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Estaba acostada en mi cama repasando todo lo sucedido en el día

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Estaba acostada en mi cama repasando todo lo sucedido en el día. Por alguna extraña razón sentía que las cosas en mi vida estaban cambiando. Luego del desayuno, Azzu, Giuli y yo continuamos viendo El Estudio, ya nos quedaban menos capítulos para terminarla. Hacíamos una especie de maratón de capítulos, solo nos levantábamos para ir al baño y para recargar provisiones desde la cocina.

Al medio día llegó Sonia, una hermosa chica de pelo castaño claro y enormes ojos celestes. No hablaba casi nada de italiano así que le hablábamos en español. La verdad es que mamá y yo siempre hablábamos un poco de cualquier idioma, y con papá siempre hablaba en español. Mis amigas también manejaban los dos idiomas a la perfección porque íbamos a una escuela bilingüe justo porque las tres éramos de familias mixtas.

Dante vino también a almorzar con nosotros, Azzu lo había invitado y no tardamos en informarle todo acerca de la serie. Mamá bajó al medio día y conoció a Sonia, que estaba con nosotros en la sala bastante nerviosa mirando todo a su alrededor, pude ver un rastro de su niñez en sus ojos mientras veía a mamá bajar las escaleras. Era como me había dicho Jose que le pasó a su hija Ana, era como si los años no hubieran pasado y se encontrara allí, más o menos a nuestra edad, viendo a su ídola. Esta vez podía entender un poco mejor la sensación, veía a mi mamá en esa serie y pensaba que si hubiera sido yo, también la hubiera adorado, bueno, de hecho la adoraba.

Mamá bajó y nos sonrió a todas.

—¡Hola chicas! ¡Hola Dante! —dijo viniendo hacia nosotros—. Tú debes ser Sonia.

—Miriana... —articuló la chica sorprendida.

—Sí, la misma —afirmó mamá dándole un beso en la mejilla.

Pasamos al comedor y nos sentamos, Sonia no decía una palabra hasta que Azzu comenzó a burlarse de ella.

—Sonia, ¿qué pasó? ¿Te comió la lengua el ratón? —La chica se puso roja y solo sonrió.

—Estoy un poco nerviosa, o emocionada, es raro... cuando yo tenía la edad de ustedes... —Y luego miró a mamá y se calló.

—Cuéntanos —insistí yo que realmente quería saber cómo era aquel mundo pasado de mis padres.

El amor después del dolor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora