El caballero y la torre

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-No sabia que esto pasaría.

Ya no me importaba mucho escuchar a Alex a mi lado.

-Creo que tenia miedo de perderte y al final la he liado. 

Pense que era justo lo que pasaba. No era como si no lo entendiera. Sabia que cosas pasaron por su cabeza. La gran perdida que vivia al verme con ella. Ahora estabamos ahi sentados como si una respuesta nos fuera a caer del cielo.

-Parece que somos muy egoistas.- Le hable por primera vez en mucho tiempo. Tanto que no sentia que le hablaba a mi hermano de otra sangre. Se sentia mas como hablarle a un desconocido.

Lo escuche gimotear. Y mis recuerdos aparecieron de nuevo. Seguia siendo ese pequeño niño flacucho de sentimientos debiles.

-Me alegra que sean ustedes de nuevo chicos.

Ambos levantamos la vista para ver a nuestro buen Frank con una bolsa de papitas.

-Algun dia moriras de tanto comer.- Mencione sin pensar.

Nos sentíamos como en los viejos tiempos. Los tres apostando en la vieja cafeteria de nuestro rechoncho amigo. Alex había dicho algo como "Podríamos apostar a ver quien se va primero a buscar un suéter" pero nuestro amigo no se veía con animo de apostar. Y yo tampoco tenia mucho animo aunque trataba de sonreir.

-Supongo que mi amor tampoco pudo ser.- Dijo mirando su bolsa entre las manos.- Te las he traído por si querías una botana.- Añadió.

Tanto Alex como yo lo miramos extrañados. El habría sido el primero en abrir la bolsa.

-¿Que ha pasado?

-He ido al doctor. Al parecer si se puede morir de obesidad.

Los tres lo sabiamos, no eramos imbeciles. Nos hacian correr en el patio del colegio todos los dias en nuestra infancia y Frank era el unico que logro escaparse de todas esas clases. Pero era lo mismo que nos repetian en clases de salud.

--Solo tenia muchos problemas para respirar y me han mandado a hacer dieta.

Me recargue en el hombro de mi amigo. Jamas lo habia visto tan triste. Y puede que para algunos aquello se les hiciera gracioso. Como su amor por la comida no podria ser mas. Pero para Frank le rompia el corazon.

-Siempre puedes comer cosas mas saludables. Y podrias inventar recetas nuevas. No es un final tragico del todo.

Alex no dijo nada, pero comprendia que temia perder el acercamiento conmigo.

Los tres teniamos el corazon roto de distintas maneras. Unas razones mas extrañas que otras. 

No hace falta decir que Mei no volvio a enviarme ninguna carta.

Alex entraba todos los dias, supuse que el señor Aihara ya lo veia como opcion de matrimonio para su hija aunque ninguno de los dos sintiera algo por el otro. 

Y yo pasaba mis tardes ahi dibujando. Dibujaba tanto que mis manos se llenaban de grafito y se veian grises como el pavimento que era cubierto por la nieve. Yo si que le mandaba cartas e incluso dibujos. Pero veia a Alex mirarme apenado cada vez que salia con los bolsillos vacios.

Frank en algunas ocasiones llego a llevarse algunos de mis dibujos. Me compraba cosas nuevas con las cuales hacer aquello que amaba la chica del balcon. Incluso me dio unos pasteles de regalo de cumpleaños y un cuaderno con hojas de papel Fabriano. Sonaba a algo Italiano, y aquello me hacia recordar la ultima frase en italiano que pude decirle. Seguro que ella sabria que tipo de papel era. Yo solo veia unas hojas gruesas y rugosas. Pero ella seguro que veria un buen material para plasmar sus ideas.

El balcón y la estrella perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora