En la casilla de salida.

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Juntas, caminaron sobre la fría nieve en dirección al pueblo de Hamond, siguiendo el consejo de Patricia. Ambas coincidían en que la idea de comprar una montura les facilitaría mucho su travesía, ya que empezaba a anochecer y todavía no alcanzaban a ver el pueblo.

-Comienza a nevar-dijo Violet mirando al cielo-y a oscurecer. Deberíamos parar y montar el campamento.

Decidieron refugiarse bajo unos árboles. Comieron parte de sus provisiones a la luz de una hoguera improvisada y, más tarde, se pusieron a dormir. La nevada no era muy fuerte, pero el frío comenzaba a dificultar su descanso. Louie tomó la iniciativa de acurrucarse junto a ella para así aprovechar el calor corporal. Enseguida dejaron de notar el frío, pues el calor generado por las dos ruborizadas chicas parecía poder derretir la nieve.
Amanecieron abrazadas. Louie despertó antes y vio como Violet usaba su pecho como almohada. Le retiró el largo cabello castaño que le cubría para poder verle la cara. Entonces Violet abrió los ojos y se rió al ver el despeinado cabello negro de Louie.

-Vaya pelos-dijo entre risas.

-¿Yo? ¿Y tú qué?-le respondió sonriente mientras acariciaba su cabeza-eso te pasa por no cortarte nunca el pelo.

-No mientas-respondió riendo en un tono irónico-te encanta. El tuyo era casi tan bonito como el mío antes de cortártelo.

En ese momento, Violet se dio cuenta de que posaba su cabeza sobre los pechos de Louie y rápidamente se apartó ruborizada.

-Perdona, te estaba aplastando.

-Solo un poco, pero está bien-respondió levantándose-es hora de partir, vamos.

Las dos recogieron sus cosas, se arreglaron el pelo, echaron nieve sobre las brasas de la hoguera y continuaron hacia el pueblo.
Al llegar a Hamond, la señora que llevaba la armería les indicó dónde vivía Peter y, antes de irse, Violet aprovechó para comprarse una ballesta ligera que le llamó la atención.
Al fin encontraron a Peter pero él parecía estar muy nervioso buscando algo y las ignoraba.
Insistieron en recibir un minuto de su atención y el hombre les respondió severamente.

-No tengo tiempo para vosotras, debo encontrar a mi hija. Si no pensais ayudarme, marchaos.

-Te ayudaremos-respondió Louie rápidamente-encontraremos a tu hija.

-Que así sea. Si la traéis sana y salva os regalaré ese caballo que tanto queréis.

Peter les dio una breve descripción de su hija y les comentó que fue vista por ultima vez al oeste, a las afueras del pueblo.
Las hermanas comenzaron su búsqueda allá donde les había dicho el preocupado padre y, tras mucho buscar, encontraron un rastro de muchas pisadas pequeñas. Las pisadas les guiaron hacia el interior de un edificio abandonado, el Templo Yagori.
Era un lugar amplio y oscuro, iluminado por los rayos de sol que entraban por las grietas y agujeros de techos y paredes. Avanzaron por el lugar hasta llegar a una sala vacía en la que destacaban 2 goblins atacando a un perro herido y, al verlo, decidieron ayudarle.
Louie aprovechó que no le habían visto para avanzar sigilosamente por el flanco izquierdo mientras Violet llamaba su atención desde la derecha. Cuando se centraron en ella, Louie asestó un espadazo en la espalda del goblin para luego clavarle rápidamente la daga acabando con él. El otro, sorprendido, no se percató de como Violet se acercaba veloz para darle un fuerte golpe en la cabeza con su maza. Tras deshacerse de ambos enemigos, Louie comprobó que no hubiera más mientras su hermana usaba un hechizo para sanar al perro.
Continuaron avanzando por los pasillos con mucha precaución junto al perro, que decidió seguirlas en agradecimiento.
Louie se percató de un fino hilo en el centro del pasillo a la altura de la rodilla y supuso que sería una trampa.

El camino de la verdad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora