𝑬́𝒍, vive atormentado por su pasado.
𝑬𝒍𝒍𝒂, vive con el peso de su identidad.
Tan parecidos, pero a la vez distintos entre ellos.
Mismo sueño, mismo objetivo.
Quizá sean 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒕𝒊𝒃𝒍𝒆𝒔.
O quizá no.
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𝒆𝒎𝒆𝒓𝒈𝒆𝒏𝒄𝒚 𝒆𝒙𝒊𝒕
ꕥ
«—¡Mierda! ¿Por qué la prensa está aquí?»—Pensó la ojiazul mientras intentaba pasar entre aquella multitud de periodistas que le obstruían el paso.
Lo peor de todo es que ya iba sobre la hora.
A ella no le desagradaban los medios como a otros, pues pensaba que gracias a ellos estaban tan informados sobre sus amados héroes y de alguna manera ese hecho los hacía sentir seguros, además de informar sobre otros temas.
Agradecía eso.
Sin embargo, ella no pensaba que se vería involucrada con ellos tan pronto, aunque no se sorprendía considerando en que institución estaba y quienes eran sus profesores.
—¡Señorita! ¡Algunas palabras!
—¿Eh?
Si, no lo esperaba para nada.
—¡Por favor díganos como es All Might como profesor!
«—Ah, están aquí por el»
La chica estaba apunto de darle una respuesta positiva, pero recordó las palabras de su tutor.
«—Naomi, por lo que más quieras, no te involucres con la prensa. Si te descubren es el fin.»
Con eso en mente, le habló a la mujer frente a ella.
—Me encantaría, pero llegaré tarde a mi clase, si me disculpa debo irme.
Se dio media vuelta y volvió a tomar carrera hacia su salón de clases.
Ya habiéndose cambiado los zapatos y dejado unas cuantas cosas en su casillero, entró a su salón, siendo regañada por Iida.
—¡Yoshioka, llegas 2 minutos antes de la campana! ¡Como estudiantes de Yuuei debemos estar 30 minutos antes como mínimo! ¡Recuerda que estamos en la élite y--
—¡Iida, deja eso por favor! —gritó—¡No fue una buena mañana, pero aun llegué a tiempo! ¡Arata se comió mi desayuno y se llevó mi patineta sin avisarme, tuve que venir a pie ¡Y aun así llegué a tiempo! ¡No me regañes por algo así! —lloriqueó.
Todo el salón guardó silencio pues, la discreta Naomi había levantado la voz.
Y aunque era algo simple, nadie se lo esperaba.
La pelinegra, ahora un tanto abatida, se dirigió a su asiento en silencio, una vez ahí apoyó su cabeza en la mesa liberando un aura depresiva y no dijo nada más.
Nadie se atrevió a molestarla.
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