🎮La Gamer🎮 [PAUSADA]

Capítulo 11

—Yo... Le ruego, mi señorita. Que perdone mi vida. Durante estos dos meses que no pude cumplir lo que se me encomendó me he encargado de poder recompensarlo.

—¿Y cómo lo harás?

—Entregándole la cabeza del viejo de los Uzumakis, Jiraiya.

Sonreí complacida. Una gran sonrisa como el gato de Alicia.

—No deseo su cabeza. Entregamelo vivo. —Ordené.

—Así será. —Dijo por último aceptando su encargo para después desparecer.

—Es una misión imposible. —Comentó Ino una vez solas.

—No, es una misión suicida. —Le corregí. —Pero él, lo ha decidido. Y si tiene éxito... Él sucesor vendrá a mí. —Dije con una sonrisa
Aún sentada en mi asiento con las piernas cruzadas. —Padre, ¿Estarás satisfecho? Me he convertido en lo que querías. —Dije para mi misma.

Entre las sombras una sonrisa malévola le sonreía a sus espaldas. Ellas no estaban solas en aquella habitación.

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El cielo nocturno estaba despejado, las calles desiertas, eran muy altas horas de la noche y me encontraba caminando en una de las calles más peligrosas de la ciudad.

—Hola, preciosa.

—¡Mi amor! —Exclamó un chico drogadicto lleno de tatuajes.

—Chulada, ¿No quisieras pasar un buen rato?

Sonreí.

Había pasado de largo dejando atrás aquellos chulos que de seguro eran una banda de rateros drogadictos. Me di media vuelta y me dirigí hacia ellos.

—Claro, ¿Por que no? —Dije provocativa y jugando con un rizo de mi cabello.

—Pero que mujer. —Dijo uno de aquellos hombres que me miraba con lujuria de pie a cabeza. —¿Qué hace una mujer como tu en un lugar como este?

—Solo buscaba divertir me un rato. —Le dije inocentemente y con la mirada baja.

Aquel hombre río y me tomo por el hombre.

—Es tu día de suerte, dulzura. —Me susurró al oído.

—Y el tuyo es el último. —Dije amenazante, alzando mi mirada dejando ver mis ojos color rojo carmesí y mis colmillos.

—¡Qué diablos! —Exclamaron los tres.

—¿A caso no soy preciosa así? —Dije burlona mientras me acercaba a uno de ellos que retrocedían al mismo tiempo.

Tome al primero que me había susurrado al oído. Lo tome de su sucia mano que oso tocar mi hombro. Apreté su mano hasta deformada, oía crujir los huesos de esta misma y sus gritos ahogados de dolor. Los otros me miraron con terror y salieron huyendo.

—Oh, ¿Jugamos a las escondidas? —Dije incrédula mientras los veía correr para después romperle el cuello a mi primera víctima.

¡Tun!

Su cuerpo sin vida cayó al suelo y lo miré sin lástima, sin un solo sentimiento, solo de completo desprecio.

Aquellos dos se ocultaron en otra calle oscura.

—¿Aprovechando la oscuridad? —Les pregunte burlona en voz alta. Sin ninguna respuesta de ellos solo un completo silencio acompañado del ruido que hacían mis tacones a mi paso. —Uno, dos y tres. Los encontraré. —Canté alegremente.

Miré alrededor y no los veía. Hasta que uno de ellos suspiro creyendo que no los encontraría.

Grave error.