𝑶𝒉 𝒚𝒆𝒔!

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Megan.

Quería gritar con todas mis fuerzas que Johnny Suh, el caliente chico de Chicago, me estaba pidiendo ser su novia de la forma más tierna posible, en vez de decirle sí en palabras me lancé a sus brazos importandome una mierda los envases de helados que estaban a un lado.

Llené su rostro de besos color carmín y pegajosos sabor pistacho, sus ojitos se hicieron dos líneas demostrando así que estaba sonriendo y de felicidad, me oculte en el hueco que había en su cuello susurrandole por fin un glorioso sí.

La forma en que me apartó de su cuerpo mirándome a los ojos con un brillo en particular hizo a mi corazón dejar de funcionar por un segundo. Acto seguido de mirar un par de segundos, me besó ferozmente, olvidando que estábamos en plena calle.

Botamos los envaces de helado y caminamos hasta la playa, el atardecer, que se sentía larguísimo, se veía con los colores más vivos. Nos sentamos en la arena, disfrutando de la brisa fresca que se sentía en nuestros rostros. Podría jurar que Johnny era modelo, la forma en que estaba echado hacía atrás apoyándose con uno de sus formados brazos, y el otro apoyado en una de sus piernas era... De verdad con solo verlo quedas sin palabras.

Cada vez que veo esos ojos también veo que es todo lo que necesito. Oh mierda, quién hubiera pensado que tendría a semejante dios griego conmigo.

Estará todo bien si le llamo cariño, sabe que soy suya y él mío, y de todos modos no importa. En las noches daremos un paseo, no es nada divertido pero es solo para hablar, en nuestros departamentos solo gemimos y jadeamos.

Que ponga su mano en la mía, para estar todo el tiempo juntos y hacernos del otro cuando cae el sol, o simplemente estemos solos.

Y me tomaré el tiempo de agradecer todos estos días llenos de sus sonrisas y miradas, esos ojitos tan lindos que me llenan el alma.

Me quitó de mi transe dándome un corto beso, que luego se alargó mientras subía un poco la temperatura, su mano en mi cintura me tenía inquieta.

Ya no eran necesarias las palabras, una mirada de esos ojos color chocolate, y sabía que trataba de decirme. Nos sacudimos la arena y corrimos a su departamento.

Entramos al edificio y en el ascensor a medida que subía los pisos, dentro de la cabina subía la temperatura entre los besos húmedos. Sentir su lengua entrelazada con la mía iba a ser mi fetiche favorito, igual que el hecho de como me tiene acorralada contra al espejo sosteniendo mi cintura posesivamente.

No sabía si había cámara dentro de esta cosa, pero si había, el guardia de seguridad seguramente está incómodo por como Johnny presiona su rodilla en mi punto sensible simulando embestidas suaves, haciéndome soltar suspiros es su oído.

Llegamos al piso diez y salimos lo más rápido posible, abrió la puerta con torpeza, dejando caer las llaves, las tomó rápidamente y me hizo entrar.

No perdió tiempo y de un momento a otro cerró la puerta con mi cuerpo, haciéndome quedar acorralada. Besó mis labios con hambre dirigiendo rápidamente una mano a mi entrepierna, entrando dos dedos. La otra se metió entre mi ropa haciendo a un lado la copa del brasier, jugando con su dedo pulgar en mi pezon.

Hice a un lado el rostro para poder respirar correctamente, movió sus dedos rápido, lo que hizo hacerme soltar jadeos más fuertes, me estaba destruyendo.

Pero me hice a un lado completamente, y fui directo a su habitación mientras me deshacía de algunas prendas.

-Hey, hermosa...- Johnny venía caminando lentamente por el pasillo, su voz era aterciopelada, llena de lujuria.- Vamos hacer el amor hasta que tu cintura se rompa y yo quede seco.- mi boca quedó abierta, sus palabras me humedecieron más de lo que ya estaba. Estaba viendo a ¿Un angel? ¿Un demonio? O peor... ¿Un dios? Lo que sea que fuera, con los pocos rayos de luz de la luna que se colaban por las cortinas, un torso desnudo se estaba acercando para devorarme completamente. Estaba solo en boxers.

Cyber sex • Johnny SuhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora