Gianluca Ginoble

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Si los sueños fueran reales
La suave pero fresca brisa de la mañana acariciaba mí pelo como si de una caricia se tratase, mis manos estaban puestas en la taza de café que periódicamente llevaba a mis labios para disfrutar de su delicioso y exótico sabor
- No te encontraba - una voz se escuchó a mis espaldas, esa voz se transformó en unos fuertes brazos que me rodearon por la cintura y en unos labios que besaron mí mejilla dulcemente
- No hay mejor forma de levantarse por la mañana que disfrutar de estas preciosas vistas al mar, mí amor - sonreí mientras besaba sus labios
- ¿Alguna vez te han dicho lo horrible que estás por las mañanas? - preguntó él apoyando su cabeza en la mía
- Ay, no seas bobo… Espera ¿dijiste horrible? - me separé de él y me hice la ofendida. él estalló en risas - Bueno, me voy a duchar Ginoble
- Te acompaño - hizo un ademán de comenzar su camino hacia mí
- No - negué sonriendo - Que estoy horrible por las mañanas
- ¡Touché! - puso una mano en su corazón - Me lo merecía, la verdad
Sonreí para después encaminarme a la ducha, amaba vivir con este chico y pasar tiempo con él ahora que la gira había terminado pero el dinero no se traía solo a casa y no me gustaba vivir de prestado así que tenía que ir a mí precioso trabajo
Abrí el grifo dejando que las gotas cayeran por mí cuerpo recorriendolo en toda su plenitud cuando sentí que alguien entraba al baño
- ¿Gian? - pregunté con los ojos cerrados para evitar que el jabón entrase en mis ojos, pero no hubo respuesta alguna
- ¿Me llamabas? - contestó una voz cercana a mí, abrí los ojos encontrándome al moreno mirándome con una sonrisa de oreja a oreja
- ¡Joder, que susto! - exclamé pegándole en el hombro para luego disfrutar de la imagen que mis ojos estaban viendo - Que susto tan guapo ¿no?
- Me lo suelen decir sí - rió él para después unir nuestros labios
- Baja modesto que sube Gianluca
Aquello provocó que él volviese a reír, no sabéis lo que amaba el dulce sonido de su risa y cuánto lo echaba de menos
- ¿Qué tanto piensas mí amor? - su mano acariciaba mí mejilla
- Te he echado mucho de menos - le abracé con todas mis fuerzas
- Yo a ti mucho más - respondió él sin soltarme de sus brazos
Después de veinte minutos estuve lista para irme al trabajo, Gian insistió en acompañarme y yo lo acepté gustosamente
- Llegamos amore - sonreí besando sus dulces labios - Ponte guapo, cuando llegue a casa te voy a invitar a cenar
- ¿A qué se debe su invitación señorita? - hizo una reverencia a la cual yo respondí riendo
- Simplemente quiero invitar al príncipe de Abruzzo a cenar conmigo - imité su reverencia - ¿Es posible señor Ginoble?
- Me encantaría compartir una velada con esta hermosa dama
Cogió mí mano para después hacerme girar acabando de nuevo en sus brazos
- Suerte en el trabajo hermosa dama - sonrió
- Muchas gracias príncipe - besé su mejilla encaminandome después a donde pasaría las próximas 8 horas pero con el aliciente de que por fin tenía a mi niño en casa
“A veces dicen que si los sueños fueran reales dejarían de ser sueños propiamente dichos pero con él, vivo en un sueño constante del que espero jamás despertar”

Si los sueños se cumpliesen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora