Capítulo X

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Mientras Amely disponia todo lo necesario para el tiempo que estariamos fuera, Sylas y yo fuimos a comprobar como se encontraba Xander y su caballo. Había pasado solo una hora desde que yo salí y el ambiente era totalmente diferente, la mayoria de las tiendas se encontraban abiertas y habia mucha gente en las calles de un lado a otro.

-Poco más de una hora y todo cambia...-murmuré levemente.
-Por la mañana todo es más tranquilo.-respondió Sylas sin apartar la mirada del camino. -¿Qué es eso?

Entonces me di cuenta del barullo que había formado en la plaza central.

-Habrá ocurrido algo... -Entonces me temí lo peor.

Al ver mi cara él sólo me agarró la mano y nos dirigió hacia el cúmulo de gente. Se intentó abrir paso y al verme a mi, la gente se apartó. Encontramos a una mujer llorando desconsoladamente mientras pedía ayuda, me acerqué a ella llamando la atención del resto de transeúntes.

-¿Qué ha ocurrido Elena?-La reconocí al instante.
-¡Alice!-al verme allí su rostro cobró algo de esperanza. -Mi niño, mi Tomás, ha desaparecido, lo han secuestrado. Por favor traeme a mi niño. -Suplicó mientras agarraba mis manos.
-¿Secuestrado?¿Quién?
-Los amigos del muchacho que hay en el calabozo, dicen que si se lo devolvemos ellos me darán a Tomás. Si no... Ellos... Lo matarán. -relató entre sollozos.
-Eh eh, tranquila. Tomás es un muchacho fuerte, él estará bien. Me ocuparé de traerlo. -sentencié con una sonrisa.
-Oh Alice, muchísimas gracias. -se abrazó a mi mientras la esperanza empezaba a florecer en ella.

Una vez que dejamos a Elena en su casa nos dirigimos finalmente a los establos.

-Fue un poco arriesgado prometerselo, ¿no crees? -me reprochó Sylas.

No respondí, me limité a acariciar a Xander. Mire fijamente a mi caballo y después a él.

-Si mi plan falla no importará, yo estaré muerta y no podrá echarmelo en cara. -dije con una sonrisa neutral.
-Pues vaya plan. -comentó demasiado serio. Lo miré durante dos segundos y entonces nos empezamos a reir como desquiciados.
-Demasiado caballo por hoy. - dije entre risas.

Salimos del establo con las lágrimas saltadas y hablando de todo y nada. Al llegar a la posada, Amely iba de un lado para otro dando órdenes y sus hijos se encontraban tras la barra atendiendo a los clientes. Entonces vi a los guardias de la cárcel en la barra hablando con Dix, deben de haber terminado su turno. Me acerqué a ellos y Sylas simplemente se fue detrás de la barra para ayudar a Jhon.

-¿Terminaron sus horas? -cuestioné detrás de ellos haciendo que uno se sobresaltara.
-Así es niña, -otra vez- veniamos a hablar contigo. -respondió el más tranquilo.
-¿Conmigo? -vi como Dix se reía tras la barra por como me había llamado. Le lancé una mirada asesina. -¿Hice algo malo agente? -puse mi voz más inocente y esta vez quien rió fue Sylas.
-No, es más, queremos tu ayuda.
-¿Mi ayuda?
-Así es. Eres la única que ha hecho hablar a ese muchacho y necesitamos la información que te dió.
-Y con ella encontraremos a Rex. -continuó el otro. - Es lo que quieres, ¿no? - una sonrisa traviesa asomo por mis labios.
-¿Que es tan gracioso niña?- entonces Amely entró en la conversación.
-Ella no se llama "niña", sabéis perfectamente su nombre pero temeis decirlo porque sabéis que ella es más capaz que vosotros. Yo lo diré por vosotros, Alice. La "niña" que salvará a ese muchacho que acaban de secuestrar y a Rex, alguien que lleva una semana desaparecido. -Cuando se calló el silencio gobernó toda la taberna. El torrente de voz de Amely se colaba por todos los ricones de la estancia. Al no recibir respuesta por parte de ellos, continuó. -Y ahora, ¿Por qué no haceis algo de provecho y os vais?
-Lo hemos intentado por las buenas. -murmuró molesto el mayor. Antes de irse se giró y se acercó a mi para susurrarme algo. -Esta muerto, aceptalo y ahora ese muchacho morirá también por tu culpa. - golpeó levemente mi hombro, se giró y empezó a caminar.
-Tomás. -me limité a decir y él lo entendió todo. -Ese "muchacho" se llama Tomás y es más valiente y fuerte que tu. Ah si y otra cosa, Rex volverá y vosotros perdereis vuestro trabajo. Id buscando otro. -sentencié.

Tomás fue secuestrado mientras intentaba encontrar a Rex, ambos volverán sanos y salvos.

-¿Qué te dijo? - preguntó Sylas apoyado en la barra.
-Me ha dejado claro que no son de aquí, no conocen a nadie por su nombre. Si llevaran aquí un mes se sabrían algún nombre relevante. -murmuré mientras observaba un vaso.
-Llegaron dos días antes de que Rex desapareciera. -comentó Dix.
-Eso tendría más sentido, es normal que no se sepan los nombres. -dijo Sylas ante el comentario de Dix pero yo lo llevé más lejos.
-No puede ser... -susurré sin creerlo. Miré a Sylas pero él no lo entendió. -Amely, dos minutos, arriba. Ya. -sentencié subiendo las escaleras hacia su despacho.

Nos encontrabamos todos allí, habían dejado a sus empleados al cargo del local.

-¿Qué ocurre Alice? -preguntó primero Jhon.
-Esos guardias están con el chico de la celda... -murmuré sin creelo aún.
-Un momento, eso es una acusación muy gorda lo sabes, ¿no?- respondió Dix.
-Pero encaja. -dijo esta vez Amely. -Demasiada coincidencia que llegaran dos días antes.
-Y que quisieran hablar con Alice porque ella sabe la ubicación. -continuó Sylas.
-Cuando conseguí hacer que el chico hablase el mayor se acercó indicandome que el interrogatorio se había acabado, ¿y ahora quieren hablar a solas conmigo? Solo quieren atar cabos, esto es mucho más gordo de lo que yo pensaba...

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