CAPÍTULO XXIV

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Un año después….

Las cosas en la empresa marchaban bien a pesar que iba rara vez a la oficina, he logrado superar un poco su ausencia, después de 6 meses en terapia; sin embargo cada vez que iba a la oficina mi corazón se aceleraba como si esperara encontrarla en los pasillos o en su oficina. Por más que me repetía y me repito que no volverá algo dentro de mi guarda la esperanza que algún día regresará y tendré la oportunidad de pedirle perdón.

Salgo de mis cavilaciones y observo atenta como aquel enorme roble deja caer sutilmente la última hoja de una de sus ramas – y vuelve el otoño otra vez… - susurro levemente, mientras que recuerdo que en un par de días se cumplirá el año desde su partida.

Subo a mi habitación y tomo mi gabardina negra al igual que una bufanda de igual color – veo que saldrás – dice mi madre al entrar

– si, necesito un poco de aire, iré a tomar un café con James – digo antes de salir

– esta bien – dice al esbozar una media sonrisa.

Al salir me subo en el auto y le pido a Alan que me lleve a la plaza roja – este año el otoño a llegado un poco más temprano – dice al encender el auto

– si, a pesar de todo el año a pasado de prisa – digo en voz baja al soltar un bufido

– me a dicho su madre que las cosas en la empresa marchan bien – dice al acelerar

– si, Dima se a encargado de todo… cuando me dejes en la plaza roja puedes regresar a la casa – digo al sentir como el viento helado despeina mis cabellos

– esta bien.

Lo que resta del camino ambos permanecemos en silencio, sé que todos hacen un gran esfuerzo para no mencionarla o recordarla, pero el silencio y cada cosa a mi alrededor se encarga de hacerlo. Al llegar a la plaza me despido de Alan y camino hasta el café Marsella que es uno de los nuevos cafés que han inaugurado los franceses.

Al llegar al café saludo a uno de los mozos – acaba de llegar – dice Lucas con su usual acento irlandés

– lo imagine – digo al sonreír – llegando justo a tiempo – digo al levantar una ceja

– no… llegue hace media hora – dice al sonreír

– si, te creo – digo al sentarme

- ¿cómo has estado?

- supongo que bien y tu

– bien, algo exhausto de tanto trabajo, mañana Emily y yo iremos a visitar a sus padres, así que deséame suerte

– suerte… - digo al quitarme el abrigo

– tu madre me dijo que te compro unos boletos a Hawai y los devolviste – dice al levantar una ceja

– no quiero vacaciones… he pensado en comenzar a trabajar, Dima me dijo que inauguraron una nueva sucursal en Londres y quiere que yo la administre, ya que no quiero estar aquí

– y que le respondiste

– aun no le he respondido, todo este tiempo he permanecido en National CIity con la esperanza de que ella regrese, sin embargo sabemos que no lo hará, por tal motivo quisiera regresar a Inglaterra, aunque aun no estoy segura – digo al sacar de mi bolsillo la argolla

Mi odiosa Madrastra | SUPERCORPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora