El invierno llego a Gusu solo días después de la llegada del líder Jiang, la nieve había empezado a cubrirlo todo y Mantou prefería estar escondido en los pliegues de la túnica de XiaoLan que volar por todas partes, la diosa no podía culparlo, su pequeño estaba acostumbrado a climas más cálidos, incluso en el templo en la montaña solía ser cálido.
Mientras caminaba la diosa sentía el suave crujir de la nieve bajo sus pies, era tarde y casi toda la secta se preparaba para dormir pero en su caminar aún se encontraba con uno que otro discípulo que al verla pasar se le acercaban buscando entablar alguna pequeña conversación aprovechando que era de los pocos momentos en que estaba por fin sola y XiaoLan, quien sentía curiosidad y compasión por aquellas jóvenes almas que parecían estar siempre reprimidas por la exorbitante cantidad de reglas que existía en aquel lugar, siempre se mostraba receptiva y feliz de contestar sus tímidas preguntas las cuales siempre trataban de recabar información sin ser demasiado obvios.
– Maestra Hua – La tan familiar voz era fácilmente reconocible para ella deteniendo sus pasos para dirigir el rostro en dirección a su origen mientras los excitados jóvenes que la habían acompañado por un breve trayecto se despedían con rapidez y huían antes de ser regañados.– Me disculpó si alguno de esos imprudentes jóvenes la ha importunado, si ha sido así me encargaré de corregirlos mañana a primera hora
– Al contario, la compañía de avecillas tan prometedoras y llenas de vida me mantienen entretenida. – Contesto con su habitual tono cariñoso mientras estiraba su mano en espera de la habitual respuesta del otro, pronto esta fue tomada con suavidad y guiada hacia un fuerte brazo del cual se afirmó con confianza. – La que debería disculparse soy yo porque he venido a importunar tu descanso con mi presencia.
–Para nada, usted siempre es bienvenida en mi hogar – Lan Qiren respondió con una suavidad que solo se dejaba oír en presencia de aquella deidad mientras la guiaba hacia su casa, ambos en silencio, disfrutando del simple placer de la compañía mutua.
La Residencia del Gran maestro Lan tenía una disposición muy parecida a la de su sobrino mayor por lo que XiaoLan podía caminar por ella sin temor a tropezarse aunque sabía que su querido A-Ren no permitiría que algo así le pasara, por muy estricto y serio que pudiera verse por fuera ella mejor que nadie conocía el dulce corazón que ocultaba.
– A-Ren, ¿Cuántos años han pasado?
No era necesaria mayores detalles en aquella pregunta, Lan Qiren sabía perfectamente a lo que se refería. – Casi 40 años, maestra.– contesto colocando las tazas y la tetera sobre la mesa con su mirada fija en la figura de blanco que se movía con elegancia por la estancia, aun cuando ya no llevaba las elegantes ropas con la que la había visto la primera vez seguía viéndose igual hermosa, con esa calidez que irradiaba de forma tan natural y que había logrado ganarse su confianza casi desde el instante en qué la conoció.
– 40 años...- murmuro XiaoLan deteniéndose en su andar para voltearse frente al Lan. – Casi pareciera que había sido más tiempo.
Qiren se acercó a la diosa y la guio a la mesa para que tomara asiento, pero cuando estuvo a punto de retirarse para acomodarse en su propio lugar frente a la dama está lo detuvo tirando su manga con sus delicados dedos. – Lan Qiren, ni siquiera te atrevas a sentarte en otro lado que no sea a mi lado. – Reto la mujer en un tono travieso pero desafiante. – Estamos solos después de todo, aquí no hay pequeños discípulos con los cuales tengas que fingir ser de piedra como la pared donde están escritas sus reglas.
El tono levemente infantil y travieso de XiaoLan causo una sonrisa en Qiren quien pensó en que aquella diosa no había cambiado en nada en todos esos años y en el fondo, el tampoco, seguía sin poder negarle nada, por lo que se sentó a su lado, aun si era una falta al recato y a la descendencia. Sirvió el té y puso entre las manos de la diosa una taza quien bebió antes de reír. – Aún recuerdo que el té de nuestra secta no es de su gusto, así que prepare de las hojas que usted misma me dio.
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El Destino es Ciego
FanfictionPor consejo de su tío, Lan Xichen acude al templo en lo alto de las montañas de Gusu, en su corazón aun dolía la traicion de Jin GuangYao, incluso después de dos años y la esperanza de obtener un futuro feliz era casi nulo, pero un encuentro impensa...