El Destino es Ciego

Deseos no tan ocultos

Aquella provocación había dado a luz un reto sin pensarlo, por un momento Wèi Yīng se había sentido de regreso en sus años de adolescencia, sus mordaces palabras se deslizaron con la misma facilidad que en los viejos tiempos porque si existía algo que no había cambiado desde su juventud ese algo era la facilidad con la que Jiāng Chéng se encendía ante una provocación, dispuesto a pelear sin dudarlo un segundo; pero no podía dejarse engañar, los cambios de entonces al presente eran notorios y es que definitivamente los años no pasaban en vano, ya no eran esos adolescentes aprendices en dónde Wèi Yīng siempre lograba superar a Jiāng Chéng por muy poco sin esfuerzo, ahora ambos ya eran un par de experimentados adultos y mas importante, Jiāng Chéng tenia muchos más años de experiencia en la tierra y un núcleo más cultivado que el actual cuerpo de su shīxiōng y eso quedo claro en el primer momento en que SānDú golpeo a Suíbiàn, ambas armas, como viejas amigas, parecieron reconocerse y vibrar fuertemente en un saludo único luego de tanto tiempo.

— Jiāng Chéng, Jiāng Chéng no seas tan duro con tu pobre hermano, fue solo una sugerencia amistosa. – Exclamo Wèi Yīng retrocediendo hacia el área de batalla mientras esquivaba a SānDú con un grácil giro.

— ¿Sugerencia dices? Pero si encuentro que tienes toda razón, hay que darles a los jóvenes una verdadera demostración de cómo es el estilo de Yúnmèng. – Jiāng Chéng contesto con sarcasmo y se lanzó hacia Wèi Ying bajo la vista nerviosa de los cuatro chicos. — ¿No querrás decepcionar a tus nuevos discípulos de GūSū Lán?

— ¿Esperas que le enseñe a nuestro sobrino en una sola demostración lo que no has podido enseñarle en todos estos años? — Hablo sin dejar las burlas mientras atacaba a la derecha para luego escapar por la izquierda del veloz golpe de SānDú apenas por milímetros e impulsarse para rodear a Jiāng Chéng y golpear por detrás. — ¡Pero qué gran maestro!

Aquel par comenzó a pelear en una danza propia usando todo el área de práctica y haciéndo el espacio suyo. Si hubiese una forma de describir la técnica de espada de la secta Yúnmèng Jiāng se debería empezar con notar su parecido al movimiento fluido y ligero del agua, pero también llevaba consigo toda la fuerza natural y su capacidad de cambiar con un solo suspiro de la misma, podía pasar de movimientos suaves y superficiales a enérgicos y poderosos sin perder la gracia y elegancia. Cada discípulo de Yúnmèng tenia brazos y piernas firmas, una espalda fuerte, cuerpos delgados pero atléticos y el mejor ejemplo de esto era el mismo Jiāng Chéng y ahora Wèi Yīng, quien desde su regreso no se había tomado el tiempo de apreciar bien el crecimiento de su shídi, por fin podía verlo de primera mano y también veía mejor que nunca la brecha que había entre sus habilidades, mientras el vagó por quien sabe donde durante trece años, Jiāng Chéng nunca había dejado de entrenar, perfeccionándose a si mismo y logrando no solo que la técnica de su familia no desapareciera, si no que fuera reconocida y admirada ampliamente por todo el mundo de la cultivación siendo digna de temer por cualquier rival.

Wèi Yīng también notaba las diferencia de cuando practicaba con Lán Zhàn quien siempre era directo en sus ataques mientas Jiāng Chéng no tenía ninguna consideración hacia él y aun que era solamente una práctica este no dejaba de apuntar de forma delibera a sus puntos débiles sin siquiera pestañear, puntos que claramente recordaba luego de tantos años, después de todo habían crecido juntos he iniciado a la vez su entrenamiento bajo la estricta y atenta mirada de Madam Yú, y mientras que el tenía talento, algo que lo llevo a tomar todo a la ligera pues era “fácil”,  Jiāng Chéng siempre tuvo algo mucho más invaluable: Constancia y disciplina, Wèi Ying sabía que incluso si el no hubiera muerto, aun así Jiāng Chéng lo habría superado con el tiempo, y eso le llenaba de orgullo y felicidad por su pequeño y gruñón hermano.