Prologo

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13 de Julio

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13 de Julio.

—Si te soy sincero, Eros, no se que paso.

Mi dedo seguía golpeando la mesa, mientras seguía escuchando las penas del pobre Alek. Mi padre logró salvarse de el en cuanto murió.

—Las ventas simplemente, bajaron —niega con la cabeza

Miro hacia la mesa.

Grita de ayuda para que levante su negocio, ¿pero que gano yo?, nada. Su negocio va para atrás y con mi dinero el solo saldría ganando.

—Oh, discúlpeme un momento —veo de reojo como se aleja

Suspiro.

Debí gastar mejor mi momento que en venir aquí, seguirán hablando de sus problemas para que al final yo los rechace.

—Señor Wild, quiero presentarle a mi esposa y a mi hija —levanto la mirada, veo una mano extendida, y luego una sonrisa demasiado falsa

Me levanto educadamente de la silla y se la estrecho, pero sin fingir una sonrisa.

—Es un placer, señor Wild. Soy Roxanne, y ella es mi hija Violette —se aparta sin dejar de sonreír, bajo mi mirada a la chica frente mío, su figura excéntrica me hace mirarla de arriba abajo

Un elegante vestido rojo es lo que lleva, junto a algunos accesorios.

Vuelvo a mirarla a los ojos, mira unos segundos a su madre, algo enojada me atrevería a decir. Clava sus ojos en mi y sonríe levemente, sin esforzarse como su madre.

—Mucho gusto —tiende su mano, la envuelvo, básicamente. Me mira unos segundos mas y luego se separa, sentándose con algo de mala gana

Vuelvo a mi lugar al igual que Alek y su mujer.

—¿Y bien?, ¿de que hablaban? —la mujer sigue sonriendo, mientras nos mira a ambos

Parece que los únicos que no fingen sonrisa es la chica y yo, se mantiene con la mirada en otra parte. Me resulta algo curioso, usualmente las niñas como ella adoran las reuniones de ricos.

—Negocios, cielo —responde, veo de reojo a la chica tomar de su copa, apenas se la traen—. Algún día deberías visitar nuestra casa, tu padre solía venir a menudo, Violette preparaba siempre una rica salsa, ¿verdad, hija?

La miran, termina de beber de su copa y luego la apoya ruidosamente en la mesa. Lo mira.

—Si.

Le resta importancia mientras le hace seña al mesero.

La miro unos segundos más y luego miro la mueca de desaprobación que hace el padre.

El Rey y su DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora