Gianluca Ginoble

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You are the reason
No había nada como un paseo matutino por la fina arena de la playa de Abruzzo, era mágico ver como el sol apenas nacía en un nuevo día y ya brillaba con intensidad haciéndose dueño, de todo un inmenso cielo azul.
Hoy por fin era mi día libre después de 5 duros días de trabajo intenso, trabajar en un hotel no era tarea fácil pero se llevaba bien, era un trabajo que realmente me gustaba, y en estos días era lo único que era capaz de mantener distraída a mi mente de pensamientos que mi corazón destruían quebrándolo cada vez un poco más.
Hacía dos meses que Gian se había ido de nuevo a la gira americana pero, esta vez, se había llevado parte de mi felicidad con él. Días antes de que él partiese tuvimos una discusión que empezó siendo una tontería y se transformó en un gran huracán de palabras que se llevaban por delante a todo lo que por medio había, incluyendo los sentimientos. Desde ese día no volvimos a tener una conversación en condiciones, ambos seguíamos conviviendo en la misma casa pero el ambiente estaba cargado de tensión así que decidí irme un par de días a casa de una amiga, aquí en Abruzzo, a unos 10 minutos de nuestra casa, sin saber que él se iba a ir sin despedirse y así fue.
Días después volví a casa y el silencio reinaba en ella, tan sólo se escuchaba el ladrido de Luna que corrió en mí encuentro, la confusión se hizo presente en mi rostro y los latidos de mi corazón comenzaron a ser cada vez más rápidos pero no fue hasta que le pregunté a Ernesto dónde estaba su hermano cuando mi interior se destrozó por completo
- Gian se fue hace unas horas - me contestó y tras ver mi rostro se preocupó - ¿Estás bien?
Asentí con la cabeza pero con certeza sabía que no lo estaba, el hecho de haber discutido me había dolido mucho pero que no se despidiese de mí, eso fue lo que más fuerte penetró en mi interior
Hubo días que estuve a punto de llamarle pero pensé que si lo hacía y no me contestaba me rompería aún más así que decidí mantenerme al margen; entendí que él necesitaba su espacio y así fue, los días pasaron y, aunque pasaba tiempo con los Ginoble y la pequeña Luna, que ya no era tan pequeña por cierto, hacía lo posible por pasar el menor tiempo en casa pues todo me recordaba a él.
No os engañaré y os diré que no lloré, porque lo hice y vaya que lo hice, busqué los lugares más apartados de la región y con todas mis fuerzas, grité, grité hasta quedarme sin fuerzas en mi interior, dejando que el dolor saliese al exterior fundiéndose con el ambiente de paz que allí se respiraba.
Un par de horas después volví de la playa a casa, al abrir el silencio me envolvió de nuevo,me duché y me cambié de ropa para después hacerme un café y vislumbrar el precioso paisaje que se extendía a lo lejos de la terraza. Me senté en la fresca hierba, estábamos en primavera por lo que las temperaturas eran suaves y me permitían realizar esa acción, de lo contrario hubiese muerto de hipotermia o de un golpe de calor.
- Buenos días - me saludó Ernesto desde lo alto del balcón - ¿Qué tal ha comenzado tu día?
- Buenas - sonreí - Mi día bueno, mejor que ayer porque libro
- ¿No era que te gustaba tu trabajo? - rió él, me recordaba tanto su risa a la de su hermano
- Sí, pero también me merezco un descanso ¿no? - dije y él levantó las manos en modo de disculpa a lo que yo reí - Ven a sentarte conmigo
Minutos después ya le tenía sentado a mí lado
- Me ganas cada vez más en altura eh - le dí un golpe en el hombro
- Lo siento - soltó una sonora carcajada - Me alegra que seamos amigos
- A mí también - sonreí y enfoqué de nuevo mí mirada en el horizonte
- ¿Le echas de menos? - preguntó él acomodándose en el césped
- Como no te imaginas - suspiré dando un sorbo a mi café - Me dolió tanto discutir con él y luego saber que se había ido sin decirme ni un adiós
- Lo entiendo
- Siempre había visto en las películas que si se iban sin despedirse, después alguien le daba una carta escrita por esa persona en la cual explicaba todo - la presión del pecho volvía a aparecer y las lágrimas se comenzaban a acumular en mis ojos - Pero son solo eso, películas. La vida real es completamente distinta
Minutos después Ernesto se despidió de mí y se fue, yo decidí sacar a pasear a Luna
- Vámonos princesa - le dije y ella movió su cola con emoción e ilusión - Si es que eres más bonita que yo que se
La tarde pasó con normalidad, cené y tras comprobar que había cerrado todo me acomodé en la cama abrazando a la almohada la cual se mojó con algunas lágrimas que salieron sin permiso alguno de mis ojos antes de cerrarse por completo y caer en brazos de un sueño profundo
Esa noche tuve un sueño precioso donde volvía a estar en los brazos de Gianluca sonriendo y nuestros corazones se volvían a abrazar con más fuerza por el tiempo faltante pero al abrir los ojos continuaba estando sola en la gran cama
Al bajar me encontré a Eleonora tomando el desayuno, lo cual me sorprendió bastante
- Buenos días cariño - me saludó abrazándome, yo la correspondí
- Buenos días
Me serví mi café matutino y busqué a Gian con la mirada pero no lo encontré, en ese momento era un manojo de nervios así que decidí subir a vestirme para volver a la playa a disfrutar mi último día libre
- Si necesitas algo Eleonora, estoy en la playa dando un paseo - sonreí, ella asintió con la cabeza
Cuando llegué respiré de nuevo ese ambiente de paz que aquel lugar me brindaba pero mi interior estaba de todo menos en paz, sacudí la cabeza intentando calmar los pensamientos ajetreados de mi mente pero nada lo conseguía.
Horas después volví casa sin apenas ganas de hablar con nadie pero al llegar a casa me encontré una escena extraña, Gianluca estaba abrazando a la vecina mientras hablaba con ella animadamente
Decidí dar una vuelta por el pueblo mientras rezaba por no empezar de nuevo a llorar, no entendía absolutamente nada pero aún así respire hondo y volví a casa
Me fui directamente a la ducha y me puse uno de los vestidos que me había comprado en Madrid en unas de mis visitas a la bella capital española
- ¡Qué guapa estás cariño! - exclamó Eleonora al verme, yo respondí con un “gracias” y una sonrisa que intenté que no se viese falsa, lo que me extrañó es que no hubiese rastro de su hijo mayor, desaparecía en un abrir y cerrar de ojos
- ¡Ah!, Gian quiere hablar contigo - dijo Ernesto cogiendo una manzana de la nevera - Ha dicho que le esperes donde el piano al atardecer
Miré la hora, para eso quedaban apenas 5 min, cuando me giré para responderles ya no estaban. Me dirigí hasta la zona y suspiré cuando escuche las primeras notas de una canción que habíamos escuchado hace tiempo juntos, me acerqué al piano y allí estaba él con los ojos cerrados presionando suavemente las teclas creando una dulce y apasionada melodía
-“If I could turn back the clock
I'd make sure the light defeated the dark
I'd spend every hour, of every day
Keeping you safe
And I'd climb every mountain
And swim every ocean
Just to be with you
And fix what I've broken
Oh, 'cause I need you to see
That you are the reason
Cuando acabó la última palabra mis ojos estaban de nuevo cubiertos en lágrimas
- Gian…
- Lo siento mucho princesa, no debí haberme ido así - suspiró sin moverse de donde estaba sentado, yo le miré sin soltar palabra alguna - Tenía miedo de perderte y fui un cobarde al salir huyendo en vez de enfrentarme a la realidad y arreglar las cosas. Te quiero amor
- Yo también debí haber ido a buscarte antes de que te fueras pero esa pelea me dejó sin palabras, todo fue por nuestros malditos celos - suspiré
- No volveremos a desconfiar uno en el otro - se levantó y se acercó a mí, no me lo pensé dos veces y le abracé, le echaba muchísimo de menos, no iba a volver a perderle
- No lo haremos - dije y acto seguido capture sus labios en un apasionado beso lleno de sentimiento
- Acompáñame - entrelazo nuestras manos y nos encaminamos a la terraza donde había preparado una especie de picnic, que extraño que no me hubiese dado cuenta antes pero ya no importaba, estaba con él, eso era lo realmente importante
Pasamos la cena entre risas y besos, cuando de repente comenzaron a caer ¿pétalos de rosa? Subí mí mirada y vi como Eleonora y Ernesto los tiraban mientras reían
- La señora Mascolo me los ha traído antes en una cesta - añadió él refiriéndose a los pétalos y ahí entendí el por qué los había visto abrazarse
- Esa mujer te quiere mucho - reí acariciando su mano - Me sorprende que se enterase ella antes que yo de tu llegada
- Era parte del plan - afirmó él
- Señor Ginoble, es usted un genio de las sorpresas - las risas se hicieron presentes envolviendo las tristezas en una gran ola de alegría
Por fin todo volvía a ser como era antes, me juré a mí misma no volver a desconfiar de Gianluca Ginoble Di Vittorio
“A veces los malos entendidos pueden llevarnos a alejarnos de las personas que realmente nos importan pero yo entendí que con él no debería haber sido así porque él era mi razon de felicidad”

Si los sueños se cumpliesen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora