? – pregunta Demet a lo lejos. Anil solo se ríe.
Can no podía ni pensar. Ella iba a salir con otro, no, sobre su cadáver. Se levanta de golpe yendo tras ella, a lo lejos ve las cámaras prepararse para grabar con Oznur, sabía que Demet no tenía escena con ella por lo que debía estar en otro lado, escucha su voz en la planta baja así que corre tras ella; no tenía un plan en mente, de hecho no tenía nada más que la escena de ella con alguien que no fuera el, eso quemaba como el fuego su cuerpo, su corazón, sus manos… el tranquilo y tímido Can desapareció en el instante que la escucho considerarlo, dentro de él se desgarraba un ser salvaje que reclamaría lo que era suyo, que lo marcaria para que nadie, absolutamente nadie lo tocara.
En lugar de dirigirse a la salida, ella da la vuelta a el lugar donde Sanem había diseñado un lugar de descanso para los empleados de la agencia, era un lugar que casi nunca usaban para grabar. Perfecto. Entra y la sigue, cuando se da la vuelta, la chica se sorprende de verlo, antes de que pueda preguntarle que hace ahí él la toma de sus brazos y se acerca para a besarla.
El Can paciente, romántico y comprensivo se esconde para dejar pasar al hombre posesivo, enamorado, salvaje y celoso que estaba tan necesitado que no le importa nada ni nadie solo su mujer; toma sus labios con los de él atrapando su sorpresa entre ambos, su suspiros de ella solo lo motivan a continuar, suelta sus brazos y la atrapa en un abrazo para que no se escape, ella en vez de resistirse se deja llevar por su sabor seductor, por su calor que la envuelve… el beso la reclama a abrir sus labios así que lo hace y de la misma forma en que ambos han invadido la mente y el corazón del otro, invaden con su lengua cada resquicio de su boca al que tienen acceso, saboreando, reclamando y disfrutando del placer que les provoca volver a sentirse tan cerca, tan caliente, tan fuerte y potente que la habitación se llena con las explosiones que provoca esa atracción.
Los suaves gemidos de la chica la motivan a subir sus manos por su pecho a su cuello, Can la suelta y la toma de la cintura para bajar una de sus manos a sus piernas, ella se acerca queriendo estar lo más cerca posible, sube una pierna por detrás de la de él y de esa forma la impulsa para que se sostenga de su cintura, sin dejar de besarla, la conduce a la barra para sentarla, ella lo atrapa para que continúe… entre fuertes suspiros, gemidos cargados de necesidad, caricias que recorren cada centímetro de piel y un beso de puro fuego dejan salir toda esa pasión contenida, todo ese romanticismo refrenado, todos esos celos que arden con desesperación y todo ese amor que ahora fluye envolviéndolos en ese segundo donde ambos son libres de probar el alma del otro…
Con la respiración entre cortada, Can se separa de ella…
- Ahora si puedes salir con él… - susurra dando un último beso en sus labios que están más hinchados por todo el ataque recibido, sus ojos apenas logran enfocar sus palabras, sus manos tiemblan en sus hombros. La suelta alejándose de ella.
Al salir Can, unos ojos curiosos lo observan caminar con la camisa desabrochada, las manos tensas y unos ojos que gritan de deseo.

Ya en el Lucca, Can no hace más que observar el vaso que tiene al frente. No había pensado bien ese movimiento, eso pudo echar a perder todo, no había podido controlarse. Estaba tan enamorado de ella que el solo hecho de escuchar su nombre unido al de alguien más le daban ganas de encerrarse en el gimnasio y tronar su cuerpo hasta que se desvaneciera del cansancio. El besarla así solo había empeorado todo, si ya la deseaba antes ahora no sabía si tenía la fuerza de contenerse; había besado sus labios antes, pero no era lo mismo, Can había besado a Sanem pero él quería besar a Demet, quería abrazar y proteger a la mujer real, no a la ficción.
No sabía cómo continuaría estando cerca de ella, pero a la vez tan lejos, no sabía que más hacer, no sabía que tenía que hacer para convencerla de que ellos valían la pena, de que podía confiar en el con su corazón, su mente y su cuerpo.
El nombre ELIF aparece en su pantalla…
… … … …
D.
- Estas exagerando. – con los brazos cruzados, Anil la reprende dentro de su tráiler.
- ¡Claro que no! – le contesta. Le había contado todo, desde su primera platica hasta el beso que aún tenía embotado su cerebro… ya no podía guardarlo dentro, la estaba volviendo loca.
- Claro que sí, - responde el con tranquilidad – estas reflejando en él todas las inseguridades que Seckin te dejo. Créeme cuando te digo que está enamorado de ti, soy un hombre por lo que se de ese tipo de cosas. Todo lo que está haciendo por ti son la señal que necesitas, el problema no es el, eres tú. Te aferras a la idea de que te “traiciono” para no enfrentar lo que sientes, estas siendo una cobarde. ¿Por qué te sientes tan ofendida? Tú y el solo son amigos, tu misma lo has dicho, incluso si fuera verdad lo que paso con Elif, no es tu novio ni nada para que le reclames.
- Él me dijo que la sacaría de su vida - le afirma la chica con voz firme.
- ¿Pero a cambio de qué? Tú y el no tienen ningún tipo de relación que te permita cuestionarle lo que hace, me dices que se alejó de ti… Demo es obvio que él quiere algo más que una amistad, pero no te va a forzar a ello si no estas segura. Como dije, el problema eres tú… ¿Qué es lo que quieres? Si quieres una amistad con él, acláraselo y déjalo hacer su vida, no le hagas ilusiones. Pero si sientes algo por el entonces más vale que también se lo aclares porque va a llegar una más lista y aventada que tu… créeme, el hombre es asediado y detrás de ti hay otras 100 que quieren su atención. Te eligió a ti por lo que creo que deberías tomar una decisión…
Después de esa conversación con Anil, la pobre chica sentía que iba a explotar en cualquier momento. Ya no podía más, la estaba volviendo loca… Can había cambiado completamente, estaba cerca pero distante, era cariñoso y seductor en la fantasía, pero frio en la realidad, la había besado con tanta pasión y había huido de ella… estaba justo en el borde.
Todo el mundo tenía razón, estaba enamorada, no tenía remedio y estaba en ella decidir a donde se dirigían con esto. Al fin entendía, Can la iba dejar decidir si darían juntos un paso adelante o cada quien continuaría por su lado. Viendo las estrellas desde su balcón siente la necesidad de compartir ese momento, pero a su lado no hay nadie, solo el recuerdo de que en algún momento la vida le dio una probadita de lo que podría ser… era tiempo.
Llega al edificio muerta de nervios, apenas es consciente del frio o la ropa que lleva. No sabía si estaría el dispuesto a escucharla, o si la echaría de su vida para siempre… aprieta con fuerza el celular en sus manos, eran más de las 2 de la madrugada, pero no le importaba, era ahora o nunca; con paso decidido se acerca a su puerta.
Toma una profunda respiración, a pesar de sus nervios, las mariposas en su estómago y el nudo en su garganta toca la puerta… la puerta se abre, mirando sus ojos ella solo sonríe.

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