Siento que he adquirido odio al encierro. No puedo comer, beber, dibujar o hablar. Cualquier cosa que haga me hace recordarte.
Papá ha dicho que tengo una enfermedad grave. Pero yo siento que nunca me he sentido tan sana como estando contigo. ¿Estar enfermo te hace feliz? Porque estar contigo me hacía la persona más feliz del mundo.
Creo que no solo me ha pasado a mi. Nos han enseñado que amar a una mujer siendo una es una cosa destinada al fracaso. Que ni siquiera debe pasarnos por la cabeza hacer tal blasfemia. Son Adan y Eva quienes crearon el paraiso. No dos mujeres o dos hombres.
El sueño de muchos padres es acompañar a sus hijas al altar. Dar a sus hijas una fiesta enorme donde las entregan a un hombre que promete cuidarlas. Pero estamos seguras de que mi padre no estaria complacido dejandome a tu cuidado.
Creo que entiendo su punto. Lo entiendo pero aun asi no lo quiero.
No tengo hambre ni sueño, pero debo comer lo que me traen y dormir de vez en cuando para que me dejen tranquila. A veces quiero mirarte por la ventana pero mi corazón se rompe cuando puedo mirarte desde el cristal y te veo perder la alegría con cada día que pasa.
A veces caigo dormida del aburrimiento y te veo a ti abrazándome. Te escucho contándome tus cuentos. Hablándome de libros y cantándo canciones cursis. Te veo entrando en la cafetería diciéndome "buenos días" de maneras graciosas y te escucho riendo como un bebé. Entonces muero de amor porque deseo besarte y tener tus manos entrelazando las mías.
A veces deseo que al despertar te encuentre a ti a medio vestir frente al lago. Que papá no esté fuera de la tienda y que podamos huir de ese pueblo con la misma facilidad con la que he caído enamorada.
Escucho tu voz en los pasillos y veo tu sombra en mi cuarto. Puedo oler el shampoo de tu cabello y probar el sabor de tu piel. Sentir su textura. Entonces me siento loca de amor y me creo un poco que es una enfermedad todo esto. Una hermosa enfermedad de la que bien podría morir si no se me da el tratamiento adecuado.
¿Que haré si te olvidas de mi existencia? Si mi alma ya muere cada dia viéndote al otro lado de la calle no quiero ni imaginarme el dolor de tu ausencia.
Odio el aire tocando tu cabello. La nieve callendo en tu piel y cada pequeña partícula que pueda estar en contacto contigo mientras yo estoy a un par de metros de ti. Odio las voces que llegan a tus oídos y las palabras que no llegan a los míos. Pero odio mas aún oírte gritar desconsolada y verte llorar en la madrugada. Odio sentir tu dolor e imaginar que es de igual magnitud al mío.
Te amo, y no he parado de pensar esto desde el último segundo que estuve abrazada a tu cuerpo.