Hurricane
La lluvia caía con intensidad humedeciendo considerablemente el asfalto de la carretera por la que las ruedas del coche de Ignazio se deslizaban, la precaución que este tenía era bastante grande pero aún así yo era un manojo de nervios
- Amor - le llamé - ¿Falta mucho para llegar al hotel? La lluvia cae cada vez con más fuerza
- Falta poco mi niña - sonrió él acariciando mi muslo, cuando vimos que unas luces se acercaban a nosotros a gran velocidad, él dió un brusco giro al volante para después volver de nuevo a la carretera
- Joder - masculló el moreno -Casi nos mata
- Pero no lo ha hecho. Tranquilo ¿vale? - besé su mano y acaricié su mejilla haciendo el intento de calmar los nervios que se habían apoderado en su varonil cuerpo
Minutos después llegamos al hotel, ambos cogimos un paraguas para protegernos de las gotas que parecían querer matar a alguien con su dureza al caer para después fundirse en el suelo
- Ve tú a hacer el check - in, yo saco las maletas - besó mis labios para luego sonreír, yo asentí con la cabeza y me encaminé a la entrada del pintoresco hotel, era nuestro segundo aniversario y qué mejor que pasarlo en el lugar que nos conocimos.
- Buenos días, bienvenida a nuestro hotel - sonrió la recepcionista
- Buenos días, tengo una reserva a nombre de Ignazio Boschetto - dije y ella buscó en el ordenador la reserva
- Aquí está. Una habitación doble con todo incluido para 3 noches ¿verdad? - contestó ella amablemente, yo asentí - Bien, su habitación es...
El sonido de un fuerte golpe seguido del sonido de unos frenos hizo que saliese corriendo en dirección a la puerta de entrada encontrándome una imagen que prefería no haber visto en mi vida
- ¡Igna! - corrí hacia donde su cuerpo yacía inmóvil tumbado en el suelo, sus ojos se encontraban cerrados y de su cabeza brotaba un ligero río de sangre - ¡Llamen a la ambulancia, joder!
Sabía que no podía moverlo pero acerqué mi temblorosa mano a su cuello y con la esperanza de no haberlo perdido, comprobé que aún tenía pulso, cada vez más débil pero seguía estando
Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas mezclándose con la agresiva lluvia que había empapado ya todo mi cuerpo, acaricié su mejilla ahora templada por el tiempo
Cuando la ambulancia llegó, le motorizaron entero inmovilizándolo por completo para después subirle al vehículo
- ¿Es usted familiar? - me preguntó uno de los médicos
- Soy su mujer - suspiré para que él me hiciese un ademán para que entrase con él
Los nervios se habían adueñado de mí cuerpo, iba sentado en un pequeño banco frente a la camilla en la que Ignazio iba, mí mano derecha iba entrelazada con la suya
- Amore - la débil voz de Igna hizo que subiese la mirada hasta encontrarme con sus bellos ojos marrones
- Estoy aquí mi vida - sollocé mientras acariciaba su mano
- Te amo - susurró para después cerrar de nuevo los ojos, miré horrorizada a la máquina del pulso pero su pulso continuaba estable
El viaje al hospital se me hizo eterno, cuando llegamos se lo llevaron dejándome a mí en la sala de espera
- Por favor no te vayas - susurré llorando
El sonido de los gritos de los médicos hizo que me levantara de un salto de la silla temiéndome lo peor pero después de eso todo se tornó en un sepulcral silencio, un silencio que calaba en los huesos y hacía temblar hasta a la persona más fuerte que en el mundo pudiese haber
- ¿Familiares de Ignazio Boschetto? - la voz de una enfermera me asustó
- Yo - dije acercándome a ella - Soy su mujer
- Lo siento mucho - dijo ella evitando mirarme a los ojos - Las heridas internas que su marido ha sufrido eran demasiado graves, hemos hecho todo lo posible por salvarlo pero no hemos podido - Acompañeme por favor
Aún en estado de shock mí cuerpo reaccionó por sí solo ordenando movimiento a mis piernas siguiendo a la enfermera hasta una habitación, lo que vi me destrozó por dentro, no podía estar pasando esto, no a mi
- Igna... - me acerqué a la camilla donde un cuerpo se encontraba tendido cubierto completamente por una sábana blanca, descubrí la parte superior de ella para después llevarme una mano a la boca, era él
Mi pequeño se había ido, su cuerpo sin vida yacía en aquella habitación fría y pálida, acaricié su mejilla mientras sentía que mí cuerpo dolía, de una manera inhumana
- Ignazio no. Esto es una broma, yo te amo, esto no puede estar pasando - susurré con todo mí dolor - Por favor, no te vayas
- Lo siento - la enfermera puso su brazo en mí hombro
- No - grité hasta que mí cuerpo quedó sin fuerzas y sentí como tocaba el frío suelo del hospital
- Hey, ¿Estás bien? - preguntó una voz conocida
- ¿Amor? - abrí mis ojos para darme cuenta que aún seguía en el coche, en el coche con él
- ¿Una pesadilla? - preguntó él sonriendo, yo me aferré a su mano como si no hubiese un mañana
- No te separes de mí jamás ¿Me escuchas Boschetto? - reí notando como algunas lágrimas resbalaban por mis mejillas
- ¡A sus órdenes mí capitana! - dijo él para después hacer el saludo militar - Ya casi llegamos al hotel
Cuando llegamos y bajamos del coche me lancé a sus brazos y le besé como si mí vida dependiera de ello, después ambos descargamos las maletas y fuimos de la mano a por nuestra reserva. Iban a ser unos días maravillosos que harían que me olvidase de la pesadilla más real que había tenido
"A veces nuestra mente puede ser un huracán de pensamientos, puede jugarnos malas pasadas pero lo más importante es cuando abrimos los ojos y vemos que en la verdadera realidad la gente a la que amamos está con nosotros, a nuestro lado, disminuyendo esos efectos devastadores que dicho fenómeno puede acarrear"
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Si los sueños se cumpliesen
FanfictionTantas veces hemos deseado poder ser protagonistas de una historia con nuestros cantantes favoritos que hemos leído miles de historias, imaginandonos cada momento de lo ocurrido en ellas, como si fuese real Pero ¿Quién ha dicho que los sueños no pue...