El último baile
Corría el siglo XVIII, un año de cambios, se celebraba una fiesta en el majestuoso castillo de Chenonceau, un bello lugar que descansa sobre las abundantes aguas del río Cher, a ella acudían cientos de personas de la aristocracia y realeza francesa, un evento verdaderamente elegante
Varios invitados se encontraban instalados en los aposentos de dicho lugar, en una de las habitaciones descansaban una pareja de jóvenes, amigos del rey, se podría decir que eran parte de la nobleza de aquel bello país
Unos sonidos intermitentes hicieron que el joven de cabellos morenos se sobresaltara, confuso se dirigió a abrir encontrándose con uno de los sirvientes del rey
- Señor Boschetto, la reina me envía a dejarle estos dos trajes - sonrió el muchacho y tímidamente le entregó los ropajes - Deben ponérselos esta noche órdenes de los reyes
- De acuerdo - afirmó el joven noble - Puede retirarse
Tras decir esto cerró la puerta a su paso depositando lo que le habían dado en un banco que se encontraba a los pies de la cama, posó su mirada en la muchacha de cabellos alborotados que dormía plácidamente de espaldas a él, llevaba apenas cuatro años con ella pero sentía que la conocía de siempre
- ¿Quién era? - preguntó ella con voz somnolienta
- Un sirviente del rey cariño - respondió él acercándose para besar su mejilla - Nos ha traído los trajes que quiere que llevemos esta noche en el baile
- Está bien - respondió ella girando sobre sí misma quedando frente al que ,en estos momentos era su compañero de vida, para después levantarse y dirigirse al pequeño balcón que la estancia poseía
Una brisa alborotó sus sedosos cabellos dibujando una sonrisa en su rostro, se encontraba vestida con un camisón blanco el cual le hacía parecer un ángel o al menos así lo pensaba Ignazio
- ¿Qué te parece si damos una vuelta por los jardines después de tomar el desayuno? - preguntó ella sin mirarle admirando la belleza de la naturaleza que a su alrededor se extendía
- Me parece una idea maravillosa - el joven se puso tras ella abrazándola de manera que su mentón quedase apoyado en el hombre de la joven - Que lugar tan bello
Pasaron horas riendo y disfrutando en aquellos idílicos parajes, se encontraban tan en su mundo que la tarde vino a ellos en un parpadeo, ambos se dirigieron a sus aposentos para que los sirvientes les ayudasen a enfundarse en sus ropajes
- Estás bellísima - suspiró el joven viendo como su amada portaba un vestido que, perfectamente, podía ser digno de una princesa, aunque para él, ella ya lo era
- Opino lo mismo de tí - dijo ella brindándole una cálida y amplia sonrisa para después besar su mejilla
Ambos se encaminaron a un baile que sería de todo menos calmado, la música comenzó a sonar y los primeros pasos se hicieron notar, todas las personas que allí se encontraban movían sus cuerpos al ritmo de la dulce melodía unidos, en sintonía, con sus parejas
Una bonita velada que se vió truncada por el sonido de varios disparos, en ese momento el pánico comenzó a extenderse por la sala como si de repente se hubiese convertido en el aire que, ahora, todos respiraban llenando su cuerpo de aquel horrible sentimiento
Los ojos de la muchacha divisaron como uno de los hombres que portaban pistola tenía la mirada puesta en su dirección, sabía que si no actuaba pronto una bala impactaría completamente en su querido Ignazio y ella no estaba dispuesta a correr ese riesgo, por lo que en cuestión de segundos realizó un movimiento evitando que la bala impactara en ellos pero no cayó en la cuenta de que no era el único que les seguía la pista
Momentos después la joven soltó un grito desgarrador al sentir como una de las balas impactaba en su hombro, pronto la hermosa tela dorada de su largo vestido comenzó a teñirse del color rojo de la sangre
El joven en shock por lo ocurrido parpadeó dos veces intentando creer que todo era producto de su imaginación y que su amada no se encontraba herida, pero esto no era un cuento en el que las cosas son de color de rosa, en el mundo real existen esos momentos donde sientes que tu corazón se desgarra de dolor y con él en la mano tienes que levantarte y luchar por lo que quieres, cueste lo que cueste
- Llévala allí donde el bosque se oscurece, allí vive una curandera, ella sabrá cómo salvarla de las garras de la muerte - comentó una mujer, a lo que el joven, con el miedo corriendo con sus venas, asintió cogiendo en brazos a su amada que temblaba del miedo e intentaba detener la hemorragia que brotaba sin cesar de la herida provocada por aquella bala
Cuando llegaron a los establos uno de los mozos de cuadra les preparó un caballo e instantes después partieron rumbo al lugar, no tardaron mucho en llegar; sorprendentemente la anciana les esperaba en la puerta
- Antes de que preguntéis joven - sonrió ella - Percibo cuando la muerte se acerca a alguien y conforme cabalgabáis una energía me ha recorrido todo el cuerpo, su amada no tiene mucho tiempo antes de que la oscuridad la envuelva por completo. Déjala sobre aquella cama
El joven, cuyas mejillas estaban húmedas debido a las lágrimas caídas y cuyo cuerpo era un manojo de nervios, hizo caso a las órdenes de la anciana curandera. Cuando vio a su amada recostada, pálida y con el semblante serio, el temor a perderla se intensificó a niveles que no todos los humanos podrían sobrellevar
- Mi amor - susurró ella mientras acariciaba la mejilla del joven - Nunca te abandonaré
- No lo harás - sollozó él besando sus labios, ella le dedicó una tímida sonrisa para después cerrar sus ojos - No, mi amor, no los cierres
- Joven - le llamó la mujer - Haré lo posible por ella pero debes irte, si ella sobrevive la verás en los jardines de palacio al amanecer, si ella no llega sabrás que la muerte la acogió en su reino
Él asintió para después besar los labios de la muchacha por última vez, se montó en el cabello y cabalgó de nuevo hacía el castillo, sabía que la vida del amor de su vida prendía de un hilo, tan solo esperaba verla allí al amanecer brindándole una hermosa sonrisa, como solo ella sabía hacer
Horas más tarde el sol nacía de nuevo en el horizonte anunciando que un nuevo día estaba por comenzar, el joven se encontraba sentado en la hierba admirando el fluir del río esperando noticias de la muchacha que su corazón adueñaba pero los minutos pasaban y ella en ningún lugar aparecía, derrotado y lleno de dolor emprendió su viaje de vuelta a palacio, allí dejó que sus lágrimas resbalaran por sus mejillas sin ningún tipo de retención liberando el trágico sentimiento que anidaba en su alma
- Señor - una doncella le llamó - le esperan en la sala del trono
Él asintió y al llegar allí los reyes le miraron con lástima
- Conde Boschetto - suspiró la reina - Jamás me había dicho que tenía usted una amada tan bella
- ¿Cómo dice? - preguntó él confuso, ¿acaso los reyes se estaban riendo de él? pero todo tuvo sentido cuando vislumbró a la joven que su corazón llenaba caminando hacia él, con una gran sonrisa en su rostro y los cabellos oscuros cayendo como si de una cascada se tratase por un nuevo vestido rojo sangre - Sobreviviste amor mío
- Dije que jamás te abandonaría - sonrió para después correr en brazos del joven - Y yo cumplo lo que digo
<< En algunos momentos el amor puede ser algo que nos haga llegar a una felicidad plena pero no siempre es duradero, no obstante, si el amor que se respira es verdadero se sabrá con tan solo analizar la mirada, ella nunca miente >>
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Si los sueños se cumpliesen
Fiksi PenggemarTantas veces hemos deseado poder ser protagonistas de una historia con nuestros cantantes favoritos que hemos leído miles de historias, imaginandonos cada momento de lo ocurrido en ellas, como si fuese real Pero ¿Quién ha dicho que los sueños no pue...