Capítulo 15: Sinceras emociones +18

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Casi Humanos/ Andrés Dvicio

No te buscaba y me supiste encontrar
No te esperaba y ahora sé que quizás
No es humano
Tu cuerpo ni tu forma de amar

Cada palabra que jamás pude usar
Un pensamiento que me incita a pecar
No es bendito
Amarte es una necesidad Ooh ooh Cinco minutos más
Se hacen eternos si no estás, amor
No necesito más
mi única realidad es que cada segundo del día
contigo sabe mejor

A fuego lento tú me vas a quemar
En un incendio que no quiero apagar
Decir te amo no es nada original
Pero a tu lado decirlo sabe mejor

Y no hay remedio para esta enfermedad
Pero yo sé que tú te sientes igual
Decir te amo no es nada original
Pero a tu lado es mejor..............


Mía: Déjame.- Decía en medio del llanto.- Todos ustedes son iguales. Unos niños ricos que no les importa pasar por encima de los demás. No soy estúpida, sé como se burlan de mí y aunque a veces trato de pasarlo por alto, no deja de doler. No debí ingresar a...........- Iba a decir, pero el impacto de los labios de Dylan la hicieron callar.- No.- Dijo separándose.- No quiero que me vuelvas a besar, ya no quiero ser parte de este jueguito, Dylan. Me duele, me duele mucho que para ti solo soy la chica con la que te has acostado y..... yo.... yo ya no puedo ocultar esto que siento por ti.- Dijo llorando y él no esperó más y volvió a besarla.

Dylan la besaba mientras ella trataba de soltarse de su agarre. La apretó más su cuerpo y ella poco a poco fue cediendo. Mía, con sus manos temblorosas lo apretó contra ella agarrando su nuca para intensificar el beso. Dylan por su parte, estaba disfrutando de aquel beso arrebatador como nunca lo había hecho. Su cuerpo se encendió como si fuera una braza que hervía al rojo vivo. La tomó de sus rodillas y la cargó. Caminó con ella a cuesta mientras se dirigía a su chalet. Entró con ella en brazos cerrando la puerta con el pie. La bajó sin romper con ese ardiente beso. La tomó del rostro y ella lo abrazó por la cintura mientras sentía como sus lenguas se acariciaban y dejando sentir una calidez única.

Dylan: Me gustas, me gustas mucho.- Decía en medio de los besos mientras empezaba a quitarle la ropa, sin importar que se estaba ensuciando de pintura. La camisa de ella voló por los aires, su sostén, sus pantalones y sus botas. En un abrir y cerrar de ojos se quedaron solo con las bragas y el boxer. Dylan la abrazó acariciando su pequeña cintura y sintiendo los pezones de ella acariciar su pecho. Mía por su parte, acariciaba los fuertes brazos de él. Caminaron con lentitud por todo el lugar hasta caer en la cama. Ella abrió sus piernas para que él se acomodara y pudo sentir la erección de Dylan rozar con su intimidad. Él aprovechó y empezó a besar su cuello. Lo hacía de una manera tan intensa que juraba que le quedaría una marca. Mía por su parte cerraba sus ojos sin poder evitar los gemidos. Estaba excitada, sentía como los labios de Dylan habían abandonado su cuello y ahora le estaban dando atención a sus pechos. Se arqueó cuando sintió la lengua de él recorrer todo su pezón. Sintió la succión, los dientes de él, los besos profundos, eran inexplicable lo que estaba sintiendo.

De un momento y sin saber cuándo, Dylan se había despojado de su boxer y también, la había despojado de sus bragas. Entró en ella y al momento de sentir esa calidez de sus intimidades, los dos gimieron. Dylan la volvió a besar y ella colocó sus piernas alrededor de su cintura para hacer más profundas las penetraciones. Dylan se movía como loco mientras sentía las manos de Mía apretar sus glúteos.

Me enamoré sin querer queriendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora