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Capítulo 2.

Madrid, España. 2035.

Hola guapo —dijo Diego Valdés al ver a su esposo parado en la cocina preparando el desayuno.

El chico con rasgos asiáticos se acercó a él para abrazarlo por la espalda.

Y Joaquín sólo sonrió ante el contacto de este.

—Hola —dijo coqueto mientras seguía revolviendo la comida en la cazuela.

—¿No estás adolorido? —preguntó Diego preocupándose por la salud de su pareja.

—Estoy bien Diego, corrimos mucho, y el entrenamiento fue pesado, pero estoy bien —Joaquín se apartó un poco de la estufa aún en brazos de Diego.

Bondoni dejó la cuchara de comida en la barra de la cocina, para dar un giro de 180° y como acto seguido le dio un beso a su esposo.

Joaquín es feliz, después de todo lo ocurrido con Emilio, el castaño pudo encontrar un hombre que lo ama más de lo que él se ama. Uno que también estuvo dispuesto a esperar por él y reparar su corazón roto.

Después de unos cuantos minutos de besos entre la feliz pareja, los dos se percataron que se les estaba haciendo tarde para hacer sus actividades diarias.

La mayoría de los viejos amigos de la pareja sabían que su vida había ido de maravilla desde que decidieron mudarse a Madrid, para que así Diego pudiera continuar expandiendo la empresa de su padre, y también para que Joaquín se alejara del mal sabor de boca que le dejo su país natal.

Y aunque habían pasado 15 años desde que los dos abandonaron México, no habían vuelto al país que los vio crecer.

Se sentían cómodos, se sentían en familia porque los padres de Diego decidieron irse con ellos cuando el antes mencionado quiso tomar la empresa familiar.

Y en cuanto a la familia de Joaquín, sus padres y Renata lo visitaban al menos tres veces al año, o planeaban viajes para así poder verlos más seguido.

—Oye Joaco, mañana es 05 de abril —dijo Diego una vez que se encontraban sentados en la mesa.

Joaquín se hizo el sorprendido, sabía de sobra que era el día de su aniversario de bodas, 10 años de matrimonio no se construyen solos.

—¿Enserio? ¡No lo recordaba! —el castaño se burló de lo inocente que a veces podía ser su esposo.

Diego frunció el ceño, y se hizo el molesto.

—Joaco, tenemos 13 años viviendo juntos, y cada año me sorprendes con algo diferente, este año déjame a mi planear un aniversario inolvidable, sabemos como vamos a terminar el día, como cada año —las mejillas de Joaquín se tornaron en un color rojo, porque, no era novedad que la pareja intimidara, pero, en cada ocasión era totalmente diferente.

—No prometo nada —Joaquín levantó las manos en forma de defensa, por lo cual Diego rio y se acercó a él para darle un casto beso en los labios.

—Amor, enserio, déjame este año agradecer un poco lo feliz que me haces —Diego mencionó una vez que sus labios se separaron.

Joaquín sonrío ante la súplica, porque, aunque no lo dijera, Joaco siempre amaría a Diego, por el simple hecho, que fue la primera persona en preocuparse por él cuando nadie pareció hacerlo. Y Diego también lo había sacado del hoyo cuando parecía que ya no tenía salida.

—Esta bien —Joaco respondió cediendo ante la súplica del más grande.

—Te va a encantar, lo sé —Diego estaba seguro que Joaquín iba a estar encantado con la sorpresa que le tenía, también sabía que, sería difícil hacer entrar en razón a su esposo, pero Valdés estaba dispuesto a arriesgarse por la situación.

No se va  »Emiliaco.Where stories live. Discover now