SOLO UNA HISTORIA DE AMOR
(…) COMENTARIOS DEL NARRADOR
CAPITULO III “UNA SIMPLE COMPLICIDAD”
(Tengo un mejor amigo, si lo sé, suena bastante extraño, pero a veces yo también necesito algo de compañía. No me molesta la soledad, pero se necesita siempre equilibrio, “amistad” es el perfecto equilibrio entre la soledad y la compañía. Creo que es un lazo hermoso de apoyo y acompañamiento, la perfecta sincronía de confianza que hay entre dos personas… pero cuando nos juntamos, ¡uff! Lo que creamos es algo maravilloso, más allá de la magia de cualquier cuento. Lo necesito a mi lado para cualquier batalla.
Me gusta esta pareja, me gusta esa chispa de pasión que revienta cuando se miran, me gusta ese secreto tan prohibido como atrayente que los jala a estar uno junto a el otro, es extraordinario como no pueden evitar la atracción. Pero necesito algo más, “amistad” es el perfecto para esto. Los observo extrañarse, ella está en su balcón recargada pensando en él y por qué razón a pesar de estar pasando por una ruptura no se siente tan mal como debería; él está en ese bar que tanto le gusta, el ruido de la música y la gente parecen solo un sonido de fondo sin sentido, con la yema de su dedo solo circula la orilla de su vaso mientras una sonriente bailarina de cabello oscuro y caderas voluptuosas lo hipnotiza con sus movimientos dentro del caos que ahora es su mente.
Son las maravillas de mi vida creciente; estoy tan emocionado de como estoy desarrollándome, tan emocionado por esta luz de vida que fluye en estas dos maravillosas personas que me da pánico que algo lo arruine, y es que es tan fácil romper los sentimientos, sobre todo a mí. Me parece muy curioso como las personas confían en otras, hay muchas que parecen necesitar una larga lista de hechos y pruebas para abrirse a alguien más, pero hay otras que, al contrario, abren las puertas de su corazón sin pensar en si van a sufrir o no. Hay tanta inocencia en ambas acciones… pero una constante muy importante, un instante catalizador, una puerta abierta que grita “¡ESTE ES EL MOMENTO, HAZLO!” donde cualquiera de ambas partes, ya sea él o ella da un paso al frente sosteniendo la mano del otro para que al fin voltee a verlo.
No sé si me explique, pero podríamos comenzar a partir de las siguientes preguntas… ¿Acaso una tragedia es la catástrofe del alma, o, por el contrario, la ventana a la salvación de la misma? No sabría responder a eso con palabras, pero si con anécdotas de todo lo que he vivido. Tal vez te preguntes que se yo de todo eso, nada, no sé nada más que mi propia historia una y otra vez contada. Como sea, volviendo al punto, amistad está aquí conmigo balanceando las piernas esperando su momento para brillar.
Otra cosa que se me había olvidado contarte acerca de mí, es que estoy totalmente loco, ¡sí! Me encanta. No sé cuándo ni cómo sucedió, pero la locura siempre estuvo tan pegada a mí que se volvió parte de lo que soy, ¿te ha pasado que empiezas a sentirme en tu pecho cuando ves a alguien y dices muchas tonterías? O, por ejemplo, ¿Cuándo esa persona te gusta, sientes que bailo en tu estómago y nublo tu mente haciéndote hacer los más graciosos ridículos? O mi favorita, cuando tiras tus inhibiciones y te avientas a lo desconocido solo porque él o ella estiran su mano en una traviesa invitación… aaaah, me encantan esos momentos. Son la prueba infalible de que existo y lo puedo todo…)
… … … …
C.
Se suponía que sería un día tranquilo, vería a Demet al fin y pasarían el día juntos como de costumbre. Pues había pensado mal porque de ser un típico día de grabación se había convertido en el infierno, las redes sociales se los estaban comiendo vivos. Poco le faltaba al pobre hombre para aventar el teléfono contra la pared; al principio pensó en no hacer caso, como siempre, la prensa rosa era tan engañosa y cruel como un mar lleno de tiburones hambrientos esperando cualquier movimiento para atacar, pero ahora, viendo la pantalla frente a él de verdad que apenas se estaba conteniendo.
Todo empezó porque tenían que cambiar de locaciones para grabar, ninguno de los dos se esperaban la congregación de fans y paparazzi fuera de la “agencia” esperando para confirmar su supuesto “romance”, para confirmar que él se había ido de vacaciones con Elif, que Demet había dejado a Seckin por Can e incluso lo había engañado por venganza, ya había toda una historia. Pero lo peor era las palabras tan ofensivas que estaban lanzando contra ella, eso era algo que no toleraría.
Su inocente compañera había entrado casi corriendo a la agencia al ver todo el tumulto, todo el mundo se había quedado extrañado y había corrido a sus celulares para revisar de que rayos hablaban. Cuando se dispuso a correr atrás de Demet un reportaje en la televisión que tenían prendida un par de dobles y ayudantes de cámara lo había dejado estático…
- “Bueno, les explico… - había dicho el inquieto conductor que hasta temblaba de la emoción por el chisme nuevo – al parecer la historia es así: Can alias “papi Zeus” cautivo el corazón de nuestra hermosa Demet provocando que esta dejara a su actual novio, el guapote Seckin Ozdemir, recordemos que él ya la había engañado una vez y él le mando un ramo más grande que el país para que lo perdonara. Al parecer, le pago con la misma moneda ya que nuestras fuentes indican – enfatiza con el dedo mirando a la audiencia – que Can y Demet están en un tórrido romance y hasta Can dejo a su novia la diseñadora de joyas.
- Espera espera… - lo detiene una conductora rubia con la mano – ¿no subió nuestra chica un video a Instagram con esta chica Elif a un lado de Can hace más de una semana?
- Pues si cariño, pero al parecer para ese momento las cosas ya no estaban bien entre los dos, si te fijas bien Demet casi no graba a Elif y cuando llama a Can para que voltee este hace una gran sonrisa. – Can recordaba ese video, había estado tan incomodo de que Elif se quedara y Demet pensara mal de su relación que lo del video no lo había tomado en cuenta…
- Mmmm no me convences, este Can Yaman también tiene fama de mujeriego, porque hay quienes aseguran que se fueron juntos de vacaciones… - contesta la rubia haciendo un ademan de indiferencia con su mano.
- Ay querida, pero si tu novio hubiera sido ese pedazo de hombre también andarías por ahí inventando cosas… - contesta el conductor dando una palmada. – lo peor no es eso, se ha iniciado una batalla campal en redes sociales ya que el público ya sospechaba de la fuerte atracción de nuestros pajaritos, mira que hay que ver como se comen con la mirada…
- Bueno eso si… - contesta la rubia sonriendo – se ven hermosos juntos. Solo espero que nuestra chica sea lo suficientemente inteligente para no volver con ese hombre Seckin que está muy guapo y todo, pero mira lo que me encontré, - pasan un video donde se ve al hombre con una chica que NO era DEMET – ese video acaba de ser subido a Instagram por esta chica, y yo no sé tú, pero yo los veo casi revueltos el uno con el otro…
- ¡Querida vas a matarme! – grita el conductor tapando sus oídos – pero si hay que ser tonta para aguantar a este hombre…”
No podía ver más. Sigue buscando a su compañera por todos lados, la gente que se encuentra a su alrededor lo observa con curiosidad, odiaba eso, pero ya lidiaría con sus problemas más tarde. Sabía que Demet era sensible al “qué dirán”, a pesar de que le encantaba subir fotos y videos los comentarios a veces eran demasiado para ella y su noble corazón. El fuerte impulso de protegerla se hace más fuerte.
En el camino se encuentra con Anil, de los mejores amigos de Demet y una de las personas más divertidas y confiables que había conocido, si había alguien que sabía dónde estaba ella, era él.
- Antes de que preguntes… - le dice con una palma levantada; estaba muy serio lo que era muy raro de el – se fue.
- ¿Cómo que se fue? – pregunta desesperado. Estaba tan enojado y preocupado que no era consciente del tono brusco de su voz.
- Cagri le dijo que se retirara, las escenas las podían dejar para mañana ya que las cosas se apacigüen un poco. – Anil se encoje de hombros con las manos en las bolsas; Can Yaman era un hombre bastante intimidante en todos los sentidos, desde su físico hasta su personalidad, era el tipo de persona a la que no querías negarle nada, pero eso no se trataba de él si no de su amiga que estaba devastada.
- Anil… - Can no estaba muy acostumbrado a suavizarse tanto con los demás, o a pedir algo para el caso, pero estaba tan preocupado que no le importaba – dime donde está, por favor, quiero asegurarme de que está bien.
Anil solo lo observa. Desde que habían empezado a grabar Demet era otra cerca de él, su amiga estaba llena de nervios cuando se le acercaba o quería saber cualquier cosa que se refería a su compañero. Se sentía culpable, él había alentado el noviazgo de Demet y Seckin y este la había engañado, su conciencia no lo dejaba tranquilo. Su amiga era tan buena, hermosa e inteligente pero ese estúpido, aunque fuera su amigo, había jugado con ella dejándola en el ojo del huracán. No quería que nadie la lastimara otra vez, pero desde que comenzó este nuevo proyecto Can era un halcón detrás de Demet…
- Can… no lo sé… - contesta inseguro. No quería arriesgarse, Demet había salido tan lastimada que no quería ni hablar con él.
- Anil si no me dices lo averiguare de todas formas, así que puedes hacerme esto fácil o difícil, pero puedo asegurarte de que no me vas a detener… - la mirada protectora que había visto a través de la cámara estaba ahí. Una cosa era segura Can Yaman y Can Divit eran literalmente el mismo hombre.
- Está bien, - suspira sacando su celular para enviarle la dirección – yo te cubriré con Cagri. Pero Can, por favor, te lo pido de hombre a hombre, ten cuidado con MI amiga.
Can asiente sosteniendo su mirada recibiendo la dirección y dándole las gracias. Había algo que había notado de Demet en el poco tiempo que habían convivido, a pesar de esa energía positiva inagotable y ese humor tan chispeante siempre, era una persona muy sensible, alguien a quien inspiraba a los hombres como el a querer proteger. Le daba gusto que tuviera a Anil para cuidarla, a su hermano de vez en cuando para comprobarla y esperaba fervientemente que un día le diera la oportunidad a él para protegerla y amarla también…
… … … …
D.
“ES UNA TONTA”
“ELLA NO LO MERECE”
“¿PARA QUE LO PERDONO UNA VEZ? ERA OBVIO QUE LA IBA A ENGAÑAR…”
“ES UNA CHIQUILLA INGENUA”
“CAN YAMAN NO SE FIJARIA EN ELLA”
“ES UNA MENTIROSA, ENGAÑO A SU NOVIO”
“DEBERIA VALORARSE MAS, ES HERMOSA”
“¿QUE NO TIENE AUTOESTIMA? ES PRECIOSA…”
“SE MERECE A ALGUIEN QUE LA AME”
Lagrimas corren por las mejillas de la pobre chica; sentada en el sillón con Civan en su regazo se envenena la mente con tantos comentarios y chismes, no lo podía creer. Tanto que había luchado contra sus sentimientos por su compañero de trabajo, tanto que le había reclamado Seckin de Can para terminar enterándose de esto; él la había engañado, la había traicionado y la había hecho ver como una tonta, y lo peor, que ahora se daba el lujo de hacerse la victima cuando era obvio que él había estado con otra chica.
Cuando habían terminado no se había sentido mal, pero se había engañado a sí misma, en este momento solo quería quedarse en un rincón y llorar por su corazón roto; se sentía tan mal por sí misma, tan mal por ser tan ingenua, se había dejado maravillar y opacar por él y mira cómo le había hecho ver, como la mala del cuento cuando él había sido el traidor y no solo una vez. En este momento se sentía tan sola, triste, vacía… no quería saber nada, pero como una masoquista no podía dejar de ver todas las cosas que la gente decía de ella. El timbre de la puerta la hace girar la cabeza, Civan salta del sillón, no era muy fanático de las visitas.
Piensa en dejar que sea quien sea se vaya, pero toca el timbre insistente…
- ¡DEMET! – una gutural voz suena del otro lado sorprendiéndola. – Demet abre la puerta, soy Can, sé que estás ahí…
No puede creerlo. Ella no le había dado su dirección, ¿Cómo la había encontrado? Se quita la cobija para acercarse a la puerta y abrir, cuando lo hace, Can esta de espaldas con las manos en la cintura y un mechón de su cabello suelto. Voltea a verla y una mirada suave relaja sus facciones de preocupación, sin avisar, avanza para abrazarla. Al principio ella no le regresa el abrazo, ni siquiera puede procesar lo que está pasando, pero el empieza a acariciar su cabello atrapándola en sus fuertes brazos. Eso rompe todo el estupor, lagrimas empiezan a resbalar por sus mejillas y lentamente sus brazos lo rodean por su cintura.
No deja de acariciarla mientras susurra palabras tranquilizadoras en su oído, casi no le escucha porque no puede creer que la esté consolando. De alguna manera el percibía la debilidad que la tristeza está dejando en su cuerpo, así que sin aviso la toma de sus piernas para levantarla; con una pierna cierra la puerta y entra con ella a su sala. Ella se sostiene de su cuello viéndolo a los ojos, esto era extraño, pero de verdad parecía la personificación de la fantasía de cualquier chica que soñaba con un valiente guerrero viniendo a rescatarla. Se sienta con ella en el sillón, manteniéndola en su regazo, ninguno de los dos habla mientras ella llora y saca fuera todos esos sentimientos que la han estado acosando sin descanso.
Después de un tiempo donde el solo la acaricia de su espalda dando ligeros besos en su frente ambos se miran fijamente.
- ¿Viste lo que están diciendo? – pregunta con voz entrecortada. Ya no lloraba, pero aun sentía su corazón acelerado.
- Si… - contesta el con tranquilidad.
- ¿Qué piensas? – pregunta no sabiendo si realmente quiere oír su respuesta.
- Solo pienso en ti, en cómo lo estas pasando tú. – su respuesta firme hace que su corazón de finas volteretas. Ella estira la mano para tomar su celular, pero se lo quita rápido.
- Dámelo Can – pide en voz suave.
- No. – contesta de manera rotunda. – ver esto solo te lastimara más. No pienso permitirlo así que al menos esta noche no veras más tu teléfono. Esta castigado.
- ¿Castigado? – pregunta ofendida.
- Si… - contesta con una sonrisa traviesa. – si no eres capaz de estar sin revisarlo, estará castigado.
- Can dámelo… - toda la tristeza desaparece y se avienta sobre el para quitárselo. Cosa imposible porque es más grande y fuerte, llega un momento en que ambos están tan juntos, sus ojos de el a la altura de sus labios de ella, su cuerpo de ella tan cerca del de él que puede sentir sus latidos y sus piernas cada una a un lado de sus caderas. Por un solo segundo son hiper consientes el uno del otro…
- Tengo algo que te hará sentir mejor… - susurra el con voz grave. Ella solo lo mira con la pregunta en sus oscuros ojos. Baja su mano hacia el bolsillo de su pantalón, rozando ligeramente sus piernas, saca un pequeño paquete.
- ¿Chocolate? – pregunta ella con una enorme sonrisa. Ya varias veces lo había cachado comiéndolo discretamente… era obvio que le gusta mucho.
- Estoy dispuesto a compartirlo si me acompañas a un lugar… - poco a poco ella se hace para atrás, pero la detiene. El único contacto que tienen es el de sus palmas calientes en sus caderas, pero pareciera que fuera lo contrario, sentía miles de cosquillas recorrer su piel y de un momento a otro no quería que dejara de tocarla.
- ¿A dónde? – pregunta curiosa. El no mueve sus manos, pero tampoco las quita, ya no sabía que era peor.
- Confía en mí, te gustara… aunque creo que deberías cambiarte. Hace un poco de frio…- sin soltarla, la mira de arriba abajo, había salido tan rápido del set que no se había quitado la ropa de Sanem y el ajustado short y la pequeña blusa no hacían más que empeorar la cercanía.
- Aaaah… de acuerdo… - se miran a los ojos, pero ninguno de los dos se mueve, él se moja los labios con su lengua y ella sigue el movimiento hipnotizada, algo dentro de ella se agita - ¿Can?
- Mmm … - contesta el perdido en sus labios.
- ¿Puedes soltarme? – como si despertara de un sueño, la suelta de inmediato.
Ambos se acomodan y ella va a cambiarse. De pronto, un alocado frenesí entra en ella ¿acaso esto era una cita? Y si lo era… ¿Qué debía ponerse? ¿algo casual? ¿algo sexy? ¿un poco de ambas? … ¡no sabía que hacer! se acerca al espejo y unas enormes bolsas bajo sus ojos casi hacen que se desmaye ¡no podía creer que había llorado así delante de él! Una cosa era las lágrimas de actuación, pero otra muy distinta eran estas, ¡off! Tenía que arreglarlo.
Después de veinticinco minutos de variados intentos por verse presentable, sale de la habitación para quedarse estática otra vez. Can estaba cómodamente sentado en el sillón con un vaso de agua a un lado, Civan en su regazo ronroneaba mientras lo acariciaba y jugaba con su llavero, se veían tan tranquilos, como si se conocieran desde siempre. Can levanta la mirada y le sonríe.
- Te ves hermosa… ¿lista? – no contesta. No puede, Civan se ve tan a gusto en el regazo de Can que empezaba a darle envidia, sabia lo cómodo que era - ¿Demet?
- Mmm… - contesta saliendo de su estupor. Civan no era fanático de los extraños, a las únicas personas que parecía “tolerar” eran a su mejor amiga Beste y a su mama, a todos los demás los ignoraba o gruñía, incluso a Seckin intento arañarlo una vez. Pero con Can estaba hasta ronroneando…
- Civan… está en tu regazo – Can baja la vista como si se estuviera perdiendo de algo.
- Si… perdón, no pensé que te importaría – responde apenado.
- No no… es que, no le gustan los extraños – responde ella.
- Pues a mí me parece muy lindo… ya somos amigos – lo acaricia y el gato vuelve a ronronear de satisfacción. Bueno si Civan lo había aceptado, que más razones necesitaba.
… … … …
C.
Maneja lentamente por la carretera con la chica a su lado, la noche era fría así que tenía las ventanas cerradas y la calefacción del auto encendida. Era una tortura. Todo el interior olía a ella y estaba drogándolo, un calor familiar que solo relacionaba con ella cerca recorría su cuerpo sin descanso… iba a morir si no tomaba un poco de aire. Le había dado su gorra para que se cubriera, era negra con las letras NY en el frente, una de sus favoritas, pero por alguna razón a ella se le veía bien. No querían más chismes rodeándolos así que haría lo posible por proteger su identidad…
Mientras maneja por las luminosas calles siente ansiedad por lo que está a punto de hacer, no se arrepiente, pero va a dejarla entrar al lugar donde suele escaparse del mundo y donde suele sentirse cómodo, le parecería extraño al principio, pero con los horarios y la rutina que tenía esperaba que lo comprendiera. Suave música suena por los altavoces, le da miradas rápidas para poder ver sus expresiones, la Demet triste y desgarrada de hacia un rato había desaparecido y en su lugar estaba esta chica llena de energía que bailaba en el asiento al ritmo de la música. Esta versión era una de sus favoritas.
- ¿Es ese un bar? – pregunta señalando el enorme local de “LUCCA” donde la gente se congregaba para entrar.
- Si… ¿has escuchado de él? - pregunta curioso. Su amigo era muy selectivo en su bar, pero también una excelente persona, por lo que no era muy fanático de los disturbios que dos actores podrían traer.
- Si, pero nunca he tenido oportunidad de venir. Aparte me queda algo lejos… - se aleja del local para dar vuelta en la esquina, ahí avanza unos cuantos metros y detiene el carro.
- ¿Lista? – pregunta sonriendo.
- ¡Lista! – contesta emocionada dando una palmada. Hace ademan de abrir la puerta, pero él se atraviesa delante de ella para detenerla.
- Espera… - sus labios están a centímetros, ella parpadea varias veces, su olor le inunda los sentidos… eau savage…
Se aleja saliendo del carro dando la vuelta para abrirle la puerta, le tiende una mano que ella toma encantada.
- Eres una dama Demet, deja que este salvaje te trate como tal… - ríe de su chiste. Can estaba siendo objeto de los comentarios y bromas por el aspecto de su personaje. Separa una llave de su llavero, es larga y fina, la mete en la cerradura de la puerta y abre. Un hombre fornido sale de ninguna parte y lo saluda de un abrazo, la presenta y el hombre encantado le pide un autógrafo. Sin soltarla de la mano la conduce por un pasillo donde se alcanza a escuchar música y el tumulto de mucha gente, dan vuelta cuando un mesero los encuentra.
- Señor Can, bienvenido. ¿Puedo tomar su orden? - el amable mesero sonríe. Can lo abraza saludándolo.
- Hermano, siempre estas consintiéndome, sabes que pude ir yo mismo a la barra. Para mí un whisky en las rocas… - Can voltea a verla.
- Señorita, ¿Qué le puedo ofrecer? – pregunta dirigiéndose a ella.
- Mmm… un Vodka Rose por favor - Can voltea a verla con los ojos muy abiertos.
- ¿Estas segura? Es un trago fuerte… - ella solo levanta una ceja. Can levanta una palma a modo de disculpa, solo una ya que se niega a soltarla.
- ¿Gusta que le traiga su pedido aquí señor o prefiere su lugar en la barra? – le da una rápida mirada a Demet. No tenía ganas de estar tan rodeado de gente y si alguien los fotografiaba juntos solo empeoraría las cosas. Sus grandes ojos le dan la respuesta.
- Esta vez nos quedaremos aquí… - el camarero asiente y se va.
Can abre la puerta que tiene su nombre en una discreta placa. El lugar era bastante luminoso, aclimatado y con una enorme pantalla conectada a unos pequeños altavoces en las esquinas. Una mesa en la pared muestra bocadillos a los que Demet corre a devorar, fuera de ser un lugar que te hiciera pensar en mujeres desnudas y bailes privados parecía un mini restaurante con entretenimiento.
- Can esto es… - el ríe suavemente.
- Ya se… me gusta venir aquí, los chicos y yo comemos aquí a menudo cuando queremos discutir algo en privado. – ella da vueltas por el pequeño lugar observándolo todo.
- ¿Son cámaras? – pregunta señalando una pequeña bola negra en una esquina.
- Si… a mi amigo no le gusta que tomen sus privados como algo fuera de la moral. Considéralo un restaurante con cubículos cerrados. – responde encendiendo el televisor para poner un poco de música, tenía una idea de la música que le gustaba a su compañera, por lo que se la pondría para que se sintiera cómoda.
- Ahora sé porque te gusta venir, es bastante acogedor… - se sientan en un sillón uno frente al otro.
Se observan fijamente sonriendo, no hay más ruido ni chismes ni nada. Solo un secreto, una pequeña complicidad que los atrapa juntos en ese pequeño momento donde ambos pueden apoyarse en el otro, donde nadie observa, nadie juzga… solo son dos miradas uniéndose en ese secreto que explota chispas de emoción.
Seis Vodka Rose después el pobre chico no sabía qué hacer con su joven compañera, no dejaba de cantar, bailar, brincar y reír sin descanso; ya que le había quitado el celular ella había tomado el de él haciéndose miles de fotos en todas las expresiones que se le habían ocurrido, había tomado fotos juntos y estaba muerta de risa por cómo podía hacer videos y luego ponerlos lentamente. Se había grabado bailándole y cantándole ya fuera a él, a su ex o quien fuera; había insistido en que el bailara con ella, aunque más que bailar él la había sostenido para que no se cayera) y le había cantado al oído… era muy divertido verla, si Demet ya era divertida ahora estaba totalmente desatada. Estaba recargada en su brazo buscando el filtro de conejito otra vez, por su voz arrastrada ya no iba a dejarla tomar más.
- ¿Cómo te sientes? – le pregunta entre divertido por sus pucheros y preocupado.
- Bien… bien… Can tu teléfono ya no sirve, tíralo… - contesta ignorando el sentido de su pregunta. Toma el teléfono abrazándola para buscar él el bendito filtro.
- Me refiero a ti… ¿de verdad estas mejor? – ella apoya su barbilla en su hombro. Su cara seria la hace ver más joven y vulnerable, por alguna razón tenía el fuerte impulso de abrazarla y no soltarla.
- Me siento mejor, mi corazón no está roto... - contesta con voz arrastrada recorriendo su barba con uno de sus suaves dedos, lo mira fascinada como si fuera la cosa más interesante que hubiera visto – por mucho tiempo sentí que no encajábamos. Me sentía especial junto a él, pero los momentos tensos y tristes fueron más que los felices. Siempre me hacía sentir como una niña inmadura, como si yo fuera solo un florero que presumir, era muy celoso y cuando me engaño la primera vez me devasto. Lloro y suplico por mi perdón, quise creer en sus palabras, pero eso solo hizo todo peor, los celos aumentaron y las peleas también; él no quería que firmara para Erkenci kus… tuvimos una gran discusión por eso. Ya no funcionaba. Cuando estuvimos de vacaciones hable con él y le dije que no podía más, creyó que lo terminaba por ti, pero lo termine porque él nunca me amo y lo que yo pude haber sentido por el murió… sobre todo ahora que se atrevió a hablar mal de mí, como si yo fuera la culpable.
- Lo siento… - contesta Can. Su voz es grave, está enojado por todo lo que tuvo que pasar a lado de ese idiota. Era obvio que la trataba mal, pero sola debía darse cuenta.
- No importa ya… - contesta – no te enojes…
- ¿Cómo sabes que estoy enojado? – pregunta en un susurro girándose a verla. Sus miradas se enganchan y sus labios están a centímetros el uno del otro.
- Pues, estas todo tenso y tus ojos normalmente suaves se ven fríos. Gracias por cuidarme, pero solo tuve una pequeña crisis, todo paso muy rápido y al mismo tiempo, pero ya estoy mejor, así que cálmate. – sonríe ampliamente y el pobre chico siente como el corazón se le agita. Es incluso más perfecta de lo que había imaginado.
Se quedan así un buen rato, solo mirándose, acariciándose con pensamientos ocultos que solo alcanzan a asomarse a través de sus ojos, es el secreto, los dos tienen miedo de decirlo, pero la ansiedad de hacerlo es más fuerte, el deseo muy grande, la pasión es fuego ardiendo y arrasando todo.
- ¿Vas a besarme? – pregunta ella. La acaricia suavemente, como siempre ha deseado, pero no se acerca, solo le regresa la sonrisa poniendo un mechón de su cabello tras su oreja con la mano libre.
- No. – contesta tajante. Una ráfaga de tristeza se apodera de ella, su espalda se tensa así que hace ademan de separarse, pero él no se lo permite. – no voy a besarte porque cuando lo haga quiero ser solo yo en quien pienses, quiero ser solo yo el que habite tu corazón. Quiero que tus ojos brillen por mí, quiero que tu cuerpo arda por mi… siento tanto por ti que apenas me puedo controlar, pero sé que te han lastimado, por lo que esperare, hare lo que pueda para ganarme ese hermoso corazón tuyo y que sea solo a mí a quien ames. Solo necesito una oportunidad… - la chica esta sin palabras, pasa su lengua por sus labios lo que hace que el baje la mirada. El calor revolotea por sus cuerpos, pero ninguno de los dos se mueve…
- ¿Y qué hay de la rubia? – pregunta en un acto de valentía. La acaricia repetidamente con una sonrisa de medio lado, le gusta que sea celosa con él, más que gustarle… le hace querer jalarla sobre el para demostrarle quien es quien lo vuelve loco.
- ¿Qué quieres que haga? – pregunta el acariciándola con su nariz. Un roce inocente pero cargado de pasión.
- Lo que quieras… - responde de manera fría.
- Hare lo que TÚ me pidas… - contesta el. – si quieres que la deje, lo hare, aunque en realidad solo es una amiga. Tu dime, tú mandas…
- Quiero… darte una oportunidad… pero vayamos despacio… - susurra ella. La sonrisa del pobre hombre es tan amplia que ella puede distinguir sus hoyuelos, se ve tan lindo e inocente que quiere repartir besos por toda su cara. Indirecta entendida, no más Elif en su vida.
- Okey… -responde él besando su frente.
- Okey… - responde ella besando su mejilla.
… … … …
D.
El dolor de cabeza martillea su cabeza. Se siente tan pesada y atrapada bajo una sábana, patalea para quitársela de encima; está en su cama, pero en un ángulo extraño. Su cabeza está apoyada en algo duro y suave al mismo tiempo, parpadea varias veces para aclarar su imagen, Can tiene su mano en la de él, la otra esta sobre su cabello, como si hubiera estado acariciándola y de esa forma se hubiera quedado dormido, tenía que estar incomodo ya que estaba sentado recargado solo en la cabecera de su cama, pero con la cabeza colgando hacia adelante. Respiraba fuerte perdido en sus sueños, al estar apoyada en su pierna tenía una clara visión de sus facciones relajadas… ¿Cómo un ser humano podía ser tan guapo y perfecto? Era tan simétrico que dolía mirarlo…
Después de numerosos intentos por despertarlo se levantaron un poco incomodos, aunque el sentimiento rápidamente se esfumo al ver la hora, se suponía que debían estar en el set a las 8 y eran las 7 30. Demet había rebotado de la cama para bañarse y salir, Can solo la había visto pasar delante de él como una ráfaga, con la tranquilidad de un hombre que sabe que todo saldrá bien, solo se levantó hizo jugo de naranja para ella, alimento a su gato y salieron juntos, ni siquiera le importo no bañarse, ya lo haría en el set.
Desde esa noche juntos habían hecho la promesa de que ese sería su lugar secreto, la gente no vería lo que tenía justo en frente, pero con un poco de suerte y astucia podían pasearse sin ser reconocidos. Demet seria siempre bienvenida.
Can empezó a ser más cercano con ella, aparte de ser el perfecto caballero de armadura reluciente listo para protegerle, era atento, romántico, amable y amigable. Se estaba convirtiendo en su confidente. Dentro de ella está un poco asustada, así había empezado Seckin, ganándose su confianza y amor para luego... Siempre hacia un esfuerzo por evitar compararlos, pero era difícil, todo era muy reciente.
Después de ese pequeño momento de crisis regreso a sus sentidos recuperando toda esa energía positiva que siempre la rodeaba. Se preocupo más por sus “verdaderos fans” subiendo fotos de ella contenta y disfrutando, paseando con amigos, o divirtiéndose en el set con las locuras de su personaje. Anil estaba contento de que volviera a ser ella misma, incluso estaba a favor de lo que sea que estuviera sucediendo entre los dos… era el único que sabia y sin darse cuenta empezó a ser su tapadera, cada vez que alguien insinuaba algo acerca de la continua cercanía o esa química tan fuerte entre los dos, Anil se ponía justo en medio para darle la vuelta al chisme, aunque no era fácil. Can era la sombra de Demet.
Algo que a Demet le encantaba de Can es que era mucho más abierto con ella, a un lado de él ella se veía como la tímida, quien lo hubiera pensado. Compartía su chocolate con ella, incluso se los daba en la boca, se podían quedar largas horas platicando, la dejaba pasar por el para ir al set, la dejaba tomar su joyería y lo más inusual era que no tenía privacidad en cuanto a su teléfono… ante la mayoría, Can Yaman era un hombre amigable pero serio, divertido, pero solo con aquellos a quienes consideraba cercanos, tímido y poco hablador pero con ella cerca cambiaba completamente.
Le aburria estar en el celular checando sus redes sociales, incluso le dejaba a ella hacer y subir fotos de el mismo que ella consideraba “buenas” … no le importaba, mientras lo dejara dormir sobre sus muslos él la dejaba hacer. En uno de esos momentos la chica se dio cuenta la cantidad de fans internacionales que tenía, era una lástima que él no se fijara en ello así que lo había animado que las saludara, mandara comentarios esporádicos o incluso videos, él le había hecho caso. Can hablando otro idioma era algo digno de escuchar que enchinaba la piel. Las mujeres lo amaban, lejos de sentirse celosa se sentía orgullosa, le gustaba que su éxito estuviera creciendo y no es que las culpara, había veces que hasta a ella misma encandilaba y se le olvidaba lo que estaba diciendo, en momentos así improvisaba y él había aprendido a seguirle el hilo. Cagri estaba muy contento con lo que estaban logrando, aunque sospechaba que había un guion distinto que se fraguaba mientras grababan.
Aunque todo empezó a ser muy obvio, ellos se esforzaban por mantenerse en el terreno de la amistad. Las noches se convirtieron en su escape, ya fuera en el Lucca, en el cine, en el paseo marítimo o en su apartamento pasaban las noches juntos solo disfrutando el momento. Cada vez más, ella no podía concebir un día sin tenerlo cerca, sin que le hiciera cosquillas o sin que ella fuera a despertarlo, porque si bien era cierto que hasta sus managers se daban cuenta de cómo su amigo estaba cambiando, siendo más sociable y sonriente, Demet no podía contra su sueño. Si se quedaban a dormir en el set tenía casi que rebotar sobre la pequeña cama para levantarlo…
- ¡CAAAAAAAAAN! – aporrea la puerta con su puño en un intento de levantarlo. A nadie en el set le parecía anormal ver una escena como esa, Demet era la única que se atrevía a tener ese tipo de confianza y no salir lastimada. Un Can sin dormir era un Can de miedo. De golpe, Can abre la puerta con los ojos apenas abiertos, se queda estática. Solo estaba en boxers. - ¿Can?
Se da la media vuelta y vuelve a entrar dejando la puerta abierta para ella. Mirando hacia los lados para cerciorarse que nadie estuviera prestando atención entra detrás de él cerrando con seguro. E el pequeño tráiler ya estaba acostado otra vez, estaba segura de que sus músculos se formaban por tanto dormir y no por el ejercicio. Habían estado filmando en un área boscosa, Can y Sanem estaban teniendo su acercamiento y una mágica noche en la hamaca, pero la realidad… bueno…
- Can ya levántate, como puedes dormir tanto… - le regaña tratando de ver a todos lados menos a su glorioso cuerpo. El hace un sonido inentendible. Iba a ponérselo difícil. – Can…
- Mmm… - lo toma del brazo para jalarlo, pero en un acto improvisado la jala junto con el poniéndola de alguna forma bajo su cuerpo, su cabeza recostada en su abdomen y su enorme cuerpo aprisionándola. Esto no era bueno. – cinco minutos más bebe…
- Can tenemos que ir a grabar en 20 minutos, anda levántate… - susurra queriendo no prestar atención a todos los lugares donde la está tocando.
- No… - contesta con voz arrastrada – estoy muy cómodo… - restriega su nariz en su plano abdomen y la pobre chica se queda sin aire. Can estaba en modo juguetón hoy, estaba de buenas.
- Anda Can… Cagri se va a enojar- le advierte acariciando su cabello, ya le estaba creciendo.
- Mmm… - gruñe acariciándola con su nariz como un cachorrito en busca de atención – tengo una condición…
- Ya lo veía venir… -contesta ella con una sonrisa. Ese era su juego privado, normalmente él le pedía una “cita de amigos” o le preguntaba algo personal.
- Déjame besar tu cuello… - se sostiene en sus brazos para mirarla a los ojos. Su cabello crea una cortina que los encierra en su propio mundo.
La chica se chupa los labios con nerviosismo, nunca le había pedido algo tan… intimo. No pasaba de acariciarla, abrazarla o simplemente tomar su mano, a veces. Era muy respetuoso y mantenía las distancias, pero ahora… suaves cosquillas subían por su cuerpo con anticipación, con necesidad, con deseo… asiente.
Sus ojos tienen flamas que la hacen incapaz de apartar la mirada, esos ojos que tanto adoraba la estaban devorando con fervor y eso que aún no la tocaba. Se estira ofreciéndose ante él, poco a poco se acerca a su cuello, no puede mantener los ojos abiertos así que los cierra… empieza oliéndola, como si quisiera reconocerla y saborearla primero, luego roza su piel con sus labios, la barba le hace cosquillas, pero eso la emociona más, después reparte finos besos que provocan que suelte suspiros de satisfacción. Da el mismo trato al otro lado.
Cuando su piel ya está sensible, empieza el juego de verdad. La devora suave y sensualmente, como si quisiera comérsela toda para probarla y saborearla como al más suculento manjar, ella hace ruidos al sentir su húmeda lengua rozarla, sus rodillas se flexionan y sus manos aprietan la tela de la sabana bajo ella… quiere más, necesita más. El no da tregua a su ataque de degustarla, de saciar esa necesidad que tiene siempre que está cerca… quiere comerla entera.
Cuando suelta su aliento relajando su piel, ya no puede más y pasa sus manos a su cabeza para volverlo a acercar. Una de sus manos de él la sostiene por donde está su mandíbula para mantenerla quieta, no está funcionando, su cuerpo tiene una necesidad y él la ha despertado…
Lo vuelve a atraer cerca y empieza el rito otra vez, los sonidos de respiraciones rápidas y suspiros ahogados llenan el pequeño espacio, son chispas que dejan espacio a esa pasión desenfrenada que sienten el uno por el otro, esa pasión que nada puede detener…
- ¡Can! – se escucha un golpe en la puerta que los congela a ambos – tengo listo tu vestuario para cuando estés preparado…
Asli se aleja casi convencida de haber escuchado ciertos sonidos sospechosos. Se encoje de hombros y sigue caminando. Del susto, Can y Demet se desenredan de golpe, es tanta su agitación que Demet golpea una botella provocando que se derrame sobre ella. Can le da una playera para que se la ponga, era una de sus favoritas, aunque le quedaba enorme cual vestido, el color verde le quedaba bien a su piel.
Mientras esperan a que la nube que no los deja filmar se vaya, Demet se sienta en la arena con su celular. Esa mujer la estaba molestando otra vez, ella subía una foto y esa Elif subía una parecida, daba insinuaciones de estar con Can cuando ella lo tenía justo a lado, presumía su joyería con insinuaciones hacia él y cualquier escena romántica que ambos tuvieran la mujer esa subía historias con indirectas de burla o desprecio… era una guerra.
Guven se consideraba un hombre sabio, un hombre que había aprendido de sus errores y hacia lo posible por vivir una vida tranquila. Estaba orgulloso de su hijo, estaba logrando tantas cosas que Dios sabía que siempre pedía por él. Lo único que le preocupaba era lo solo que estaba… él había dejado ir a su madre sin luchar, debió haberse esforzado por salvar su matrimonio, pero era joven e inmaduro, no quería que su hijo sufriera lo mismo que él. Estaba esta chica, no sabía si era su novia, pero Can siempre había sido muy evasivo con respecto a sus relaciones, esta chica Elif no dejaba de buscarlo y preocuparse por él, aseguraba que no le devolvía las llamadas e incluso había cortado con ella por cualquier red social. Le caía bien, la había escuchado tan angustiada que no había dudado en querer ayudar a ambos a sortear este bache.》Hijo…
《Dime papa…
》¿Cómo estás? ¿Cómo te va en las grabaciones? 📽🎬😏⚡
《¡Muy bien! Demet y yo lo estamos haciendo genial… 🔥
》Me alegro. Salúdala por mi…
《Claro
》 Oye, querrías acompañar a tu tío y a mí a una cena de “casi cumpleaños” en tu honor…
《Claro… mándame la ubicación, iré a dejar a Demet a su apartamento y ahí te veo.
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SOLO UNA HISTORIA DE AMOR
RomanceHistoria ficticia de como surgió el amor entre Can y Demet.