La batalla del aborto

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Más y más mujeres jóvenes están decidiendo abortar a sus niños. ¿Por qué? Primero, porque es legal. El 22 de enero de 1973 la Corte Suprema de los Estados Unidos autorizó matar a los niños por nacer. Desde entonces, un promedio de un millón y medio de niños han sido aniquilados cada año. Eso equivale a más de cuatro mil criaturas por día.
Los Estados Unidos han permitido que mueran por medio del aborto más personas que aquellas que han perdido la vida en todas nuestras guerras juntas. Sólo una pequeña parte de esos abortos se han realizado para proteger la salud de la madre . La mayoría tuvo el propósito de librar a parejas jóvenes de las responsabilidades de un embarazo y paternidad prematura.
Esa es la segunda razón por la que han aumentado los abortos. Muchas jóvenes piensan en el aborto como un último recurso para el control de la natalidad. Su actitud es: «Si salgo embarazada, puedo hacerme un aborto».

Un feto es un NIÑO por NACER

¿Te has fijado que la mayoría de la gente que favorece el aborto no habla del bebé? Habla del feto, que es la palabra latina para designar a un niño por nacer. ¿Por qué? Porque liquidar a un feto suena como si estuviéramos liberándonos de un producto químico dañino. Pero destruir a un bebé no parece algo tan natural. ¿No es así?
En realidad, desde el momento en que te concibieron, el instante cuando comienza la vida, el pequeño feto de una sola célula contenía todos sus ingredientes.
En esa única célula estaban tu tamaño, el color de tu pelo y tus ojos, y muchos otros rasgos. Tú estabas ahí. Sólo hacia falta tiempo y comida para crecer y transformarse en la persona que eres hoy.
Cuando alguien hable de abortar un feto, NO dejes que se burle de ti. Está hablando de matar a un ser humano.

¿Qué dice la Biblia acerca del aborto?

En primer lugar, la Biblia dice claramente que el crimen es un pecado. Uno de los Diez Mandamientos advierte: «No matarás» (Exodo 20: 13). El aborto simplemente para evitar un embarazo es un crimen, diga lo que diga el gobierno.
Dios es el que forma al niño en el vientre de la madre, no los médicos ni el gobierno. El rey David lo describe de la siguiente manera:
«Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra»

(Salmo 139: 13- 15)

                                                                                                                                        
Después de un aborto

Quizás tú o alguien cercano a ti se haya hecho un aborto. A lo mejor no encontraron un remedio mejor. Cualquiera que sea el caso hay unas cuantas cosas que una persona que se haya hecho un aborto debe saber:

• Dios no te ha abandonado. No importa lo que hayas hecho. Él aún te ama.

• El aborto, aún cuando es un pecado horrible, no es algo imperdonable.

• Si tú o tu amiga nunca han confiado en Jesús como Salvador, ahora es el momento de hacerlo.

• Ahora que tú (o tu amiga) has sido perdonado  «ve y no peques más» Lee la historia de la mujer que fue sorprendida en la cama con un hombre que no era su esposo (Juan 8: 3- 11). Observa cuán tiernamente —aunque con firmeza— Jesús se dirige a ella. El la perdonó cuando todo el mundo quería matarla. Jesús hará lo mismo contigo ❣️.

                                                                                                                                       

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