Fin

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El silencio inundó el cuarto, la madre soltaba lágrimas ante las palabras de su pequeño, Thomas respiró profundo dio paso al frente, entrando en la biblioteca y miro a Eliza a los ojos. Richard estaba congelado, no sabía que hacer, tanto tiempo bajo la sombra de su esposa le quito la capacidad de resolver estos problemas, Brahms solo mostraba indiferencia.

-Thomas... ¿Porqué lo haces tan difícil?

-Porque sé que también mereces ser feliz, diste tu libertad para que yo pudiera crecer.

-Y me equivoque, casi te matan por no haber luchado por ti.

-No entiendes, quiero pares de luchar por mi... desde que me sacaste del orfanato, has puesto tu vida por mi felicidad, quiero que encuentres la tuya.

Brahms comienza hiperventilar y lágrimas resbalaron hasta el suéter de la chica, Eliza se sentía confundida y preocupada de alguna manera, después de tantos momentos con él hablándole por una pared, aún le tenía cariño. Los llantos pasaron a risas suaves que no tardaron en ser fuertes, solo dejando que esta se escuché, abrazando a la joven de la cintura con su brazo libre, sin dejar ir su cuello.

-Felicidad...- calma su risa -yo nunca pude sentir algo como eso.

-Mis padres solo me dejaban encerrado, diciendo que estaba muerto...

-¡Nunca tuvieron el valor de quererme como para cuidarme!... para enseñarme a ser feliz...

-Solo entre las paredes de una casa que se cae...

-Por favor, Brahms, mi madre no tiene la culpa...

-¿Acaso la tengo yo?... ¡¿Crees que esto es mi culpa?!... ¡¿Crees que yo quería lastimarlos?!...

-Lo hice porque debía, porque los lastimaron a ustedes.

-Una vez dije que estaba agradecido por como cuidaste a mi madre... solo la quiero conmigo para ser su hijo.

-Ella no se irá... tú eres el único invitado que acepté porque sabía que ella se iría si no te dejaba entrar...

-Pero resultaste ser como ella, me aceptaste a pesar de que seguía ocultando la verdad...

-Deja ir a mi madre, por favor...

-Les prometí protegerlos y así lo hice... le prometí que te mantendría a salvo...

-Eres el único invitado que acepté, eres libre de irte.

-¡Thomas, vete!

-No lo haré- da unos pasos al frente.

-¡¿Qué debo hacer para que te vayas?!

-¡No puedes hacer que me vaya!

Abraza la pierna de su madre, Eliza deja caer las lágrimas, Richard iba a acercase, pero Brahms lo mira, él suelta a la chica, dejando que ella abracé a Thomas y se acerca al hombre mayor mostrando una mirada fría. Él trataba de mantenerse firme ante el contrario que se notaba más grande que él, pero no pudo soportar la mirada.

-Sé que usted nunca la lastimo... dejaré que se vaya... pero si alguien se entera, morirá.

-No... la dejé sola más de una vez... si moriré mañana, quiero al menos que verla en mi último aliento.

-¿Se quedará por ella?...- pregunta algo confundido -teniendo la oportunidad de irse y sabiendo que no se podrá ir ¿Aún así se queda?

-Solo quiero ayudarla a ser feliz y verla sonreír antes de mi último día.

-Esta bien...- Richard se acerca y abraza a su hija y nieto.

-No debías hacerlo.

-Debo protegerte, es mi deber como padre... gajes del oficio.

Richard se levanta ayudando a Eliza y a Thomas, Brahms lo mira serio pero con respeto, suben las escaleras hasta el cuarto del niño, ella lo ayuda a cambiarse y él lo acomoda en la cama. El abuelo se despide del pequeño dándole las buenas noches, le da un beso en la mejilla a la chica y estrecha la mano del pelinegro para luego irse al que ahora será su cuarto, para pasar su primera noche como viudo.

-¿Mamá?

-¿Sí, Thomas?

-Esta vez yo cometí el error ¿No es verdad?

-... Somos humanos... no podemos evitarlo... cuando llegan solo podemos... dejarlos pasar.

-Brahms...

-¿Qué pasa?

-Solo un aviso... no le hagas daño a mi madre de nuevo.

-Solo hay una razón para hacerlo... pero no pasará.

-Buenas noches, Thomas.

Ambos salen del cuarto y cierran la puerta, Eliza iba a entrar en el cuarto de Brahms para acostarlo, pero él la toma de la muñeca, sorprendiendola, y la jaló en sentido contrario, entrando en la habitación de ella. El pelinegro se sentó en la cama y la joven a su lado, ella ocultaba un poco la mirada, haciendo que el contrario gruñera un poco y la hiciera mirarlo.

-¿Porqué volteas?

-Yo...- lágrimas resbalan por su mejillas -no creí que...

-¿Crees que me molesta verte llorar?...

-Supongo que... sigo asustada...

-¿De qué? ¿De mi?- dice algo enojado.

-No... es un miedo distinto... me preocupa lo que le pueda pasar...

-¿A Thomas? ¿Porqué? Ya les dije que no les haré daño... ¿Qué tanto te preocupa?

-Pues... estamos los tres encerrados aquí... no hice nada para que estuviera a salvo.

-Debí hacer que se fuera... ahora él y mi padre estan cargando con mi castigo también... porque no luche por él.

-¡Mentira!- ella se asusta.

-La única razón por la que ambos siguen respirando es porque así debe ser...

-Tú fuiste la única que se quedó después de ver lo que hice...

-A pesar de que te tengo encerrada, no luchas por escapar...

-Solo quieres que él este a salvo...- pone su cabeza sobre las piernas de Eliza -lo que hubiera dado para tenerte en mi vida antes...

-Él no merecía esa vida... yo sabía que él era capaz de más... pero quería que tuviera la oportunidad...

-Él decidió quedarse, a pesar de... lo poco que saben de mi.

-Brahms... yo me quedaré aquí... pero Thomas aún es libre de irse.

-Él escogió quedarse con nosotros... ¿No puedes aceptarlo? Podrán ser felices- se levanta y la toma del rostro.

-Una felicidad reducida en una casa y un patio... no será suficiente... no para él...

-¿Porqué no? Aquí pueden tener todo lo que necesitan, alguien que traiga la comida, donde dormir, ya no tienen que huir.

-¿De qué vale eso si no podemos salir?... tenerlo todo no vale lo mismo que ser libres.

-¡Yo nunca pude ser libre!

-¿Y te desquitas con nosotros por eso?...- él se queda callado y sus ojos mostraban vergüenza.

-Yo me quedaré, pero debes hacerme una promesa...

-¿Qué?- dice algo frustrado.

-Cuando Thomas tenga la edad... dejarás que se vaya...

-Lo prometo...- se levanta y acomoda a Eliza en la cama, para luego acostarse.

-Cuando llegue el momento... él se irá... y tú te quedas...

-Hasta el final...- resbala un última lágrima, él la limpia y le da un beso en la frente.

-Buenas noches... mi ángel.

Niñera, Madre y ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora