EAST || Joshua Bassett [#1]✔️

Capítulo 63

P.O.V____

Joshua puso un pie en el marco de la puerta, cuando de la nada volteó hacia atrás y miró a sus amigos, que aún seguían tratando de esconderse y de hacerse pasar pos ciudadanos normales, aunque eso los hacía verse menos normales. 

Miré por detrás del hombro de Joshua y reí al ver la escena, disimuladamente claro, no quería hacerlos sentirse incómodos. 

Reí por lo bajo haciendo que Joshua volteara a verme, rápido dejé de reír y fingí que estaba tosiendo. 

–¿Todo bien?– pregunté. 

Suspiró –mis amigos, no sé porque los traje, no los traje ellos me siguieron–. 

–Ah, bueno– hice una pausa y volví a mirar a sus amigos –diles que entren–. 

Joshua frunció el ceño y una mirada de esperanza se formó en su rostro. 

–¿En verdad?– asentí –pero tus amigos, tu papá no...–. 

–Mis amigos no son un impedimento, es mi casa,  y mi papá aún sigue trabajando, falta como una medía hora para que llegue– lo interrumpí –diles que entren–. 

Joshua hizo una seña a sus amigos para que entraran, ellos sin dudarlo ni un segundo corrieron hasta la puerta de mi casa entrando como si tuvieran a miles de fans a su alrededor. 

Alcé las cejas y arrugué mis labios, miré a los amigos de Joshua y justo cuando volteé, comenzaron a quitarse sus lentes y las gorras de las sudaderas, los "disfraces". 

–____– comenzó a hablar Joshua –ellos son Larry, Matt y Sofia–. 

Sofia alzó la mano y me saludó amigablemente, era Buffy de Andi Mack, una serie que grabaron en Magna, Utah, a solo 10 minutos de mi casa, quedaba al oeste. Mientras que los otros dos chicos me miraban asombrados, como so tuvieran a un fantasma en frente. 

–Entonces tu eres la famosa ____ Breslow– dijo el tal Matt –la verdad, creíamos que eres un invento de la imaginación de Bassett– 

–¡Oye!– gritó Joshua. 

–Soy ¿real?– dije un poco seria. 

–Nos podemos dar cuenta de que si eres real– terminó Larry... si. 

Como era de esperarse mis amigos en cuanto vieron que entraron, vinieron a mi lado, Luke tomándome del brazo, sin despegar la vista de los tres chicos. 

–____, no nos has presentado a tu nuevo novio y sus acompañantes– dijo Luke. 

Rodeé los ojos y sentí la sangre en mi cabeza hervir. Odio que pase esto, lo odio, lo odio. 

–No es mi novio Luke– contesté llena de vergüenza –y bueno, Joshua y... chicos, ellos son mis dos mejores amigos, Luke y Katelyn–. 

Todos comenzaron a saludarse como si fueran amigos de años, y yo solo miraba la escena sorprendida, no podía creer que esto estuviera pasando, y que estuviera pasando tan normal, como si fuera algo que pasara todos los días, y todos lo estaban tomando así, normal, era la escena más cliché que me había podido pasar en la vida, tan así que comencé a reírme. 

Con la mirada de todos sobre mí, dejé de reírme de golpe, con un poco de la noción recobrada volteé ver a Joshua.

En el instante en el que me vio comenzó a sonreír, y no podía evitar sentir todo eso tan indescriptible, eran como miles de mariposas en mí tratando de salir, y eso era con solo ver su sonrisa. 

–____– me llamó –¿podemos hablar?–.

Asentí. Lo tomé del brazo y lo llevé hasta la cocina. 

–Linda casa– dijo viendo todo. 

–Gracias– respondí –oye Joshua, no me malinterpretes pero ¿qué haces aquí?–. 

–Quería verte antes de tu baile de bienvenida– contestó acercándose a mí.

Fruncí el ceño junto con una sonrisa –¿solo eso en serio?– el asintió –¿por qué?– 

–Nada más– dijo mientras se encogía de hombros –bueno y no te veía desde el miércoles, pero de ahí en fuera en serio que nada más–. 

Joshua se acercó aún más a mí, teniéndolo a solo unos pocos centímetros de distancia, y como todos sabemos a donde iba a terminar esto, no pasaron ni dos segundos para que él me tomara de la mejilla y me acercara hasta él. 

Dejándonos llevar por un beso bastante lento, pero bastante lento, okay te puedes obsesionar con esto, en verdad, sus labios son tan suaves y tan cálidos, que hacían los besos perfectos. 

 ...

Estuvimos besándonos por varios minutos, haciendo pausas porque nos reíamos de las tonterías que decían nuestros amigos, aunque más los míos y con más los míos me refería a Luke. 

Sinceramente el tiempo era perfecto, no había nada que nos interrumpiera, ya había obscurecido, y lo único que alumbraba la cocina un poco era la luz de afuera o la luz que daba de el pasillo. 

Momento único, momento que jamás había tenido o experimentado, momento perfecto, con el chico perfecto, nada nos podía interrumpir, nada nos podía quitar esa felicidad tan enorme que los dos estábamos sintiendo en estos momentos... o al menos eso creía. 

–¡____! ¡____!– llegó Luke corriendo y gritando a la cocina –perdón por interrumpir–.

Me separé de Joshua y lo miré confundida. 

–¿Qué pasa?– pregunté. 

–Zach está aquí– contestó. 

Mierda. 

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