Sodoma y Gomorra.

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-Deberias ver lo descarada que es esa chiquilla.

Helen estaba de muy buen humor. Me había acompañado a ver a Alex en el centro de Esquí. Abrazo la pierna del gran Santa en la entrada para tomarse una foto y entro conmigo a la recepción.

Pero claro, contándome el chisme de la semana.

-Es en verdad una mala influencia para el pueblo.

Sonreí ahora conociendo lo que la molestaba tanto.- ¿Que habría hecho ella para volverse una mala influencia? Solo la veo tranquila yendo al café, a la biblioteca y volviendo a casa.

Helen perdía los estribos cada que hablaba bien de Mei.

-¡Es que tú no la has visto! Es una completa lunática. Está enferma.

Me llamo la atención el como lo aseguraba. Helen no tenía ningún estudio médico o psiquiátrico que diera fe a sus palabras.

-¿Enferma? ¿Cómo se llama ese enfermedad?

Quizá era cosa mía. Había ido a España y a Estados Unidos antes de volver a casa. Sobre todo en el último había visto un gran contraste con Laponia. Una nación que se volvio potencia mundial. Había sitios donde podías ver las banderas coloridas por todos lados. Aunque nunca me había topado con nadie que mostrará su amor tan abiertamente. Si que veia a personas de la mano, pero nunca lo habia visto tan normal como cuando mire a Mei besando a aquella chica.

-Es que debiste verla Yuzu, no fue cosa cualquiera.- Se acerco a mi como contándome un secreto, porque para ella era algo digno de mucha vergüenza.

-La he visto con una mujer.

-Bueno, justo ahora yo estoy con una mujer.- Dije divertida. Adoraba molestandola.- Tu y yo estamos hablando y no por eso estamos enfermas.

-No me entiendes para nada. Tiene esa enfermedad, de la que todo mundo habla. Dónde te encamas con alguien que comparte tu sexo.

Fingi sorpresa ante su revelación. Aunque yo misma lo sabía.

-Bueno, Helen, pero cada quien puede hacer lo que mejor le parezca.- Dije calmada - Nosotras no vamos a casarnos con ella ni a vivir en su casa. Bien puede hacer lo que quiera si no hace mal a nadie.

-¡Pero si que hace mal! Alzó un poco la voz en vista de qué no había nadie por ahí.-Es que a ti te han inundado de ideas pacifistas en tus viajes. No lo ves como nosotras.- Aclaro refiriéndose a las de su edad.- Si las niñas ven aquello puede que quieran besar niñas.

Lo pensé un segundo. En realidad no sabía si la psicología funcionaba de esa forma. Era cierto que algunos niños invitaban muchas cosas que veían. Es parte de aprender.

-Pero Helen... Si es que fueran a copiarlo, ¿Como esa chica no ha copiado a las parejas que la rodean?

-Sigues sin entenderlo.

Ella sintió que había ganado una discusión. Y quizá en su mente yo había quedado como una chiquilla que hablaba sin pensar. Alguien faltó de experiencia.

-Buenos días mis hermosas mujeres.

Alex venía entrando en buen momento. Sería incómodo el tiempo si no llegaba.

No veía lo de Mei como una enfermedad. Algo extraño, claro que sí. Pero no significaba que fuera malo. Para mí la libertad de uno solo tenía límite si lastimaba o intervenias en la del otro. No me parecía que Mei pudiera ocasionar dolor o forzar a una mujer a estar con ella. Más al contrario, aquella chica de la biblioteca parecía gustosa de probar sus labios.

Deshice esa idea de mi cabeza. No era sano pensar tanto en aquello.

-¿Ya te has tomado tu foto con santa?- Me preguntó Alex señalando a nuestro nuevo amigo gordinflon pero inanimado. Y eso me hacía pensar en Frank.

-Ni en tus más locos sueños.

Helen fue hablando todo el camino a casa de lo mismo. Habíamos esperado a Alex hasta su salida para ir a comer. Me había tocado sentarme en la parte de atrás. Y comenzó a hablar apenas arrancamos.

-Ese profesor me tiene harta.- Exclamó molesta.

-¿Que ha hecho ahora?

-Ha reprobado a casi todo su grupo. Dice que no tienen ninguna capacidad de aprendizaje. ¿Sabes cuántos padres han ido a hablar conmigo en estos días?

Los escuchaba parlotear sobre lo estricto que era aquel hombre. Y yo no paraba de pensar en lo distinta que era su hija. Parecía tener el mismo aura de superioridad al rededor. Pero era diferente. No intimidan para nada.

Quizá aquellos nuevos habitantes habían venido de algún sitio donde la gente era así de extraña.

Helen sin duda diría que venían de Sodoma o Gomorra. Y posiblemente yo diría "Me gustaría ir de vacaciones allá"
A lo que Alex contestaría "Podemos ir el miércoles" y su madre nos reprenderia por no tomarnos en serio nada.

Lo cierto era que me interesaba. Después de ese beso cualquiera se ofendería y huiria del pais, pero llamaba mucho mi atención. Como yo solo lo vi como una invasion a mi boca y Helen lo veia como un grave crimen.

El balcón y la estrella perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora