𝑬́𝒍, vive atormentado por su pasado.
𝑬𝒍𝒍𝒂, vive con el peso de su identidad.
Tan parecidos, pero a la vez distintos entre ellos.
Mismo sueño, mismo objetivo.
Quizá sean 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒕𝒊𝒃𝒍𝒆𝒔.
O quizá no.
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𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕 𝒅𝒂𝒚
ꕥ
El sonido de sus zapatos cada vez que daba un paso resonaba en el largo y vacío pasillo, acompañado de el suave movimiento de su largo cabello negro y el tintineo del colgante en su mochila.
Yoshioka Naomi, estudiante de nuevo ingreso en la preparatoria Yuuei, se había ausentado la primera semana de clases gracias a una-no tan-pequeña caída que le provocó una lesión en la pierna derecha, incitando a su querido y sobreprotector tutor, no permitirle ni salir de la cama.
En ese mismo momento, los alumnos de la clase 1-A pertenecientes al departamento de héroes estaban llenos de curiosidad, pues apenas unos momentos antes dos miembros de intendencia habían colocado un nuevo asiento al final del aula, haciendo que todos sacasen la misma conclusión.
Un nuevo alumno.
La mayoría de los presentes estaban encantados, pues compartían el mismo pensamiento. Otro compañero, otro héroe.
Después de unos minutos de carcomerse la cabeza sobre como sería, al fin el timbre que anunciaba el inicio de clases hizo acto de presencia junto a su profesor de aula, Aizawa Shota.
—Buenos días a todos—Comenzó con su ya típico tono adormilado—, imagino que todos se habrán percatado del nuevo asiento al final del aula...—suspiró en un intento de desperezarse, sin conseguir resultado alguno—hoy se implementará una nueva alumna a la clase, por favor trátenla bien—dirigió su mirada a la puerta—. Puedes pasar, Yoshioka.
La gran puerta del salón se abrió por completo, dejando ver una figura femenina la cual, con un caminar suave y seguro, se posó a un lado del profesor.
—¡Buenos días! Es un gusto conocerlos, mi nombre es Yoshioka Naomi, y seré su compañera de clases a partir de hoy.
Toda la clase la analizó con la mirada. Era una chica de estatura media, su cabello negro caía hasta su media espalda, su piel nívea hacía resaltar los rasgos de su rostro y, en una de sus orejas-las cuales eran ligeramente puntiagudas- tenía una pequeña perforación con un pendiente dorado, además de los ya típicos.
Lo que más llamó la atención de sus compañeros fueron sus grandes ojos, un color azul claro que hacía que el mismísimo cielo le envidiara.
—Yoshioka no se presentó la semana pasada por un accidente, así que traten de integrarla. Eso es todo, te sentarás detrás de Yaoyorozu.
