Almas Gemelas
La nieve cubría las calles como si de un manto blanco se tratase dejando ver una estampa verdaderamente invernal. Adoraba estos días, siempre y cuando no tuviese que ir a trabajar, me hacía mi chocolate caliente y me sentaba en el sillón observando como los copos caían lentamente hasta fundirse unos con otros creando una perfecta unión
- ¡Igna! El microondas ha sonado - grité desde el sillón
- Ya lo he escuchado, no soy sordo - respondió él yendo hacia la cocina
- Estos días me hacen volverme un ser más pensativo - dije observando como él se sentaba a mi lado con su taza de chocolate entre las manos sonriendo
- Ah, ¿Qué tú piensas alguna vez? - preguntó alzando una ceja
- Idiota - le pegué en el hombro a lo que él fingió una mueca de dolor - ¿Sabes? Mamá siempre me dijo que no iniciase una relación con alguien que ya había encontrado a su media naranja porque buscaría en mí lo que no había podido conseguir en la otra persona y tenía que haberla hecho caso y no salir con Lucas
- Te dije que no me gustaba ese chico para tí - añadió él posando una de sus manos en mi muslo izquierda - No sabía valorarte
- No se Igna - suspiré acariciando su mano con mi pulgar - Él parecía buena persona
- Tu madre tiene mucha razón - contestó él acomodándose en el sofá - ¿Sabes por qué?
- No, dime - me encontraba realmente intrigada
- Porque yo ya encontré a mí media naranja y me ha sido imposible salir con una chica sin pensar en ella una y otra vez - sonrió para después acariciar mí mejilla
- ¿Ah, sí? ¿Quién es? - pregunté haciendo una mueca divertida
- Yo mismo - dijo adoptando una pose de diva para luego estallar en risas - Estoy de broma, eres tú, princesa
- ¿Qué? - me encontraba confusa, jamás lo habría pensado
- Me gustas desde que éramos pequeños, pero nunca dije nada, supongo que por miedo al rechazo, a perder nuestra amistad - dejó su taza en la mesa para cogerme de las manos - Digamos que no me gusta la “friendzone”, soy demasiado guapo para ello
Aquello me hizo reír, ni declarándose perdía el sentido del humor que tanto le caracterizaba y eso era lo que me gustaba de él
- Yo..eh...no sé qué decir - los nervios afloraban en mi interior
- No tienes porqué decir nada princesa - sonrió él besando mí mejilla - Simplemente quería que lo supieses. Bueno voy a subir a ducharme, nos vemos ahora
- No te montes un musical en la ducha - reí y él negó con la cabeza mientras me brindaba una amplia sonrisa para después correr escaleras arriba desapareciendo por completo
Aquella declaración que Ignazio había hecho me había dejado pensando, cuando éramos pequeños dábamos infinitos paseos por Marsala de la mano dejando que nuestra inocencia decidiese por nosotros, pero no había pensado en los sentimientos que podían haber nacido de esos momentos que, con el tiempo, se habían vuelto cada vez más grandes.
Él y yo habíamos sido inseparables desde el día en que nuestras madres nos presentaron, habíamos tenido gustos muy parecidos, mi madre me había dicho en más de una ocasión que más que amigos parecíamos novios; que quizá él era mi alma gemela
A los 16 años me había dado cuenta de que me había enamorado de mi amigo pero él estaba feliz con su novia, por lo que yo había dejado mis sentimientos escondidos en una parte de mí corazón pero por alguna razón, cuando él se había declarado aquellas mariposas que habían sido asfixiadas a la fuerza por mi habían vuelto a nacer, solo que ahora con más fuerza y vitalidad que nunca
- Oye, ¿Te acuerdas de dónde dejé mí camiseta del pijama?
La pregunta me sacó de mis pensamientos, miré en la dirección desde donde la voz procedía para encontrarme un Ignazio al que solo cubría una toalla atada a la cintura, mis ojos recorrieron todo su cuerpo y una sonrisa se dibujó en mí rostro
<<Reacciona estúpida>>
- Eh sí, está en el tercer cajón de la cómoda - contesté desviando mí mirada a la ventana
- Vale guapa - dijo en mí oído - Es tu turno de bañarte
- Ya lo hice - contesté levantándome en dirección a la cocina intentando actuar normal, no sabía qué mierdas le había pasado a mí cuerpo en estas últimas horas - Mientras tú roncabas boca arriba en tu cama
- ¡Yo no ronco! - se quejó él acercándose a mi
- No que va - respondí sarcástica - Ambos sabemos que es cierto
- ¿Ah, sí? - Ignazio se iba acercando cada vez más a mi, cuando estuvimos a centímetros supe que esta era mí oportunidad, agarré la toalla quitándosela y salí corriendo escaleras arriba mientras reía
Cuando llegué a mi habitación cerré la puerta sin darme cuenta de que él había puesto su pie impidiendo que esta se cerrase por completo
- ¿Qué ha pasado Boschetto? - no podía parar de reír hasta que caí en mí cama y él se puso sobre mi inmovilizandome
- ¿Ahora quién está en problemas? - rió él - Me parece que tú
- No cantes victoria tan pronto - dije empujándolo logrando escapar, las risas eran presentes por toda la casa, pero él no tardó mucho en acorralarme contra la pared
- Gané - sonrió victorioso, no sé cómo me armé de valor pero me incliné hacia él y le besé, él se sorprendió pero segundos después sus labios siguieron a los míos como si de una danza se tratase - Está bien, la victoria es tuya
- Siempre lo es Nazio - le envolví en mis brazos y ahí me di cuenta de que iba desnudo por la casa - Creo que deberías vestirte, vas a pescar un resfriado
Él sonrió dándome un beso en la frente y se fue a su habitación, yo me quedé apoyada en la pared, asimilando mis acciones y las consecuencias que estas podrían traer pero ya daba igual
Me dirigí a la cocina a por un vaso de agua para después comenzar a hacer la cena
- Princesa - me llamó él, yo me giré para encontrarme con que el moreno sostenía una caja en sus manos, mí rostro se llenó de confusión - ¿Me harías el honor de darme la oportunidad de hacerte feliz?
Abrió la caja dejando ver un bellísimo collar con su inicial
- Oh, esto es como la escena esa de High School Musical donde Troy le da a Gabriella un collar con su inicial ¿no? - pregunté riendo - Es la I de Ignazio ¿no?
- Eres capaz de cargarte el precioso momento que había creado - negó él con la cabeza
- Claro que te doy ese honor Boschetto - sonreí mientras besaba de nuevo sus labios
“Siempre se ha dicho que todos tenemos nuestra otra mitad y que nuestra alma no para hasta encontrarla pero que no siempre lo consigue; por suerte, yo he encontrado en el hermoso idiota de mí amigo a mí alma gemela”
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Si los sueños se cumpliesen
FanfictionTantas veces hemos deseado poder ser protagonistas de una historia con nuestros cantantes favoritos que hemos leído miles de historias, imaginandonos cada momento de lo ocurrido en ellas, como si fuese real Pero ¿Quién ha dicho que los sueños no pue...