Para un cambio

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Capítulo 8

Para un cambio

El domingo por la mañana Hermione abrió los ojos con cansancio. Gimió cuando se dio cuenta que todavía era lo suficientemente temprano para que estuviera completamente oscuro afuera. Buscó a tientas su varita para comprobar la hora, sorprendiéndose al encontrar piel desnuda en la cama junto a ella.

-Bueno, debo decir que esto es un cambio agradable - la voz grave de Snape arrastró las palabras - Ya que esta vez tú has invadido mi espacio personal, ¿puedo gritarte, hechizarte y golpearte con una almohada?

Una tenue luz surgió de la mesita de noche, iluminando debidamente la habitación. Hermione se incorporó sobre un codo y observó con cansancio su entorno. La habitación sin dudas pertenecía a un hombre, estaba escasamente amueblada, con sólo la cama, las mesitas de noche, una cómoda, un gran armario y una silla a la vista. Si estas habitaciones eran como las de su madre, encontraría un baño, otro dormitorio, un pequeño estudio y el vestíbulo al otro lado de la puerta.

-Cuando hayas terminado de examinar tu entorno, creo que "buenos días" es un saludo habitual que podrías darle a tu compañero al despertar - dijo Snape sarcástico.

-Me alegro que lo sepas, ya que aún no me lo has dicho con sinceridad - le respondió Hermione.

Snape entrecerró los ojos ligeramente - Buenos días - chirrió entre dientes desafiante.

-Buenos días - respondió Hermione tan alegremente como pudo. En esta situación eso servía tanto como el sarcasmo. Volvió a fijarse en sí misma y rápidamente se dio cuenta de que una vez más estaba desnuda y cubierta de ... cosas. - Maldición - murmuró ella. - Si al menos pudiera saber cuando y porqué...

-Cuándo es definitivamente después de la medianoche. Recuerdo claramente escuchar el reloj cuando me dirigía a la cama - le informó Snape - en cuanto al porqué...¿has tenido suerte en la búsqueda del libro?

-No, le pedí a todos los que estaban cerca de nosotros que revisaran sus maletas y baúles por un libro de defensa de la biblioteca y no reconocí ninguno de ellos - respondió Hermione.

-Quizás deberíamos examinar tu memoria de cuando sacaste el libro de la biblioteca - sugirió.

-Me parece buena idea - estuvo de acuerdo Hermione. Estaba apunto de tirar a un lado la sábana cuando recordó su estado de desnudez. Se giró para mirar a su sonriente profesor - ¿te importa? le preguntó secamente.

-En absoluto - dijo. Malinterpretando deliberadamente su pregunta, aumentó la cantidad de luz que emitía su lámpara de noche y se recostó contra la cabecera con las manos descansando cómodamente detrás de su cabeza, preparado para disfrutar del espectáculo de Hermione corriendo por la habitación recogiendo su ropa.

Frunciendo el ceño, Hermione le volteó la jugada. Arrancó la sábana que los cubría, exponiendo a Snape en todo su esplendor, y la envolvió alrededor de ella. Haciendo un show de ignorarlo y buscar una túnica para cubrirse, finalmente pudo vislumbrar subrepticiamente la virilidad que habían estado discutiendo con Ginny el día anterior.

Hmm, actualmente en estado de reposo, pero definitivamente tiene potencial

Su experiencia con el apéndice masculino no era mucha, pero había visto lo suficiente como para saber que lo que estaba viendo era un ejemplo muy sano del órgano reproductor masculino. Apartó la vista rápidamente para que no la notara comiéndoselo con los ojos, pero justificó que dado que lo que observaba había estado dentro de ella al menos tres veces, tenía derecho a ver cómo lucía exactamente.

Una vez que se puso la bata, Snape se giró, listo para reprenderla. Pero algo sobre verla sentada en el borde de su cama con la sábana envuelta alrededor de ella y la mirada perdida detuvo su lengua mordaz. En cambio algo que debería haber abordado hace dos días llamó su atención. Se aclaró la garganta incómodo - Señorita Granger - gruñó. Se aclaró la garganta otra vez, antes de repetir con su voz normal - Señorita Granger, puede que haya sido negligente al comprobar... es decir... - hizo una pausa y movió torpemente los pies -¿Eres... eras...

En contra de su voluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora