Piero Barone

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Take Me Home
Tomé asiento en los blancos sillones que decoraban la terraza mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas, nunca había tenido la oportunidad de aprender a amarme a mi misma pues cada momento que lo intentaba encontraba algo en mi que no me gustaba, algo que me gustaría cambiar. Piero me había dicho millones de veces que era lo más hermoso que él había podido ver en su vida y que estaba perfecta, pero estaba claro que ambos teníamos puntos de vista totalmente distintos 

Jamás había querido defraudarlo con pensamientos negativos, me dolía mentirle en cuanto a mi visión sobre mí misma pero no quería ver como en su rostro se tornaba una expresión de tristeza, me encantaba verlo riendo o frunciendo el ceño cuando intentábamos seguir una receta y llegaba un momento en que todo nos salía del revés; en todos estos años que llevo a su lado no cambiaría nada de lo vivido con él aunque me ofreciesen millones de euros porque el amor que siento no tiene precio alguno 

Los bajones eran puntuales pero cuando eso ocurría y Piero no estaba conmigo, lo único que hacía era encerrarme en mi misma sin querer hablar ni ver a nadie 

- ¿Amore? - preguntó una voz lejana la cual se volvía cada vez más cercana, en ese momento intenté limpiarme lo más que pude las lágrimas pero no fue suficiente - Estabas llorando ¿Qué pasa?

- Tan solo se me había metido algo en el ojo - mentí e hice un intento de sonrisa - Pensaba que volvías mañana, amor 

- Quería darte una sorpresa - dijo él besando mis labios para después hacer una mueca extraña - Tus labios saben a lágrimas cariño

Yo le miré extrañada, era imposible que me conociese tan bien 

- Yo también he llorado a escondidas extrañándote y he llegado a saborear cómo sabían mis lágrimas - dijo sentándose a mi lado - Suena raro lo sé, pero también te conozco demasiado como para saber cuando me ocultas algo 

- Lo siento - bajé la mirada y entrelacé mis manos, él puso sus manos sobre las mías y las acarició 

- No pasa nada - su pulgar acarició mi mejilla obligándome a subir la mirada la cual chocó con la suya - No te voy a decir que eres perfecta porque ya lo sabes, quiero que sepas que si quieres cambiar algo yo te ayudaré con ello, lucharemos juntos para que vuelvas a aceptar tu cuerpo y sabes que no me rindo cuando me propongo cosas 

- Lo sé - acaricié su mejilla mientras una lágrima se escapaba de sus dulces ojos - Piero...

- Me duele que sufras amore - suspiró llevando su mirada al horizonte durante unos segundos para después a enfocarla en la mía - Haría cualquier cosa para que tuvieses siempre una sonrisa dibujada en tu preciosa cara y sé que va a costar pero vamos a lograr que te ames tanto o más de lo que te amo yo 

Él se acomodó en el sillón de forma que mi cabeza quedaba apoyada en su hombro y nuestras manos entrelazadas 

- Empezaremos con algo sencillo - sonrió besando mi cabeza - Bailaremos, no importa el qué, solo quiero verte reír de mis sensuales movimientos 

- ¡Pero si bailo fatal! - exclamé mirándole, él esbozó una sonrisa - Parece que tengo dos pies izquierdos 

- Voy a prepararlo todo - dijo él levantándose para después dirigirse a la habitación, amaba a este hombre y su manera de hacerme olvidar de los problemas en tan poco tiempo 

Me levanté y me dispuse a hacer la misma acción que el siciliano había hecho, cuando llegué a él le ví sin camiseta y con una bandana en el pelo 

- ¿Pretendes que así me concentre en el baile? - pregunté apoyada en el umbral de la puerta, él se acercó a mi 

- Hay que estar preparado para todo - susurró en mi oído haciendo que mi piel se erizase - Ya me entiendes preciosa 

La tarde transcurrió a base de bailes improvisados y besos robados pero la sesión de baile no fue finalizada porque a mitad el calor se extendió por nuestros cuerpos haciendo que acabáramos en la cama con menos ropa de la que en un principio teníamos 

- Esta también es buena forma de divertirse - sonrió él abrazándome

- Concuerdo contigo mi pequeño - besé sus labios y me acomode aún más cerca de él cerrando los ojos disfrutando más del momento - Te amo Barone, gracias por todo 

- Te amo princesa - respondió él apoyando su cabeza en la mía - No me des las gracias, para mi es un placer ayudarte en todo lo que pueda y más. No voy a dejar que estés triste, no mientras yo pueda evitarlo 

Los latidos de mi joven y enamorado corazón aumentaron su ritmo, este chico era capaz de hacerme sonrojar en cualquier momento en cualquier situación, él era la razón de mi felicidad cada día y os juro que haría lo posible por jamás perderlo 

Fue, es y será, mi más bonito día a día, el hombre por el que mi vida daría 

"Estoy agradecida al mundo por haber encontrado una persona que por muchas caídas que tenga, siempre es capaz de traerme de vuelta a casa y subir mi ánimo de nuevo a niveles extremos de felicidad. Gracias Piero Barone por ser como eres y jamás rendirte conmigo"

Si los sueños se cumpliesen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora