Cruzo el escritorio, aun mirándolo. No levanto mi cabeza, pero tampoco la bajo. El tampoco baja la suya, puedo sentir su tensión, de verdad esta enojado.
Me detengo en la punta del escritorio, me mira unos segundos mas y luego mira unos papeles.
—Quiero que te inclines, y leas este párrafo.
Enseguida frunzo el ceño, ¿inclinarme?
Miro hacia el papel, reconozco mi firma en el. Es el contrato. Genial, me hará recordar las reglas. Que nunca leí.
Me mira expectante, aprieto mis labios y me acerco al papel, apoyo mis manos en el escritorio pero no me inclino, tal vez solo fue una manera de decir.
—Dije que te inclines.
No, lo dijo en serio.
Vuelvo a suspirar y lentamente me inclino, bajo mi mirada hacia el papel.
Debí dejarme la sudadera puesto.
—El señor Wild al ser ya ahora el precursor de este contrato, tendrá las siguientes autorizaciones —me detengo al ver que se acerca, trago saliva y sigo—, imponer las ordenes principales...—jadeo, cuando choca su palma fuertemente en mi trasero
—Maldito hijo de...
—Sigue.
Giro mi cabeza hacia el, me mira con advertencia, dejándome sin ganas de averiguar que pasaría si no lo obedezco.
Vuelvo a mirar el papel, suspiro.
—Tener total obediencia... —me detengo cuando vuelve a golpear, aprieto mis labios y cierro los ojos unos segundos. Los abro y sigo— de la señorita Anderson. Y... —otro golpe— castigar de ocurrir lo contrario. —otro golpe, tomo una bocanada de aire— Debe haber completo respeto... —otro— y sinceridad.—otro. Aprieto mis puños— Si no se obtiene por cualquiera de ambas partes...—vuelvo a jadear cuando da otro— el otro tendrá el permiso de someter.
Da otro y luego se apoya en la mesa, con sus manos a cada lado de mi
Respira igual de jadeante que yo, observo su rostro de reojo, mientras su respiración roza mi hombro y mi mejilla.
Cierro los ojos unos segundos. La sensación si se sintió fuerte, pero me asusta que en su mayoría no se haya sentido, dolorosa.
Mis piernas se cierran al sentir su presencia detrás mío. Miro sus grandes manos al lado de las mías, ninguno hace ningún movimiento por unos segundos. Su dedo roza levemente el mío, pero se aleja.
El frio llega a mi cuando lo hace, despertándome.
—Espero que ahora las cumplas —dice, mientras se coloca de espaldas— . Retírate.
Levanto las cejas, espero que me mire pero no lo hace. Muevo mi mandíbula y luego me incorporo, camino rápidamente hacia la puerta y salgo, subo las escaleras.
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El Rey y su Duquesa
RomanceViolette Anderson es la chica que esperas que te salude a la mañana en la escuela, amable, femenina, inteligente y la mejor en todo. Literalmente. Todos la conocen por el apodo "La Duquesa" ya que su familia era una de la mas ricas, y por su actitud...