No lo es.

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Era un nuevo día.
Tenía mis botas ya listas para salir a la calle. Había tenido mucho que escribir en la madrugada. Inesperadamente un arranque de inspiración había llegado de la nada. Y me había tomado la molestia de mandar un previo con lo que podría ser un nuevo proyecto.

Tome mi chamarra gruesa y salí.

Pero apenas puse un pie fuera, fui devuelta hacia adentro.

-¿Tan deprisa?

Alex me había metido de un empujón a mi casa. Tenía cara seria

-¿Por qué no te he visto últimamente?

-Bueno, soy alguien ocupada - Mencioné sin darle importancia. El ya se había puesto cómodo en mi casa sin permiso. Y no tenía el corazón para correrlo pero en serio quería salir.

-Crei que estabas trabajando.

Dije tratando de que notará que me quería ir.

-Parece que no quisieras verme.

Aquello me hizo sentir como un asco. Porque el era mi mejor amigo. Supuse que podía quedarme a hablar un tiempo.

-¿Que es lo que pasa?
Pregunté teniendo que algo le hubiese pasado a su madre.

-Me han botado.

Ni siquiera sabía que salía con alguien. Me acerque a darle un abrazo y pude oler el alcohol que debía estar ahora dentro de su organismo.

En serio era una persona infantil a veces.

-No deberías alcoholizarte por un lío de un par de noches.

-No era un lío de una noche- Me dijo triste.- Era la indicada.

Pero eso decía de cada chica con la que se cruzaba.- No era la indicada el día que estuvimos en el lago.

Y aquello era cierto. Solo me hablaba de una chica cuando en serio consideraba que era algo serio. Y si no era alguien que yo hubiese conocido antes eso significaba que era lo mismo que alguien desechable. Pero si salía con alguien y aún así me llevaba al Inari entonces no le importaba realmente

Me levanté a buscarle un vaso de agua. Era oportuno hidratarse cuando has venido mucho.

Entonces lo sentí a el alcanzarme en la alacena, abrazarme fuerte por detrás y su voz en mi cuello.

-Quiero ir al lago.

Dijo con esa voz que me hacía saber que lo veía como una completa necesidad. Entonces violó la primera regla. Porque beso mi cuello antes de que lo apartará. Y aquello estaba fuera de los límites

-No puedo ir al lago más.

Dije segura. El parecía no entender lo que le estaba diciendo. Creo que incluso creyó que estaba bromeando

Así que se acercó de nuevo dispuesto a besarme. Con ese aliento que causaba la embriaguez.

Yuzu habría besado a aquel chico unos meses antes. Pero mi yo de ahora pensaba en que no se sentiría de la misma forma que besarla a ella y solo me aparte

-Creo que podemos ir al lago cualquier otro día. Pero no podemos volver a hacerlo.

Alex entonces me miró sin tener intenciones de complacer sus deseos. Parecía un tanto frustrado

-¿Te has enamorado?

Esa pregunta me causo escalofríos. El tampoco sonreía. Solo nos miramos un rato sin hablar.

-No creo que sea amor

Afirme. Y el me miró preocupado.- Suena más como una mentira.

Me abrazo cálidamente. No parecía querer meterse en mi vida.- Solo no hagas cosas innecesarias.

Alex salió de ahí después de rechazarlo. Nunca lo había hecho desde que comenzamos a hacer aquello. Pero parecía ser lo correcto.

Tome mis llaves y salí detrás de el, pero tomando otro camino.

[...]

-¿Estas bien?

Me preguntó después de un rato de estar en silencio.

Estábamos acostadas en su cama. Y parecíamos más como una pareja cursi al estar mirándonos por tanto rato.

-Solo estaba pensando.- dije sin mentir.

-¿He preguntado que estabas haciendo?- Ella acariciaba mi rostro con las yemas de sus dedos. Y parecía querer seguir haciéndolo por mucho tiempo más.

-Lo entiendo. Estoy bien. Perdone mi atrevimiento de contarle lo que estaba haciendo.

Justo ahí analice que aquello no era una relación puramente sexual. La había llevado a comer, a jugar. Le había contado de mi vida, de lo que hacía y algunas cosas que se me habían ocurrido de la nada. Incluso ahí acostadas. Teníamos la tropa puesta y no había algo como lo que Alex estaba dispuesto a hacer al llegar a lo casa.

No estábamos juntas tratando de satisfacer una necesidad de placer.

Bese la palma de su mano cuando quiso apartarla y volví a colocarla en mi rostro.

-¿Te gustaría ir al lago uno de estos días?

Mei me dejó de acariciar. Pasó sus ojos por mi cara como tratando de descubrir alguna señal.

-¿Quieres ir?

-Por algo te lo pregunto.

Quería compartirle ese sitio. Claro que lo conocía, pero quería pasar con ella un buen tiempo. Pasar la noche fuera de casa y reescribir lo que tanto tiempo había hecho.

Dijo que si.

Pese a mis predicciones dijo que iría. "Si es importante para ti"
Me dijo que podíamos tomar la camioneta de su padre y que había un par de cosas para acampar en la bodega.

Y en vez de esperar al siguiente día, ella se levantó. Me tomo de la mano y me enseñó el sitio del que hablaba. Estaba todo polvoriento y no había mucha luz. Pero afortunadamente ella si que tenia un celular. Y podía usar su lámpara para ayudarme a conseguir las cosas.

-¿Tienes prisa de ir?

Le pregunté mientras subía la tienda y unas mantas a la parte de atrás del vehículo.

-La verdad es que si.

No pude entender su emoción. Pero verla así tan radiante por llegar era contagioso. Y me ofrecí a conducir todo el camino hasta allá. Ella me dijiste solo entonces "En realidad yo no sé conducir" y me pareció gracioso que planear viajar sin esa habilidad

Ella llevo un montón de cosas extrañas. Como un termo lleno de café. ¿Por qué beberias café frente a un lago? Normalmente nosotros lo veíamos como un escape al estrés y terminamos bebiendo.
Llevo también una gran manta afelpada con un estampado de oso. Ella en verdad amaba los osos.
Lo que me pareció una genialidad fue que llevará una almohada. Nunca se me había ocurrido en todo el tiempo que fui a aquel sitio. Y estaba segura de que Alex ni siquiera lo veía necesario porque no pensaba con la cabeza correcta en cada visita.

Me dió las llaves haciéndome jurar que no le haría ningún rasguño y aquello me pareció gracioso. Porque si chocara de lo que menos debería preocuparse es del auto.

La Vi subirse al asiento del copiloto y mirarme con atención mientras encendía la camioneta. Y como una niña enamorada, se acercó a mí y me plantó un beso en la mejilla antes de partir.

Parecía que estaba haciendo muchas cosas al revés. Tendría sentido que me hubiese enamorado primero y luego ir construyendo todo en el proceso. Pero aquello era complicado y estaba casi segura de que no era para mí

-¿Por qué sonríes?

Me Preguntó. Y de nuevo plantó otro beso que multiplicó el efecto.

-Si sigues así no arrancaré el auto.
Ella rio y su risa me hacía pensar aquello de nuevo.

No podía ser amor.

El balcón y la estrella perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora