¿Me mandará Dios al infierno por ser malo?

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Dios no manda gente al infierno por ser mala. Si lo hiciera, el cielo sería un lugar solitario. Las personas van al infierno porque rechazan a Jesucristo como Señor y Salvador. Si alguien rechaza a Jesús el resultado natural es el pecado. Por lo común,la razón por la que lo rechazan es también el pecado. La Biblia dice: «Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 6: 23).

¿Existe realmente el infierno?

Puedes contar con ello. Quizás no escuches hablar mucho del infierno estos días, a menos que alguien le grite a otro que se vaya para allá. Pero el infierno es algo real. La Biblia lo menciona a menudo. En realidad, la Biblia tiende a decir tres veces más sobre la justicia de Dios, el juicio, la ira divina, y el castigo del pecado, de lo que dice el amor y la misericordia de Dios. Pero entonces, ¿Qué es lo que cuenta?

¿Cómo es el infierno?

Jesús contó una historia en Lucas 16: 19- 31 sobre «Lázaro y el hombre rico». En ella puedes encontrar alguna información acerca de cómo es el infierno. (Los especialistas se preguntan si Jesús quiso decir que los acontecimientos por él narrados ocurrieron realmente. Pero la cuestión es que Jesús incluyo los siguientes detalles: )

•  El hombre rico estaba despierto, no en algún tipo de sueño.
•  Era capaz de ver. Miró hacia arriba y vió a Lázaro y Abraham muy lejos de él, aparentemente en el cielo (16: 23) . Pudo hablar. Rogó a Abraham que tuviera piedad de él, pero ya era muy tarde (16: 24).
•  Estaba sediento (16: 24).
•  Estaba sufriendo terriblemente en el fuego (16: 23, 24).
•  No podía escapar. Abraham le dijo: «una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisiesen pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar para acá» (16: 26).
•  El hombre rico tenía memoria. El podía recordar a su familia e inclusive le pidió a Abraham que le advirtiera de los horrores de aquel lugar (16: 28). Este puede que sea uno de los aspectos más terribles del infierno. La persona que rehace a Jesús será capaz de recordar las oportunidades que ella o él tuvieron de confiar en él, pero decidieron no hacerlo.

Cuatro palabras, una idea

La Biblia utiliza cuatro diferentes palabras para referirse al infierno. La más empleada en el Antiguo Testamento es el seol. Este término significa algo así como un submundo oscuro y tenebroso. Es el lugar de la muerte. No se dice nada del fuego y el azufre, pero el seol no es seguramente el lugar donde te gustaría vivir eternamente. En el Nuevo Testamento la palabra hades significa aproximadamente lo mismo que el seol. Otra palabra, tartarus, es utilizada una vez por el Apóstol Pedro.
Describe el lugar donde fueron enviados los ángeles desobedientes después de pecar (2 Pedro 2: 4).
La palabra más común para infierno en el Nuevo Testamento es Gehenna. Diez de las once veces en que aparece viene de la boca de Jesús mismo. Gehenna significa «un lugar de castigo final para los incrédulos». Estas cuatro palabras quizás no se refieran precisamente al mismo lugar. Pero la cuestión defensivamente consiste en que el cielo es el sitio donde debemos estar.

El basurero de la historia humana

Originalmente, Gehenna se refería a un lugar, el valle de Hinnom, localizado en las afueras de Jerusalén. Era allí donde se ofrecían sacrificios humanos al dios pagano Moloc, años antes de que Jesús naciera. Ya en tiempos de Cristo se había convertido en el basurero de Jerusalén. Los montones destapados de basura atraían todo tipo de insectos y gusanos, ratas y otros insectos por el estilo. Para reducir las amenazas a la salud, se prendía fuego a la basura de vez en cuando. Humo, fuego, y horribles olores, formaban parte del Gehenna.
Cuando Jesús quiso describir los horrores del infierno en términos humanos usaba el término Gehenna. Era un lugar de castigo eterno; un sitio de extrema, absoluta, oscuridad. Es el basurero de la historia humana.

El infierno no es un salón de fiestas

Un tonto dijo una vez «Yo no quiero ir al cielo. Me gusta más el infierno. Allí es donde se celebran las mejores fiestas. Allí todo el mundo se emborracha y allí estarán seguramente las chicas divertidas y cabeza locas».
¿Eso crees?
Siete veces en el evangelio Jesús se refiere al infierno como al lugar donde la gente llora y cruje sus dientes. Lo llamó horno de fuego. Quizás tenía el montón de basura en mente cuando dijo: allí donde el gusano... «nunca muere, y el fuego nunca se apaga» (Marcos 9: 48).

¡Yo pensaba que Dios era amor!

El es amor, pero no una melcocha, no un Dios «que no mata una mosca». Alguna gente dice, «Bien, yo creo en Jesús, ¡pero no en el infierno!».
Peor para ellos: no aciertan a comprender que la mayor parte de lo que sabemos sobre el infierno viene de la boca del propio Jesús. Fue Jesús el que dijo: quien acuse a su hermano de fatuo, «quedará expuesto al infierno de fuego» (Mateo 5: 22). Fue Jesús quien reprendió a sus amigos por temer que los hombres pudiesen hacerles daño: «Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede el alma y el cuerpo en el infierno» (Mateo 10: 28).

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