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Ciudad de México, 2020.

—¡Emilio! —la voz de Roberto se hizo presente en la habitación llamando la atención de su amigo.

¿Qué quieres wey? —se quejó, pues, el alcohol ya estaba haciendo efecto en su cuerpo.

—¿Cuándo le vas a decir a Alejandra que la amas? —preguntó burlón mirando a la chica que se encontraba frente a ellos mientras que los demás presentes se miraban burlones.

La mayoría sabía que la castaña tenía sentimientos fuertes por su amigo. Y que la amistad que tenían no evitaba que en varias ocasiones en el pasado hayan tenido situaciones comprometedoras entre ellos.

Ella sabe lo que significa para mí —respondió Marcos mirándola mientras daba un sorbo a su vaso.

Varios abucheos se hicieron presentes, lo cual, al más pequeño de los Osorio no le importó.

Quería a Alejandra, es su mejor amiga, pero Emilio no la veía de la misma manera que ella a él. Tal vez lo hubiera hecho si cierto chico de crop-tops no estuviera sacándole sonrisas y lo tuviera suspirando cada que sonríe.

El timbre de la casa Marcos sonó, avisando que alguien había llegado al lugar.

—¿Qué? ¿Quién más falta Marcos? —Emilio se encogió de hombros dejando su vaso nuevamente en la mesa junto al sillón.

Este se levantó dispuesto a salir del lugar para poder recibir a la persona que acababa de tocar.

En el transcurso Emilio sentía como su corazón daba brincos con cada paso, sabía de sobra quien había llegado y se sentía ansioso por ver a aquella persona que lo ponía de cabeza.

Tomó un suspiro antes de abrir la puerta, armándose de valor para no hacer una escena en frente de sus amigos.

Su mano viajó hasta la perilla, haciendo que las bisagras hicieran ruido al abrir la tabla de madera.

Emilio sonrió cuando vio a aquel chico de rizos color chocolate parado en su puerta, portando un crop-top negro, pantalones de mezclilla rotos y sus adidas superstar.

—¿Elli viene contigo? —preguntó Marcos después de haberlo contemplado con la mirada.

—¿Por qué abría de venir Eli conmigo? —el chico miró a todos lados buscando la presencia de su madre, pensando que seguía afuera esperando por él.

—Quiero preguntarle si es legal tener hijos así de guapos como tu Joaco —Joaquín soltó una carcajada entrando a la casa de Emilio para darle un abrazo.

Marcos le correspondió al instante, sintiendo como sus cuerpos encajaban a la perfección, como Joaquín enterraba su cabeza en su cuello como si estuvieran hechos el uno para el otro.

—Puedes agradecerle cuando venga por mí, sabes que le encanta ver a su yerno —respondió aún divertido ante la situación.

—Chulo, de eso te quería hablar... —Emilio tomó su mano con delicadeza, sintiendo como su cuerpo se erizaba con tan solo un roce de Joaquín.

—¿Pasa algo? —preguntó mirándolo, esperando que su respuesta no fuera una que temiera.

—Aún no estoy listo —Joaquín suspiró aliviado de la respuesta.

Los dos pensaban que ese día sería en que Joaquín se presentara ante los amigos de Emilio como su novio, llevaban casi dos meses saliendo, pero eso no significaba que Emilio ya estuviera listo para salir del closet con sus conocidos.

Marcos sabía lo que sentía por Joaquín, y no se igualaba a lo que sintió por su anterior novia, e inclusive por Alejandra.

Pero, eso no le impedía sentirse confundido, o atemorizado por el rechazo que podría traer consigo el poder decir libremente a quien ama, porque, México sigue siendo un país homofóbico, y Emilio quería proteger a Joaquín de todo.

No se va  »Emiliaco.Where stories live. Discover now