Capítulo 4: Obviando lo que siento

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Mía: Entonces, ¿te invitó a bailar?.- Le preguntó con timidez a su mamá mientras esta terminaba de peinarse.

Lucía: Sí, la verdad es que también me sorprendí.- Dijo pensativa.- Hace años que no salimos y de repente me dijo que quería que volviéramos a hacer lo que éramos antes.

Mía: Mamá, por favor, cuídate, ¿sí?.- Le dijo un poco preocupada.

Lucía: Tranquila mi amor.- Dijo acariciándole el rostro.- Preparé algo de cenar.- Tomó su cartera.- Por favor, no te acuestes tan tarde. Ya sé que adoras leer hija, pero no quiero que te exijas tanto.

Mía: Está bien, mamá.- Dijo dándole un abrazo.

José: Lucía.- Le gritó desde la sala.- Apúrate, no quiero tener que esperar una hora para entrar al bar.

Lucía: Ya voy.- Le respondió.- Bueno mi amor, adiós.- Dijo y salió.

Mía: Adiós, mamá.- Dijo preocupada mientras observaba como ella salía de la habitación.- Rato después se dedicó a ordenar un poco su habitación. Hizo la tarea que tenía pendiente, luego salió y comió algo de lo que su mamá le dejó preparado para después ducharse. Había sido un día raro para ella, y es que por más que le daba vueltas no entendía qué le pasaba. Cuando tenía a Dylan cerca, su cuerpo temblaba se ponía muy nerviosa y su razón la traicionaba. Él era un chico totalmente diferente a ella. Entendía que la primera vez que estuvieron juntos él lo hizo porque quería experimentar cosas nuevas como él le había dicho, pero no entendía por qué la buscó la segunda vez y ella, ¿por qué permitió que pasara?. Se lo preguntaba pero no encontraba respuesta, el hecho es que las dos veces que han estado juntos la han hecho sentir cosas que nunca en su vida pensó sentir por alguien, y eso la estaba asustando. Entró nuevamente a su habitación, se despojó de la ropa y entró al baño para darse una ducha. Rato después salió del baño, se secó y se colocó las bragas. Estaba tan metida en sus pensamientos hasta que escuchó un ruido provenientes de la sala.- ¿Mamá?, ¿eres tú?.- Preguntó al terminar de colocarse su pijama. Iba a salir de la habitación cuando de repente vio que la puerta se abría haciendo que su corazón se acelerara al ver de quien se tratara.

Antonio: Hola muñequita.- Dijo con maldad.- Al fin solitos y justo como te quería.- Dijo y ella sintió que ya no había vuelta atrás, ese hombre acabaría con ella.

Mía: ¿Qué.... haces aquí?.- Preguntó asustada caminado hacia atrás.

Antonio: Vine a a que pasáramos un tiempo juntos.- Dijo acercándose despacio a ella,- ¿No quieres?, mira que sé que después que me sientas entre tus piernas, te haré gozar como nunca lo has hecho en tu vida.

Mía: No, vete.- Dijo tratando de salir pero él se colocó en medio de la puerta y la acercó a él bruscamente.

Antonio: No muñequita, de aquí no me voy sin que haya conseguido lo que vine a buscar.- Dijo tratando de besarla mientras ella se negaba.-¡Quédate quieta!.- Dijo antes de darle una bofetada que la dejó en el piso.- ¿Por qué siempre tienes que poner las cosas difíciles.- Dijo colocándose encima de ella, mientras Mía lloraba desconsolada.- Podemos pasarla bien.- Dijo besando su cuello y le acariciaba las piernas. Mía cerraba los ojos llena de miedo, trató de empujarlo pero él era muy fuerte y no pudo quitárselo de encima.

Mía: Por favor, no quiero.- Decía mientras sentía que trataba de desabotonar sus pantalones.- No quiero.- Gritó y él la besó con brusquedad mientras ella se movía para tratar de quitárselo de encima.

Dylan: La verdad es que ni tú mismo te entiendes Dylan.- Dijo entrando al edificio que se suponía vivía Mía.- Podías entregarle el libro que ella había dejado en el departamento, pero algo dentro de él le impulsó a llevárselo. Al principio no sabía donde vivía, pero revisando el libro de encontró en la parte de atrás su dirección y no lo pensó dos para entregárselo.- Ahora entiendo por qué toma el bus y por qué no tiene celular.- Dijo mirando el edificio que no estaba en buenas condiciones. Preguntó a una señora que estaba por entrar al edificio cuál era el departamento de Mía, y esta le indicó.- Bien Dylan, es solo entregárselo y te largas.- Dijo antes de tocar pero se dio cuenta que la puerta estaba entreabierta, así que decidió a entrar.

Me enamoré sin querer queriendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora