Poeta maldito.

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-Era un niño. 

Pense en ese momento. Y seguido mi voz repitio mis ideas.

-¿Quien era un niño?

Alex me estaba abrazando claramente afectado por la cerveza. Llevabamos dos horas en el lago y despues del sexo comenzo a beber. Tenía mejor resistencia que el. Habíamos venido lo mismo y sentía que mis sentidos no se habían apagado ni un poco.

-Arthur Rimbaud.

Continúe. Pero el no comprendía de lo que hablaba.

-¿Y ese es...?

Un poeta.- Dije con poco interes.

-Tu siempre hablas de tus libros.- Menciono. Estaba semidesnuda disfrutando de la calefaccion de la tienda y era comodo haber traido una lampara para leer mi libro. Y siempre era así. El no disfrutaba para nada cuando le hablaba de literatura. Me decía que trataría de entenderlo siempre que fuera escrito por mi. Pero lo demás no le interesaba.

-Solo estaba pensando. A los siete años tu y yo estabamos jugando con una llanta abandonada en la esquina del reno, ¿recuerdas?

Asintio y me dio un beso en el hombro llamando la atencion para que lo mirara y lo besara en los labios. Pero seguía siendo un tanto incómodo.

La calefacción de la cabaña no era suficiente y me cubrí un momento con la manta.

-Arthur Rimbaud era un niño escribiendo sus primeros poemas a esa edad.

Si que lo sabia, pero aquella voz dulce y hablandolo en frances me habia llamado la atencion. Toda ella me habia llamado la atencon. Me sacaba de quicio como se creia con el derecho de besarme. Me sacaba de quicio su existencia y que no podía borrar el recuerdo. Me intrigaba. Y mi sentido de experimentación me hacía una clara advertencia.

-Podrias ser un genio si lo quisieras, siempre estabas escribiendo.- Me dijo recordando nuestra infancia.- Hiciste llorar a todos en tu discurso de despedida. 

-Incluso a ti.

-Incluso a mi.- Rio vergnzado.

Y era verdad. Aquel chico en ese entonces flacucho y un poco soso estaba lleno de lágrimas y con el rostro totalmente rojo cuando termine de hablar. Aquel día su madre nos tomo una foto en la entrada del colegio y el salió con los ojos rojos e hinchados.

Me deshice de ese recuerdo. Era reconfortante recordar el pasado que resultaba ser alegre, pero no planeaba revivir toda mi vida.

Volvi a pensar en esa chica de pelo negro. ¿Sabria quien era Arthur Rimbaud? Posiblemente no. Pero me gustaria tener una amiga con la cual leer libros. Aunque ya me habia invadido la boca. Quizá solo había leído una página al azar. Algunas personas hacían esa clase de cosas.

Era una chica que podía llegar a besar a alguien que acababa de conocer, claramente el que conociera al autor o no era la menor de mis preocupaciones.

-¿Que te molesta?- No sabia que mi expresion me delataba. Cuando me di cuenta, el me estaba mirando con esa expresión confundida en su rostro. Olía a alcohol. Su cabello era un desastre y comenzó a sonreír. Porque lleno de ebriedad muchas cosas pueden parecerte alegres. Y a el le alegran verme

Aparte el libro a mi mochila y me subi sobre Alex. El no era alguien muy culto, asi que no me entendia al hablar de libros. Tampoco me entendia cuando hablaba en ingles o italiano. Y muy notablemente, no me entendia si le hablaba de poesia. Asi como yo no le entendia cuando hablaba de deportes, sobre la vida saludable o sobre esquiar.

-¿No te gusta?- Dije notoriamente exitada. Alex estaba tan alcoholizado. Y pese a nuestra regla de hacero siempre conscientes. Comence a moverme provocativamente sobre su miembro. 

Era un sentimiento para nada agradable. Besarlo mientras pensaba en lo que había visto. Alguien haciendo lo mismo que yo hacía con el. Pero con una persona de su mismo sexo.

Cuando Adán y Eva surgieron en el Edén, dios les enseño a todas las criaturas existentes. Les dió la naturaleza de estar macho con hembra y los doto del don de la concepción. Cuando el diluvio apagó brevemente el pecado del mundo, se le ordenó a Noé armar una barca y meter a una pareja de macho y hembra de cada especie existente. Y ambos no procrearian vida alguna hasta que encontrarán tierra.

Debía ser un verdadero dolor de cabeza el amor entre dos mujeres para todo ese origen religioso.
Incluso para el origen evolutivo en dónde hombre y mujer dieron descendencia a la humanidad. Mirándose y sintiéndose de la misma forma en que Alex y yo lo hacíamos en aquel lago.

¿Pero quién dijo que debíamos procrear? Incluso nosotros estábamos haciendo tal acto destinado a crear vida, solo para complacer nuestros cuerpos. En ningún momento sentía que aquello llenará mi ser de dicha y amor.

Entonces estaba yo que hacía tales cosas sin buscar ningún resultado.

Y estaba ella con una chica, haciendo tales cosas y quizá sintiendo lo que yo tanto había buscado.

Pensaba en ese beso y el la forma en que se apoderaba de la chica rubia en la biblioteca. Nunca habia visto algo como eso en persona. Pero me parecia increible. Lejos de todos los tabus que podian encontrar. Dos chicas se estaban besando. Alex sin perder el tiempo se introdujo en mi y parecia estar sobrio aunque no fuera el caso. Claro que no se quejaria. Lleno de besos mi cuerpo. Y recorde de nuevo es libro que me habia causado intrigas.

"¿Acaso no imaginas por que de amor me muero?"

Habia visto imagenes de ese niño. Su aspecto era bueno. Y aun no lo entendia. Lo habia visto en la universidad. La historia de dos poetas malditos que sentian gran admiracion por el otro. Un chico de diescisiete y otro notablemente mayor, casi diez años mas que el joven Arthur. Que historia tan tragica donde su amado Verlaine le termino disparando y yendo a la carcel. El pequeño Rimbaud aun siendo un niño de diescinueve termino alejandose del mundo literario.

Esa noche tuve un sueño. Un sueño desagradable. De aquella chica besandome como a la turista de la biblioteca. Y senti asco porque acababa de estar con alguien que me queria y estaba pensando que aquel acto en una biblioteca, tenía más sentimientos detrás que lo que yo hacía en esa tienda de campaña.











weeeeeee neta no se que hago escribiendo esto xdddd.

El balcón y la estrella perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora