Te Necesito ✔|| Christopher Velez

33. Novia

Mackenzie

—Ethan, maldición—solté, intentando ocultar el color de mis mejillas

—Lamento interrumpir, alguien me dijo que los vió entrar aquí, sería absurdo tocar la puerta, pues el salón es de todos. ¿Qué hacían?

Gracias a Dios no se dio cuenta.

—Solamente hablabamos. Tengo hambre, vámonos—pase a un lado de Ethan, saliendo del salón

Christopher y Ethan me siguieron, ambos no decían nada.

Al llegar a la cafetería solamente compre un agua, los tres nos sentamos en una mesa.

—Tengo novia—soltó Ethan

—¿Desde cuándo? —pregunté

—¿No te gustaba Kenzie?—preguntó Chris

—Lo de Kenzie era mentira, es muy linda pero mi corazón le pertenece a alguien más—Christopher soltó un suspiro aliviado

—¿Quién es tu novia?—lo mire con curiosidad

—Mi padre dijo que te invitará a la cena de hoy, llevaré a mi novia y podrás conocerla. También dijo que Chris podría ir, si quería y que si no quería él lo entendería.

Obviamente Christopher no iría, y yo no lo obligaría.

—Por supuesto iré.

—No tienes que ir si no quieres—dije mirándolo, él tomó mi mano y me sonrió

—Ethan con novia no se ve todos los días—mi amigo a mi lado rodó los ojos

—La cena es a las nueve, puedo pasar por ustedes—negué

—Ya conozco donde vives, iré con Chris—asintió

—Por cierto, Chris. Es bueno saber que por fin te diste cuenta, ya estaba planeando como besaría a Kenzie enfrente tuyo.

Intente no reír al ver el rostro de Christopher, este miraba fijamente a Ethan sin algún rastro de gracia o diversión, al parecer se lo había tomado muy enserio.

—No lo hubieras echo—dijo Chris para luego sonreír de lado

—¿No me crees capaz? Vamos, Chris. Kenzie es muy linda, dudo que nadie quiera besarla.

La sonrisa de Chris se borro, tomó mi agua, y sin permiso alguno, procedió a beber, ignorando totalmente a Ethan, este comenzó a reír.

—Basta de bromas, harás que Chris quiera golpearte—Ethan rodó los ojos

—Defiende a tu noviecito—rode los ojos, tal y como él lo hizó

Ethan se puso de pie y se despidió de nosotros, diciendo que tenía cosas que hacer. Christopher y yo nos quedamos en silencio, él seguía bebiendo mi agua, hasta el punto de no dejar más que unas gotas. Lo mire arrugando la nariz.

—Mi agua—reclame

—Te doy otra luego—dejó un beso en la punta de mi nariz, desvíe la mirada sintiendo mis mejillas calentarse