𝑷𝒂𝒓𝒕𝒚 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒕𝒉𝒆 𝒏𝒐𝒐𝒅𝒍𝒆 𝒃𝒐𝒚

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Un puto mes en Chicago.

Un mes en el que he andado perseguida cada vez que salía, en el que este estúpido tiraba bromas. "Todas las cosas que te haría..." esa última me dejó en el suelo, si bien la dijo mientras tenía una fiesta entre sus piernas, sonó bastante lindo.

Pero, esta noche quería olvidarme de él. Su nombre ya me estaba rondando en la cabeza en gran parte del día, y si no estaba era porque estaba entretenida durmiendo.

Para mi suerte, me había enviado un mensaje de texto diciendo que hoy estaría ocupado entonces decidí también tener un espacio para mi.

Iría a la fiesta que me invitó mi medio hermano, YoonOh. Dijo que habrían muchos chicos lindos y que, "si tienes suerte, terminas liandote con uno" iría a probar suerte.

Y también a quitarme estas sucias ganas de un polvo, los dedos se me estaban acalambrando ya de tanto.

...

Alcohol por todas partes, el olor a tabaco inundando mis fosas nasales, puedo jurar que también a marihuana. Luces de colores en medio de toda la oscuridad. Bendito sea tener veinticuatro años en el siglo veintiuno.

Al llegar YoonOh me presentó a sus amigos, todos muy atractivos. Pero específicamente dos me habían llamado la atención. Uno era el chico del minimarket, se llamaba YoungHo y el otro era 'Yuta' por lo que escuché, era un estudiante japonés que estaba de intercambio.


Decidí irme con el japonés, ya que vi muy entretenido al chico alto con una rubia. Espero que Yuta me saque de la cabeza a mi lindo amigo Johnny, sino diría que estoy perdida.

Estuvimos bailando alrededor de una hora, bebiendo alcohol y besandonos, me apegaba a su cuerpo y disfrutábamos. El pelinegro en verdad no estaba mal, quizás ahora sería un nuevo amigo. Pero no entiendo que salió mal.

Ya que fui por algo de cerveza y al volver no vi al japonés, pero indignada busqué a otro chico y di con el objetivo. YoungHo, el chico de los fideos. Por alguna extraña razón ya no estaba con la rubia.

Y creo que debo estar algo ebria, ya que mi timidez no existía, literalmente le pedí que bailara conmigo y me restregaba como gata en celo. Creí que lo estaba molestando hasta que sentí sus manos en mi cintura. Apegándose a mi cuerpo.

¡Es hoy! ¡Es hoy!

Sus manos ahora dirigían mis movimientos, me susurraba cosas al oído que no llegué a comprender, pero siempre terminaban en Megan. Supongo que propuestas nada inocentes.

Por eso creo que llegamos al baño hechos un desastre, devoraba mis labios mientras yo estaba encima del lavamanos, introducía su lengua para enrededarse con la mía. Se separó por dos segundos para cerrar la puerta con pestillo.

Al volver a mi se acomodó entre mis piernas y las enrede en su cintura, ambos soltamos un jadeo que se ahogó en un húmedo beso, la fricción era deliciosa. Metió sus manos bajo mi blusa y estaban frías, hacía total contraste a cómo se sentía mi piel. Masajeó mis pechos sobre el brasier haciendo que mi cabeza cayera hacia atrás.

Aprovechó esto para darme besos en el cuello. Me reía ante las cosquillas que me provocaba.

Dejé de reír cuando empujó sus caderas, me estaba dejando en claro su gran problema. Y no iba a perder tiempo.

Llevé mis manos a la hebilla de su cinturón, lo desabroché y bajé el zipper del pantalón, antes de que pudiera hacer algo toma una de mis manos, me quedé mirando sus ojos con duda. Se acercó a mi oído.

-Vas muy rápido, déjame hacerte perder la cordura yo primero.- Ok, no sabía si estaba mojada por como su aliento chocó en mi oreja o por su tono de voz- Pero hay un problema...

Su voz... Sonaba igual a la de Johnny.

- Espera ¿qué?.- pestañeé sin creerlo, olvidando por completo el extraño parecido entre voces.- ¿Cuál es el maldito problema?- sí... Creo que estoy frustrada.

-Shh, tranquila.- rió ante mi reacción, yo seguía mirándolo con duda, no entendía su actitud.- El problema es que no sé que tanto pueda aguantar y seguir siendo gentil.

¡Una mierda! Le dejé en claro que eso me importaba un rábano al empujarlo, cayó en una silla de madera que tenía el periódico, qué pena que no vamos a leer.

Me senté en sus piernas haciendo presión en su notorio bulto, se sentía de puta madre. Empezó a besar el comienzo de mis pechos mientras desabrochaba mis pantalones, pude sentir como una mano se escabullia en ellos, metiendo dos dedos en mi. Intentaba ahogar mis gemidos, los movía demasiado bien.

Pero tocaron la puerta, haciendo que la realidad me cayera como un balde de agua fría.

-¡¿Quién está allá adentro?! ¡Llevo esperando el puto baño hace veinte minutos!- Confirmo, tengo una suerte de mierda. Primero me reencuentro con el chico fideos, después bailo con él, nos besamos frenéticamente llegando así al baño y, cuando está todo por suceder; llega un idiota con ganas de mear.

Él que por cierto, me abandonó.

¡Ocupa una puta planta, Yuta! ¡Seguro ni lo notaran!

Me hubiera encantado seguir, importandonos así una mierda sus necesidades fisiológicas, ya que nosotros teníamos una más importante, pero fuimos buenas personas y paramos, nos acomodamos la ropa, yo arreglé mi maquillaje y me dio un largo beso antes de que pudiéramos salir, dejando seguramente a ese cabron con algún trauma. Jurará que cogimos en el baño. Lo deduzco por el rostro que vi al salir.

Para tu tranquilidad, Yuta, no alcanzó ni a meter la punta. Tranquilo, no hay fluidos raros. Por tu culpa.

Cyber sex • Johnny SuhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora