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Eliza estaba despertando, ella se encontraba en el pasillo del segundo piso, usando un extraño vestido, se levanta del suelo y se acerca a la pintura, pero escucha una risa. Ella ve un muñeco de Thomas de pie en medio de la escalera, este alza la mirada y comienza subir donde ella, estando frente a ella, el rostro se cae; Eliza se agacha con temor para volver a colocarse lo, levanta la vista y unos ojos rojos la miran y...

Despierta en su cama, se toca la frente con preocupación sintiendo sudor frío que la tenía consiente de la gravedad de su estado emocional, la presencia de un espíritu en su "nuevo hogar" y la ausencia de Thomas la tenían revuelta. Eliza se levanta de la cama y se dirige a la puerta con sus cosas en mano, pero la puerta esta trabada del otro lado, suponiendo que era por el niño, lo empezó a llamar.

-Brahms... ¿Estas ahí?...- el silencio era preocupante.

-Por favor, necesito salir...

-No me terminaste de contar...- dice con tono burlón.

-¿Qué más quieres saber?

-¿Qué hacías antes de venir aquí?

-Tuve un trabajo de oficina que luego pude continuar en casa cuando tuve a Thomas.

-Mis padres ponían muchas reglas, siempre debía seguirlas...

-Eso es bueno... querían educarte como un caballero... no tuve la misma suerte...- dijo lo ultimo en susurro.

-¿Cómo son tus padres?

-Me entrenaron toda mi vida para que me casará con alguien al nivel económico de la familia...

-¿Te dejaron tener a Thomas?

-Ya tenía edad, así que no les pregunté... aunque el día que lo supieron fue... complicado...

3 de noviembre

Eliza estaba haciendo su reporte para un artículo en una revista de agricultura, Thomas hacía unos dibujos para una tarea, cuando tocaron la puerta, ella se levantó y la abrió, gran error. Eran sus padres, la madre paso sin aviso mientras el padre al menos le daba un "hola", la señora recorrió el departamento hasta que paso lo inevitable.

-¡¿Quién es él?!- salió del cuarto de Thomas, agarrando al niño de la oreja.

-¡Mamá, sueltalo!- Eliza lo aparta de su madre -¿Estas bien, cariño?

-Sí, mami...- dice algo nervioso.

-No me has contestado, ¿Acaso tuviste una aventura y por eso estas sola con un niño bastardo?

-¡Margaret!- dijo al fin el padre interrumpiendo.

-¡¿Qué no puedo cuidar de un niño sin que pienses que es bastardo?!... yo elegí traerlo conmigo y es más merecedor de mi atención que cualquier hombre...

-¿Cómo es eso?- dice indignada.

-Thomas no es de mi sangre... pero lo amo más de lo que ustedes llegarían a amarme.

-Voy a terminar mi tarea...- dice Thomas.

-Esta bien, ve cariño... Padre, ¿Quieres ayudarlo?

-Claro, aunque este niño se ve muy inteligente...- dice gracioso y acompaña al niño a su cuarto.

-... ¿Y el padre?

-No empieces... ya te dije que no voy a seguir con tus reuniones organizadas...

-Pues ya hice una...- dice triunfal.

-Van ir ustedes solo, porque no voy dejar que arruines mi vida.

-¿Crees que puedes hablarme así? Yo soy tu madre y tengo el poder suficiente para que te quiten a ese niño...

-No, no te atrevas...

-Puedes retarme o ir a la cena... Tú decides cuál es peor...

-Fue entonces que cometí el peor error de mi vida...

-¿Qué paso?- dijo algo intrigado.

-Fui a la cena...- dije con lágrimas en los ojos.

-¿Estas bien?

-Si no hubiera ido, al menos podría haber luchado por él...- abraza sus piernas -lo tendría conmigo leyendo o haciendo un dibujo mirando por la ventana...

La joven lloraba dentro del cuarto, ocultando su rostro, mientras el oyente resistía las ganas de abrir la puerta y abrazarla, siendo que ese dolor no lo pudo sentir ni con su propia madre o con la que antes era su niñera. Paso un rato en el que Eliza lloraba, sus mangas secaban sus lágrimas por el recuerdo del único error que cometió, hasta que escuchó que tocaron la puerta, ella tomó fuerza y la abrió, se encontró al muñeco sentado con una bandeja en frente, esta tenía un plato con emparedado y un vaso de jugo.

-Brahms...- se acerco al muñeco y lo abrazó.

-Mi caballero...- le da un beso en la mejilla -gracias por ayudarme...

-Bien...- comió sentada en el suelo, con el muñeco a su lado.

-Cuando terminé, me arreglare y te preparare algo yo, después podemos jugar un rato, ¿Qué tal suena?

Terminando de comer, dejo al muñeco en su cuarto, tomó sus cosas y fue al baño, al ver el lavabo recordó la toalla con cabello, siendo que notó la ausencia de este, ya que nunca lo recogió. Se bañó y se arregló, dejo la ropa sucia en su cesto y fue con el muñeco para preparar un desayuno más completó y pasar el resto del día jugando.

Fue una tarde larga, Eliza le leía la historia a Brahms cuando escuchó el teléfono de línea, le puso la música al muñeco y fue a atender la llamada, era del hospital.

-¿Aló?

-¿Eliza Smith?

-Sí, ¿Qué ocurre?

-Soy el Dr. Williams, yo atiendo a su hijo.

-¿Qué le pasó?

-Hubo una situación... ¿Le suena el nombre de Michael?- ella puso cara de terror.

-¿Qué le pasó a mi hijo?

-Fue un descuido nuestro, pero necesitamos a un donador para una transfusión y encontramos en su registro médico que usted es compatible.

-Iré lo más pronto posible.

Cerró la llamada, sin saber como decirle a Brahms que debía ir, bajó las escaleras apresurada, aunque él ya tenía una respuesta; se iba a dirigir al muñeco, cuando vio una hoja "Ve con él, yo te espero aquí". Con mucha alegría le dio un beso en la mejilla, dejo al muñeco en su cuarto y lo acostó, tomó las llaves de la casa y de su auto, partió rumbo al hospital, sin estar consciente de que el oyente seguía caminando por la casa.

-Eres muy bonita...- dice entrando en el cuarto de Eliza.

-Espero que no te moleste que me lo llevé...- toma un vestido verde de las gabetas.

-Solo es para que te veas más bonita de lo que ya eres.

Niñera, Madre y ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora