El lunes papá me despertó trayéndome el desayuno a la cama, definitivamente era el mejor papá del mundo. Me dijo para que vayamos a cabalgar, el día estaba hermoso y soleado, así que se le ocurrió la idea de hacer un picnic y luego cabalgar.
Aquello me pareció genial, ningún día era igual al otro estando con él. Preparamos lo necesario para nuestra salida y fuimos a divertirnos.
Llevaba tiempo que no cabalgaba, lo había hecho desde pequeña, mi padre y mi abuelo me habían enseñado, era mi abuelo el que tenía los animales. Me encantaba hacerlo, me sentía libre.
Luego nos sentamos en el pasto a preparar nuestro picnic, papá sacó la guitarra del auto y luego de comer nos pusimos a cantar.
—Quiero que escuches la canción que compuse con Dante. Es para mamá por su cumpleaños —dije mientras tomaba la guitarra y me disponía a cantársela.
Papá me miraba con unos ojos brillantes y una sonrisa inmensa, veía orgullo en su mirada.
—¡Me encanta! —exclamó aplaudiendo cuando la terminé—. ¡Mamá le adorará! —agregó.
—¿Lo crees?
—Estoy seguro. —Yo solo sonreí.
—Pa, ¿mañana es eso que tienes que grabar?
—Ah no se me olvidó decirte, la modelo no va a poder, así que contratan a otra, pero no se podrá hasta el sábado. Así que nosotros tenemos libre mañana.
—¡Genial! —dije emocionada—. Mañana quedé con Ana, la hija de Jose, vendrá por la mañana a buscar algo que su mamá le envió y luego ya podemos salir.
—Me parece genial —comentó papá.
Luego de cantar y pasar una bonita tarde al aire libre decidimos volver a casa y ponernos a ver la serie.
Me senté muy entusiasmada en el sofá mientras papá ponía el DVD y empezamos juntos a ver los capítulos. En el primero que vimos, él se acercaba a mamá y yo sonreí al verlos así.
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El amor después del dolor ©
SpiritualitéPuedes adquirir este libro en la versión digital para Kindle o en físico por Amazon. ***** No hay dolor más grande, ni tristeza más profunda, que aquella ocasionada por la pérdida de un hijo y Miriana, lo vivió en carne propia. Cuando él se fue, gra...