CAPITULO IX "TE AMO"

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SOLO UNA HISTORIA DE AMOR

CAPITULO IX “TE AMO”

D.
Sentía todo el cuerpo revuelto de nervios, sus piernas temblaban y su cabeza se sentía mareada, si no hubiera sido porque Can sujetaba fuertemente su mano se habría caído justo en la acera. Conocía las consecuencias de sus actos, era consciente de lo que pasaría por aventurarse a seguir su corazón, pero eso no la exentaba de querer vomitarse de los nervios justo ahí mismo. Can le había dicho que la amaba… Faruk quería hablar con ellos, pero Can le había dicho que la amaba y Faruk quería hablar con ellos, pero mucho más importante: ¡CAN LE HABIA DICHO QUE LA AMABA! Ese pensamiento no deja de golpear su nublada mente.
Demet no se explicaba como Can podía caminar con tanta seguridad, parecía un roble fuerte y orgulloso que la sostenía, todo el trayecto nadie dijo nada, Faruk solo los saludo y les pidió que entraran a la camioneta, Can se mostró amable y sonriente, pero ella estaba tan estresada que se sentía como un resorte totalmente estirado, en algún momento saldría disparada de ahí. Al llegar al edificio tan familiar, Faruk les pide que esperen, pero Can de inmediato susurra en su oído que espere ahí y entro detrás de él cerrando la puerta frente a ella dejándola afuera.
Demet estaba tan nerviosa que apenas procesa lo que acaba de suceder. Can la había dejado afuera y sola. No tenía idea de porque había pasado Can con Faruk dejándola atrás, ella era parte imprescindible del problema así que su turbación solo se convirtió en rabia cuando la puerta de la oficina se cerró frente a ella e hizo eco en todo el edificio.
Pensó en abrir la puerta o simplemente tocar, pero no haría un berrinche ahí, si Can quería comportarse de esa manera que bien, ella no seguiría su juego. Se pasea frente a la oficina abriendo y cerrando las manos llena de nerviosismo, hasta que unas voces la hacen levantar su vista acelerando su corazón, los representantes de Can y la suya iban caminando hacia ella, todos con una expresión seria y calmada, eso no era bueno.
Después de los saludos y antes de que cualquiera pudiera preguntar que sabía el otro de la situación Faruk abrió la puerta y los invito a pasar, de inmediato Demet se sentó junto a Can porque a pesar de que estaba enojada por excluirla tampoco tenía sentido ocultar lo obvio y los otros tres se sentaron a un lado de sus respectivos clientes, unos segundos después Cagri entro con su relajada sonrisa y se sentó detrás de ellos.
- Chicos los he hecho venir porque hay algo importante que discutir, imagino que ya saben de qué se trata, pero antes de que podamos comentarlo quiero extender mi felicitación. Can, Demet estoy muy orgulloso y no puedo pensar en dos personas más talentosas, trabajadoras y profesionales que se merezcan ese premio que acaban de recibir, felicidades a los dos – Faruk muy tranquilo de lo que hace toma un control e hizo que se encendiera una televisión que estaba detrás de él, después apareció la entrega de premios – quiero que todos vean tan importante acontecimiento…
Todos los presentes estaban muy confundidos por lo que estaban viendo, no sabían bien cuales eran las intenciones de Faruk para hacer algo así, lo único que era evidente en la sala era la tensión de Can y Demet porque para ellos era como ser llevados directamente a una trampa, una muy bien planeada a la que habían accedido de buena gana.
En la pantalla ambos son entrevistados y les hacen preguntas tanto personales como de la serie, Demet aprieta de forma inconsciente la mano de Can recordando el maravilloso momento juntos que habían pasado antes de eso, como Can la había besado hasta hartarse y ella se había sentido en las nubes, da una mirada a Can y sabe que piensa lo mismo porque este cubre su boca con su mano disimulando una sonrisa. Ella estaba furiosa con él, pero eso no quitaba que amara cada instante que pasaban juntos.
Mientras esta el video Faruk no deja de observar con atención las expresiones de Can y Demet además de las manos unidas que tienen, ya veía venir esto, lo había presagiado cuando había hecho la primera prueba juntos, había electricidad, atracción y un montón de cosas más que el no alcanzaba a describir, pero no era eso lo importante, también había muchas cosas en juego que no estaba dispuesto a permitir dejar caer. Cuando acaba el reportaje, Faruk apaga la televisión y se sienta frente a todos del otro lado de su escritorio.
- Muy bien, ¿qué paso ahí? – pregunta entrelazando sus manos alternando su mirada entre Can y Demet. Todos se dan miradas, era, era obvio que Faruk no buscaba una respuesta simple y tonta así que todos dejaron que hablara – está bien, hablare yo. Can y Demet ya habíamos discutido su situación y llegamos al acuerdo de que serían precavidos, pero hora les tengo que preguntar, ¿esto es precaución?
Desliza una foto delante de todos, a simple vista Can y Demet solo estaban siendo entrevistados, ella con las manos en las bolsas de su vestido y Can con una mano sobre otra, nada que no hubiera hecho antes, pero era evidente que había algo más, la foto no era tan inocente como parecía. Tensión.
- Entiendo lo que quieres decir… - susurra Cuney antes que nadie dijera nada. Faruk sonríe forzadamente mientras todos voltean a ver a Cuney – fue todo demasiado obvio…
- ¡Exacto! – estalla Faruk, vuelve a poner la grabación de la entrega desde que Can y Demet llegaron a la premiación – ¡díganme ustedes! ¿Eso es disimular? Son actores, se supone que saben guardarse sus propios sentimientos y representar alguien más, pero lo que yo veo ahí es totalmente lo opuesto; Can quiero que te veas por favor, todo tu cuerpo lleva tanta tensión casi como un aura, sé que estabas sufriendo por tus ojos, pero vamos, en una ocasión grabaste con temperatura y ni siquiera se notó. Demet, hija mía, ¿que fue eso? Sostuviste ese vestido como si se te fuera a ir corriendo y parecía que alguien te había tensado la cara, ¡tú no sonríes así! Todo el mundo se enfocó en ustedes dos y su incapacidad de ocultar su relación y la serie paso a segundo plano, recuerden que es su trabajo promocionarla, pero internet estalló con su muy poca muestra de profesionalismo, lo mismo hubiera dado que se hubieran besado frente a las cámaras. Lo que quiero sabes es que vamos a hacer, se supone que tienen asesores de imagen, relaciones públicas y eso, ¿porque no los están utilizando? No estoy en contra de su relación, estoy en contra de cualquier cosa que afecte a la novela. Punto.
Demet se sentía como una adolescente a la que habían atrapado con su novio saltándose las clases y el director hubiera llamado a sus papas, era tan vergonzoso que hasta podía sentir sus mejillas coloreándose. Si alguien se tomaba el tiempo de repasar la vida a morosa de esta chica podría deducir que ella era de sentimientos puros y limpios, alguien agradable a la que le gustaba tener novio y pasarla bien, como a casi todas las mujeres le encantaba presumir sus momentos románticos, el sentirse amada y correspondida. Eso sí, era cuidadosa en ofender a terceros y hacia lo máximo posible por separar su vida privada de su trabajo porque le gustaba ser responsable y había trabajado duro en llegar hasta donde estaba ahora.
Con Can, no sabía que le pasaba, tenía esta urgencia de estar siempre con él, necesitaba sentirlo cerca para estar tranquila, si no estaba se sentía triste y hasta su siempre esplendorosa energía bajaba, no entendía bien en qué momento había sucedido pero SIEMPRE estaba en sus pensamientos, obsesionada con cualquiera que se le acercara demasiado y envidiosa de cualquiera que le hablara cuando ella no podía; los síntomas eran claros, estaba enamorada, pero esto era un nivel diferente, a pesar de los nervios y las preocupación la respuesta siempre era él.
Can empieza a defenderlos, sobre todo ella, de ese acontecimiento, explica a Faruk sobre su poca experiencia “escondiendo” una relación y como fue de abrumador tener a toda la prensa centrada en ambos, defendía su punto de el sobre su enfermedad exigiendo su comprensión ante el hecho de que estaba muy adolorido y las luces habían sido intensas y atribuía la tensión de ella a un “peso excesivo” del vestido, Can sabía lo que hacía y era bueno para hacerlo; cualquiera que mirara se daría cuenta de la profundidad de la mirada de Demet, como prestaba atención a cada movimiento que hacía Can con sus labios y sus ojos, como no soltaba su mano y como estaba embelesada escuchando como argumentaba y defendía con decisión y fuerza. No era necesario profundizar en el tema porque a los ojos de todos los presentes era obvio que más allá del trabajo y las expectativas, ambos estaban el uno con el otro, iban de la mano.
Faruk se deja convencer porque después de todo no podía hacer mucho, era su trabajo estar en constante precaución y salvaguardar cada proyecto con celo, después de un largo rato los despide a todos con advertencias.
Desgraciadamente para Demet y Can ambos se ven en la necesidad de separase para discutir con sus representantes el que hacer después de esto, para Demet está bien porque apenas cerrada la puerta su enojo con Can aumento en proporciones épicas.
Odiaba que la excluyeran y la dejaran fuera, estaba muy resentida con él por eso y la hacía sentirse como si estuviera con Seckin otra vez, ahora abría los ojos, siempre la había tratado como a una niña inmadura que tenía la suerte de estar con él y cero inteligencia para decidir sola. Pero no esperaba que Can fuera de la misma manera, un fuego que nada tenía que ver con las maravillosas sensaciones que sentía cuando pensaba en el sobre de su estómago a su pecho y de ahí a su cabeza, estaba bastante molesta.

C.
El día anterior Can ya no volvió a casa con Demet porque la discusión con Cuney e Ilker se alargó demasiado y ya era tarde cuando terminaron, había sido un día bastante intenso para ambos y quería dejarla dormir. Solo le mandó un mensaje de buenas noches al que ella no contesto.
Se sentía intranquilo, no quería que los miedos de Demet regresaran otra vez por la llamada de atención de Faruk que a pesar de sus argumentos él no se iba a detener, siempre iría su amor por ella primero. Esos eran pensamientos de él, algo que lo distraía del verdadero problema y lo hacía sentirse como un adolescente asustado lo que era ridículo porque ya estaba casi en sus treinta primaveras, le dijo a Demet que la amaba y ella no respondió. Bueno, no es que la hubieran dejado porque enseguida los interrumpieron, pero sus propias inseguridades lo asaltaban, con ella nunca sabía que esperar. Al llegar al set entra a su supuesta oficina donde espera impaciente, cuando la ve entrar se acerca, pero ella lo detiene con la palma de la mano levantada…
- Alto, no vas a acercarte a mí. ¿Ahora si quieres que estemos juntos? ¿Qué tal ayer cuando me dejaste fuera? – lo reprende ella con las mejillas encendidas y susurros para que nadie los pueda escuchar, aún era temprano y no había demasiada gente; Can la observa tratando de entender a qué se refiere – ¡no soy una niña Can!
- ¿De qué hablas? – pregunta perdido. Ella rueda los ojos.
- ¡Hombres! No puedo creerlo… - se queja dándosela vuelta.
Para su mala o buena suerte, depende de cómo se mire, “Can y Sanem” estaban en un punto bastante bueno de su relación y eso los obligaba a estar prácticamente uno sobre el otro. Can se aprovechó de la situación y ella lo dejo, no porque lo hubiera perdonado, él ni siquiera sabía porque estaba enojada, pero le dejo hacer porque esa inagotable sensación de necesidad era más fuerte que su coraje y eso solo la hacía enojar más. Por alguna razón que Can no entendía, Cagri hizo todas las escenas de ellos primero y las solitarias las dejo para el final.
Prácticamente todo el día Demet se alejó de Can con pretextos sobre estar molesta con él y volviéndolo loco al no decirle porque, después de un rato donde Can estaba en una prueba de fotografía y vestuario busco a la responsable de su locura recién descubierta, pero esta no estaba y cuando pregunto por ella a Cagri este le contesto que se había retirado por sentirse mal. Can sentía que todo estaba en su contra, Cagri no lo dejo ir hasta que hubo terminado de grabar y se hizo la aprobación de su vestuario para el siguiente episodio, después de una larga discusión de varias horas, además, si cabe añadir a su creciente molestia, cierta “compañera” no dejaba de lanzarle miradas como si él fuera el mismo diablo. Ya estaba harto.
Al fin en casa de Demet toca la puerta sin cesar, sabía que no servía de nada tronar su celular con llamadas, ella lo ignoraría.
- ¡¿Que?! – responde ella en tono molesto abriendo la puerta de golpe. Algo no estaba bien, sus suaves y coloridas mejillas se veían pálidas, sus ojos ojerosos y llorosos, sus rellenos labios secos y su cuerpo temblaba sin parar – un día vas a tirar mi puerta Can…
- ¿Qué te pasa? – pregunta el con una mano en su mejilla ignorando su acusación, parecía que se fuera a desvanecer en cualquier momento, al sentir su piel es como una llama ardiendo.
- Me siento un poco mal, es todo… - susurra titiritando y regresando a su habitación sin molestarse en voltear. Can cierra la puerta siguiéndola.
- ¿Ya tomaste algo? – pregunta preocupado.
- No, estoy bien. Solo estoy un poco cansada, se me pasara… - Demet no se molesta ni siquiera en saber si la sigue o no, solo se recuesta en su cama tapándose completamente, tenía demasiado frio.
- Amor esto no está bien… - susurra Can más asustado que nada al verla tan débil, Demet no abre los ojos y se tapa completamente, Can vuelve a tocar su frente y no tiene ninguna duda. Está ardiendo en fiebre – tengo que quitarte esto…
Can empieza a quitar la cobija esperando que se queje o le diga algo, pero ella está más allá de eso, lo hace reaccionar con horror porque de todos los escenarios él prefería mil veces que le gritara a que estuviera así; la deja solo en la fina blusa de tirantes de seda y pantalón, la carga con cuidado y la lleva al amplio baño donde nivela el agua para que esta tibia. Demet solo se recuesta en su pecho murmurando cuanto frio tiene.
- ¡AAAAAH! ¡CAN! ¡¿QUE HACES?! -grita cuando se mete con ella en la regadera y es consciente de donde esta y lo que le está haciendo. Toda la ropa se pega a su cuerpo, pero en este momento no puede fijarse en eso por lo preocupado que esta.
- Tienes la temperatura demasiado alta, estas ardiendo Demet y no voy a dejar que tu terquedad se interponga entre tu salud y yo – con esa mirada y puchero infantil tan característico de ella solo se queda ahí echándose el cabello hacia atrás mientras la sostiene de la espalda, los ojos de él se entrecierran por el agua cayendo sobre ambos – solo serán unos minutos, no te voy a soltar…
Demet asiente con una mirada de mortificación. Algo en el semblante de ambos cambia, no habían tenido tiempo para hablar de lo que había pasado antes de que Faruk los llamara ni después, todo era muy reciente, pero el sentimiento estaba ahí, latente y brillante pidiendo a gritos que fuera desahogado para poder volar libremente. Can podía leerlo en sus ojos, pero necesitaba leerlo de sus labios.

D.
No sabía que era más horrible para ella, que Can se hubiera metido a la regadera con ella y no poder apreciar bien su musculoso cuerpo mojado, que el SI se hubiera percatado del de ella, que hubiera rebuscado entre sus cosas para llevarle ropa seca, que le hubiera hablado a su madre a esas horas de la noche para preguntarle que podía hacer para hacerla sentir mejor o que en este momento el doctor, al que había llamado con urgencia, la estuviera regañando por permitir que su estrés la llevara a eso además de darle a Can todas la recomendaciones a seguir haciéndola sentir como una niña… otra vez. Tenía muchas ganas de rodar los ojos y esconderse bajo la cobija.
Cuando se había estado cambiando, a pesar del trabajo que le costó por los temblores pudo escuchar como Can le hablaba a alguien para que viniera a verla, después había mencionado que era el medico que había atendido a su padre y a él por años cuando pasaban tiempo juntos. Le daban muchas ganas de discutir, pero para su gran molestia, el medicamento estaba funcionando.
Después se había quedado dormida, cuando volvió a abrir los ojos, Can estaba sentado a un lado de ella con un libro en su mano.
- Can… - susurra con voz rasposa. De inmediato él se levanta del pequeño sillón que había movido y se acerca a ella con rapidez tocando su frente y su mejilla. Seguro era de madrugada, pero para desesperación y encanto de Demet, Can seguía viéndose como el príncipe azul de cualquier chica.
- Mejor… tengo hambre – de inmediato Can sonríe.
- Eso es muy bueno, te traeré sopa y tu medicamento – con un beso su frente Can sale de su habitación. Algo en el corazón de Demet parece querer explotar, no tenia nada que ver con su enfermedad, era algo distinto, algo que llevaba mucho tiempo y que había crecido desde ser del tamaño de una semilla a una enorme bomba que pareciera que en cualquier momento va a estallar.
Después de comer y discutir por tener que tomarse un sorbo del té de dudosa procedencia y con un olor horrible que Can había puesto frente a ella, al fin se sentía mejor, exceptuando claro la bomba atómica en la que se había convertido su corazón.
- Tómalo Demet… - le insiste sentado frente a ella en el pequeño sillón que había acercado a su cama.
- ¿Porque no te sientas conmigo? – se queja enojada pro su lejanía.
- No quería molestarte, necesitabas descansar – se justifica el con esa tierna mirada que adornada por su cabello suelto lo hacía verse infinitamente dulce. No se lo estaba poniendo fácil.
- No me molesta – responde con firmeza haciéndole espacio en la gran cama, de inmediato Can se mete dentro de la cama acercándola a él para que quede entre sus piernas, tenía una gran facilidad para cargarla, de inmediato la cubre otra vez y por detrás de ella vuelve a tomar la taza de té que ella había dejado olvidada.
- Pensé que sí, ¿ya me vas a decir porque estas tan enojada? – pregunta el en un susurro cerca de su sien probando un estremecimiento en su cuerpo.
- Me dejaste afuera de la oficina de Faruk cuando llegamos, no sé de qué hablaron que yo no podía escuchar, ¡eso me molesto! – se sentía un poco mejor al dejarlo salir – ¿qué le dijiste?
- Te lo diré mientras te tomas el té – sin que Can la vea, Demet rueda los ojos, era mejor acabar con eso.
- Bien – responde en tono seco.
- Le pedí que cualquier consecuencia me asegurara el que no perderías tu trabajo, lo que fuera, tendría que caer contra mí. Así de simple. – Demet suspira, ya había sospechado que algo de eso era de lo que se trataba. Con cuidado de no derramar el líquido que aún no se tomaba, se gira hacia el para poder ver mejor su perfil.
- Can no puedes volver a hacer eso – antes de que él pueda refutar pone una de sus pequeñas manos en los labios de él, de inmediato la besa y ella le da una pequeña sonrisa – déjame hablar, no puedes tratarme como si yo fuera tu “damisela en apuros” o una “niña”, detesto eso. Si vamos a hacer que esto funcione tenemos que ser los dos, NO PUEDES TOMAR DECISIONES POR MI, adoro cuando eres todo posesivo y protector, pero debes dejarme mi espacio. NUNCA más me dejes fuera o no sé cómo vamos a poder seguir adelante, ¿Cómo seré feliz al ver que sacrificas todo por mí y te lastiman en el proceso? Eso no puede ser y no tiene sentido, ¿acaso me pides lo mismo? ¿Serás feliz viéndome lastimada? No me pidas que haga eso, por favor, vamos a lo que sea, pero juntos…
Can suspira estudiando sus facciones, Demet era demasiado buena para él, desde hacía mucho había llegado a esa conclusión y en su impulsividad quería salvaguardarla de cualquier cosa y circunstancia pero en ese momento solo pensó en lo que lo que él creía que era mejor para su propia tranquilidad sin pedirle opinión, no se arrepentía de lo que había hecho porque seguro era que si se pudiera regresar el tiempo lo volvería a hacer pero tampoco quería perderla, era la primera vez que amaba a alguien.
Demet lo observa con esos grandes ojos esperanzados y esos labios tan bonitos llenos de promesas esperando la respuesta que tanto ansiaba.
- Ok, está bien… - responde el con un suspiro tratando en no pensar que eso le costaría una barbaridad – pero tomate el té…
- ¡Off! – se queja dando sorbos con una mueca de disgusto.
- Si lo tomas todo soy capaz de ir a ese programa que tanto quieres y cantar junto a ti sin quejarme ni una sola vez… - susurra el en su oído provocándola. De inmediato ella levanta la cabeza.
- ¡¿En serio?! – grita emocionada. El asiente contento de que al fin sonreía.
- ¡Aaaah Can! Va a ser muy divertido, no te preocupes, escogeré una canción sencilla en la que apenas tendrás que moverte… - lo consuela emocionada. Can solo se ríe bajito acomodándose en su hombro para besarlo una vez, en lo que se refería a Demet siempre acababa haciendo las cosas más extrañas.
Después de un rato donde ella al fin se acabó dos tazas más de té que Can sirvió para ella, se sentía mejor, y como no, si estaba recargada en su musculoso pecho y acariciada por sus grandes manos recibiendo continuos besos en su mejilla. Adoraba sus manos, eran tan perfectas y cómodas de alguna manera, siempre que la acariciaba con ellas se sentía en la cúspide del mundo, ojalá la pudiera acariciar siempre…
Eso la hace ir a otro pensamiento, levanta su vista a la hora en la esquina de la televisión ¡eran las 2:35 de la madrugada! Había estado tan perdida que no se había dado cuenta de que Can no durmió absolutamente nada porque aún estaba despierto, no dejaba de besarla y preguntarle si estaba bien.
- ¡Can! – susurra para llamar su atención.
- Mmm… - responde el jugando con su cabello.
- ¿Has dormido algo? – pregunta dándose la vuelta completamente para mirarlo bien. Estaba vestido con la ropa que le había prestado la última vez, se sentía egoísta, había estado tan preocupada por ella misma que no había pensado en que él se había empapado tambien y no había dormido.
- No – responde el con sinceridad - estaba cuidándote…
Su sencilla declaración activa esa bomba en su pecho otra vez, ahora se sentía más pesada e incontenible. ¿Estaba cuidándola? Can se queda estático esperando a ver que va a hacer, pero ella apenas puede moverse pensando en los días anteriores, en la celebración de la entrega de premios, como le había dicho que algo en su mente no lo dejaba dormir, luego en la reunión con sus representantes y eso sin olvidar las grabaciones que habían absorbido cada instante de sus vidas. Demet lo observa mejor y puede notar las ojeras bajo sus ojos, el cabello desarreglado, la ropa prestada y estaba segura que apenas había comido. Can se había tomado la molestia de pasar por dificultades, perdidas de sueño y sus cambios de humor solo para cuidarla y no solo eso, Can estaba CEDIENDO A LO QUE ELLA LE PEDIA, no dejaba de asombrarla.
Demet había sido testigo de muchas de las veces en que convencer a Can Yaman de que hiciera algo que no quisiera era toda una lucha casi casi casi imposible de ganar, la chica recordaba las veces en que Asli había sugerido colores brillantes para su personaje de acuerdo a la temporada de verano a lo que él se negaba rotundamente y no hubo manera de hacerlo cambiar de opinión, tenía una cosa muy imparcial por la puntualidad, odiaba que lo levantaran cuando dormía y el tener que dar explicaciones o la mala educación le volaba la cabeza de enfado, no se diga cuando alguien osaba mentirle, quizá era el abogado que llevaba dentro pero Can era un fiel defensor de la verdad y aborrecía las mentiras. Can tenía habilidades para el convencimiento apoyadas en una belleza genética y una educación bien instruida, pero al revés, era un mundo totalmente distinto.
Tal vez para el resto del mundo esas fueran simples nimiedades o el comportamiento de Can fuera simplemente producto de su buena voluntad, pero Demet que lo conocía bien sabía que no era así. Ella lo veía desde una perspectiva diferente al resto del mundo, la había hecho sentir cómoda como un buen amigo hace a su mejor amiga, la apoyaba como un compañero fiel, la hacía sentir admirada y adorada como un hombre enamorado lo hace con su el objeto de su amor y la había hecho sentir la mujer más dichosa tantas veces que ella siempre esperaba por más. No sabía la chica en qué momento había pasado, era un pensamiento continuo en su cabeza, pero fuera del cliché que supusieran sus pensamientos y emociones se daba cuenta que era algo significativo para ella, diferente. Su corazón explota de emoción al buscar la salida a todas esas sensaciones que venían atormentándola desde antes, ya no la ahogaban, no se sentía oprimida o forzada, ese sentimiento era muy diferente a los otros, más maduro es su manera de manifestarse, pero más fuerte en como brillaba para ella… era hora de dejarlo fluir.
- Can… te amo – susurra sosteniendo su mirada con aplomo. En sus ojos no hay broma, juego, risa o diversión, tampoco hay ironía o ese miedo al que el temía siempre, para nada, en su mirada hay fuerza, seguridad y lo más importante, amor.
De inmediato, Can sonríe atrayéndola contra él y darle la respuesta en la única forma en que puede pensar en ese momento, con cuidado toma su mejilla con su mano para acunarla, ella sonríe apoyándose en ella, poco a poco, como si sus cuerpos fueran uno se acercan mutuamente para encontrarse en un beso que al fin terminar por acariciar sus almas y llenarlas de aquella luz que por tanto tiempo habían buscado.

“Una de las ventajas de ser lo que soy, un sentimiento, es que no pueden verme y la verdad tampoco creo que importe porque están tan absortos el uno con el otro que apenas notan su alrededor, ¿debería decirles que está lloviendo y dejaron la puerta del balcón abierta? No quisiera interrumpir, ambos se ven tan cómodos y felices que me cuesta incluso dejar de mirar. Sentado en la mesa frente a la cama los observo mientras destapo mi quinta barra de chocolate (lo sé, tengo una adicción) ambos están abrazados enredados en las cobijas, la tiene firmemente abrazada y tan cerca que no se alcanza a distinguir donde acaba él y donde empieza ella, sus narices bailan en una lenta sintonía y de vez en cuando sus labios se juntan en un corto pero sensual beso lleno de tranquilidad y de dicha.
No parece que quieran moverse de ahí, no es que quisiera que lo hicieran, con los ojos cerrados ambos disfrutan de este momento de realización ante el descubrimiento de que existo, obviamente no saben que tengo un cuerpo físico porque probablemente les daría un ataque, pero si pueden verme relucir en los ojos del otro y ya al fin han escuchado mi idioma en los suaves besos que de vez en cuando rozan sobre él otro; como decía el buen Bennedetti que paso años escribiendo sobre mí y mi existencia “Para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que también uno es querido, que uno también inspira amor” no hay que mejor demostración que esta, ¿no es un síntoma del amor el que uno empiece a cambiar su carácter y sus costumbres de forma totalmente inconsciente? El ser amado llega a agitar la vida, el ser amado correcto que también corresponde a esos sentimientos llega a mejorar, a renovar y ayudar a que se salga de esa zona de confort a la que tanto se aferran las personas pero que ruegan por dejar atrás.
Can lo entiende así, desde que Demet llego a su vida poco a poco su carácter se fue ablandando, sus costumbres de fueron renovando y su manera de pensar empezó a dar un giro total; en el caso de ella pasa lo mismo, ese miedo que ensombrecía su alma empieza a curarse, sus decisiones son mas maduras y su vida toma una vía más aventurera, atrevida, pero sobre todo mas feliz. No quiero decir que el ser amado te cambia al punto de transformarte en otra persona o en quien él quiere que tu seas, solo enaltece lo que ya de por si existía dentro de ti porque como lo dije antes, no soy egoísta, al contrario, me enfoco solo en pensar en los demás y como este es un rasgo muy notorio las personas lo demuestran en actitudes donde sus preocupaciones se enfocan en la persona amada, van desde lo mínimo como lo que hizo Can quedándose con ella velando su sueño hasta que mejorara, hasta lo máximo, estando delante de ella para recibir el golpe de lo que su amor pueda provocar.
No es sencillo dibujar la línea, en ciertas ocasiones se convierte en algo oscuro y egoísta o hasta perturbador desdibujando y matando lo que en un principio era un hermoso sentimiento pero al final termina destruyéndome; mientras se siga teniendo en cuenta que se ama a la persona como es, con sus defectos y virtudes, se le ayuda a ser mejor sin quitarle el poder de la decisión, todo se convierte en algo maravilloso que con el tiempo va evolucionando”.

C.
- ¡Despierta dormilón! – siente los besos de su chica en sus mejillas y su frente. ¿Cómo iba a despertarse si ella hacia eso?
- No… duerme otra vez – susurra buscando a tientas para jalarla en la cama contra él. Un aroma intenso y familiar lo hace abrir lo ojos, ella esta lista, bañada y burbujeante; la mira incrédulo con los ojos entrecerrados – ¿cómo te sientes?
- Estupendamente, levántate anda, te hice el desayuno – como si tuviera un resorte en las piernas, se levanta de la cama con una bandeja llena de comida. La observa de arriba abajo otra vez, nada quedaba de la Demet triste y cansada de antes.
- Al parecer el té funciono… - susurra incorporándose con una sonrisa burlona.
- Mucho, pero no me digas que está hecho porque sabia horrible y me da miedo saber, solo dejémoslo así. ¿Como dormiste? – pregunta sentándose a su lado para poner un pedazo de fresa en su boca.
- Muy bien, mejor ya que tu estas mejor… - ella sonríe ampliamente y lo abraza para besarlo continuamente en su mejilla. Can se siente extrañado, normalmente no era tan expresiva pero no se iba a quejar, estaba muy feliz de que no fuera tímida con él.
- Bueno come rápido porque tenemos que irnos, además ya acepte nuestra participación en el programa – Can hace una mueca ante eso, había sido muy consciente de lo que le estaba prometiendo, pero ya que lo estaba haciendo se sentía nervioso, nunca le había gustado bailar y cantar, mucho menos exponerse al mundo por ello, las redes sociales se lo iban a comer – iremos mañana después de filmar…
- Ok… - responde simplemente comiendo. Demet nota su nerviosismo, se acomoda en sus rodillas frente a él y sonríe acariciando su mejilla.
- Te amo... – la sonrisa de Can es inmediata y espontanea, baja la mirada y agita la cabeza. Con cuidado quita la bandeja de enfrente y abre los brazos, ella se avienta a ellos en un abrazo que les acaricia el alma y les acelera el  corazón.
El día estaba bastante gris y lúgubre, el poco sol que se asomaba entre las nubes apenas daba claridad al ambiente, filmar esta siendo un poco complicado por la humedad que parece envolver todo a su alrededor mas no es imposible, solo es mas laborioso. Afortunadamente para Can y Demet no es un inconveniente, ambos parecen llevar la energía y luz del sol dentro de ellos, a su alrededor hay cuchicheos y miradas significativas, pero están tan enredados en su propio mundo que no lo toman en cuenta. Mientras estaban en la camioneta de Can, la mandan llamar, como un adicto enamorado sin control, Can se apresura a la ventana para verla irse. ¿Cómo era posible que incluso en esos amplios abrigos se viera tan hermosa? Su cara juvenil y radiante brillaba aun a pesar del día nublado, su energía la cubría como a un halo reluciente y su burbujeante risa parecían campanillas que adornaban el ambiente, Can sacude la cabeza. Estaba hundido hasta las cejas por esta chica.
La observa de lejos, un grupo de perros que pasan por ahí llaman su atención y se acerca a ellos, es tan cariñosa con ellos que no puede evitar el congelar el momento con su celular, sin que se de cuenta la graba mientras les hace cariños y les da simulaciones de sonoros besos con esos hermosos labios y les dice palabras cariñosas; ella levanta la vista a donde esta el y lo saluda sonriendo. Algo golpea su corazón siempre que lo hace. A pesar de sus nervios sobre la presentación que harían juntos, Can se sentía muy optimista, de alguna forma extasiado por estar siempre juntos así que cuando vuelve hace una grabación de ambos sobre su apoyo y amor mutuo a los animales, adora la voz de Demet, siempre tan risueña con un toque infantil… definitivamente ese día estaba más allá de enamorado de la chica.
Poco a poco fueron acercándose al día, Demet y el habían ensayado la canción hasta el cansancio, tanto en su casa como en el estudio porque el problema no era que se la aprendiera, era más bien que la cantara. Participar en un programa de ese tipo era un gran mérito, se sentía orgulloso, pero también muy estresado, todo el mundo volteaba a verlo por la gran conmoción que provocaba el que estuviera de acuerdo en participar en algo así cuando jamás lo había hecho, hasta su mismo padre aun le preguntaba si estaba seguro… eso no ayudaba en absoluto.
- Hey… no pasa nada – susurra Demet a su lado antes de entrar al escenario. Se veía tan hermosa que tenia unas desesperadas ganas de besarla entera; ella toma su mano y en una muestra de cariño la besa – ahí estaré yo, solo sígueme…
- Recuérdame porque acepte hacer esto… - susurra el con los ojos cerrados tratando de enfocarse, si seguía observándola así olvidaría todo y estaría en una situación muy incómoda, ya era bastante malo que la imagen de su cuerpo empapado no se fuera de su mente.
- Mmmm… porque me amas – responde con seguridad. Él sonríe por la dulzura de la declaración.
- Cierto – responde acercándola con cuidado sin soltar su mano. Les había advertido otra vez ser discretos, pero no iba a negarse a sí mismo la suavidad de sus rellenos labios…
Antes del descanso por año nuevo, estaban filmando las ultimas escenas para dejar todo listo para el primer capitulo de enero, Demet rayaba en emoción y nervios igual que él, pero por diferentes razones, ella estaba mas preocupada por su operación que por el hecho de que el programa de La Voz Turquía con su participación saliera al aire en esos mismos días, lo bueno es que estaría lo suficientemente distraído para no prestarle atención a los malos comentarios. Las mujeres eran creaturas muy extrañas pensaba Can mientras sacaba una araña que se había colado en la camioneta de Demet y esta gritaba aterrada detrás de su espalda, las cosas que deberían asustarlas las hacían ponerse fuertes y las que no, pareciera que tenían un resorte en los pies y saltaban por todos lados. Mientras Demet se asegura que haya sacado a la escurridiza araña contesta su teléfono que no ha dejado de vibrar…
- Mama… - responde observando a su madre en la pantalla. Esta sonríe con cariño.
- Mi querido niño, perdón, ¿te desperté? – pregunta con mirada suave.
- No, aún seguimos grabando – responde resignado. Demet se asoma por detrás y ambas se saludan como si fueran madre e hija.
- Querida mía, que bueno que estás ahí. Quisiera hablar contigo sobre algo importante… ¿te molestaría? – Can y Demet intercambian miradas, pero Demet sostiene el teléfono saliendo detrás de Can.
- Dime Guldem – responde con una sonrisa recordando que la madre de Can le había pedido que le hablara por su nombre – ¿qué puedo hacer por ti?
Para frustración de Can, tenía que grabar una escena sin su mujer y no le quedo mas remedio que dejar a ambas hablando y esperar a ver de que se trataba. A Can en ocasiones le cansaba mucho grabar escenas con alguien que no fuera Demet, y no es porque despreciara a sus otros compañeros o se sintiera mejor que ellos, pero ella era muy enérgica y divertida, sus escenas salían tan naturales que hasta lamentaba acabar tan rápido, caso contrario a alguien más. Can tenia la sorprendente habilidad de retención mental que muchos no tenían, causa de los años de estudio en la universidad, en la carrera que había elegido la memoria era fundamental así que había pasado noches enteras desarrollando su potencial en ese aspecto, pero en este mundo de la actuación, a veces era visto como orgulloso o presumido por ello cuando solo tenía mucha más práctica, eso solo lo hacia girar los ojos. No se sentía mejor que nadie, pero a veces las diferencias eran obvias.
Después de un par de horas, al fin pueden volver a casa (de ella específicamente), ya le había preguntado de que había hablado con su madre, pero ella solo le respondía que era una sorpresa. Cuando ya estaban en su cómodo sofá observando la panorámica que ofrecía su ventanal, con Civan en sus piernas le vuelve a insistir…
- Bueno, y entonces… ¿de qué hablaste con mi madre? – pregunta insistente acariciando a Civan que ronronea.
- Eres muy curioso, ¿sabes? – responde ella con una risa y un enorme vaso de agua mientras se sienta a un lado de el con las piernas bajo su cuerpo, suspira con una sonrisa – tu madre me invito a su cena de año nuevo...
- ¿En serio? – pregunta asombrado. El la iba a invitar ya, de hecho, se lo había mencionado de pasada, pero no había hablado a fondo de eso, que su mama lo hiciera hablaba de cuanto le agradaba Demet.
- Si, estuvimos discutiéndolo y me dijo que tiene unas amigas que pueden encargarse de la comida y le encantaría mi opinión, le dije que ofrecía mi casa y estuvo de acuerdo – Can sonríe, su chica siempre era tan generosa.
- ¿Ya le avisaste a tu familia? – pregunta acariciando ahora la mano de ella que tiene en su pierna.
- Aaaah… nosotros, bueno, no somos mucho así… - una sombra oscurece su semblante. Por estar tan ocupado conquistándola, lidiando con Faruk y cantando no se había puesto a pensar en la relación que tenia con su familia, o en la casi nula relación. Rara vez los mencionaba, al que conocía mas era a su hermano, pero los demás era raro que la visitaran… eso era… extraño. Después de un momento en silencio vuelve a sonreír.
- Lo que me lleva a otra cosa… - sonríe con coquetería y saca una pequeña caja de la bolsa de la sudadera que está usando – es para ti, un regalo…
- ¿Un regalo? – susurra con esos ojos entrecerrados que ponían tan nerviosa a Demet, suelta al gato para verificar la caja – dime que es una foto tuya de cuando te bañe…
- ¡Can! – le regaña coloreándose de rojo. Le encantaba jugar con ella por esa vez. Se ríe de su sonrojo mientras inspecciona la caja…
- ¿Una llave? – pregunta extrañado. Ella lame sus labios, pero sonríe.
- Es de la casa… - responde con las mejillas encendidas, ambos intercambian miradas, pero Can no puede decir nada; a pesar de la personalidad tan abierta y social de Demet era muy recelosa en muchas cosas y que le diera una llave de su casa era… increíble; ante su silencio sus mejillas se vuelven más brillantes – ¡no es para que te mudes! Es solo, bueno, me gusta que estés aquí y a veces te vas muy tarde y me preocupo o como la otra vez que me sentía mal, ¡no quiero que tires mi puerta de tanto golpe! Pero con la llave ya puedes entrar y no hay problema si dejas algo, no te estoy presionando a nada, solo quiero que la tengas por si acaso, pero si quieres dejar cosas, aunque no te tienes que sentir obligado, es ya sabes, reserva. Voy a cuidarte cuando te operes así que me pareció lógico que la tuvieras, pero no es obligatorio que la uses, porque en ese caso seria yo y no es por eso nada más porque bueno, siempre estás aquí y a mí me gusta por eso deberías…
Demet siguió balbuceando por todo el tiempo que el siguió callado, Can apenas podía pensar. Antes de que ella se trabara mas con sus palabras y con su lengua que cada vez tenían menos sentido, pero que la hacían ver de lo mas linda, la jala sobre el para besarla provocando que Civan salga corriendo por el agua del vaso que le acaba de caer.
Can la besa como si ella fuera el agua por la que tanto había rogado, se siente sediento y desesperado, no quería separar los labios de los de ella jamás, poco a poco acaricia su cuerpo de una forma suave y lenta… era hora del siguiente paso…

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