II

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Me quedé esperando una respuesta de su parte, mientras el impulso se hacía cada vez más fuerte. En Hoseok no había una reacción que me diera la oportunidad de accionar esto que ya no podía ocultar más. — ¿Hoseok? ¿Sigue o no en pie tu propuesta? — me acerqué más porque lo que sentía me llevaba una ventaja abrumadora y lo miré de pies a cabeza deseandolo tanto, queriéndolo tanto... sólo podía recordar esos pequeños momentos de cercana intimidad que habíamos compartido en contadas ocasiones y que ahora era mi necesidad profundizar. — Di algo, por favor.

Hoseok asintió con la cabeza

— S-sí...

No necesitaba de nada más, sólo lo hice, roce con mis labios los suyos que eran suaves y pensé en que era tan raro hacer lo que sólo en sueños podía, que me aferré fuertemente a él. Sus labios se movieron sobre los míos y mi lengua comenzó a abrirse paso probándolo, descubriendo que cada parte de mi cuerpo vibraba porque lo que sentía no era pequeño, no era nada en vano; esto en mi interior era enorme y me ponía a desvariar.

— yo también quiero estar contigo, Hoseok... — dije entre besos y sentí mi ropa ir saliendo, creía que estaba soñando. Soltando gemidos por lo mucho que me producía la sola sensación de besar su cuello, fui llevándolo hasta la habitación tocando su cuerpo que no paraba de seducirme, lo tocaba sin restricciones, era en lo único que pensaba durante algunas tortuosas noches y no estaba manejandolo bien.

Nuestras erecciones se rozaban, me moví sobre él gimiendo de placer porque esa simple acción era una del millón de cosas que había querido tanto hacer, con lo cual lo único que quedaba por razonar es que ¿no era yo igual a los demás? Queriendo manchar esa imagen tan pulcra que él desprendía,  destiñendo sus colores con mis caricias marchitas y rebajandolo a algo tan simple ¿no era yo un maldito al intentarlo siquiera?

Ojalá me hubiese importado. Yo no podía parar.

Con cada roce de Hoseok en mi espalda, mayor era la enredadera que me envolvía hasta hacerme desfallecer, se esparcía por mi cuerpo vicioso que iba deseando más, más y más. Ya no podía detenerlo, lo sabía, que el impulso generado por esa necesidad intensa de querer absorverlo no era posible de detener una vez saliera de mi la verdad que muchas veces me negué a sacar a la luz; yo lo amaba con una brutal fuerza, que me hacía desvivirme sin tener nada a cambio.

Mi máscara cayó rompiéndose y no creía que pudiera ocultarlo ya. Hoseok se daría cuenta.

Los besos tras mi oreja eran un motor, cada caricia, gemido o suspiro avivaban la sensación volviendola profunda y efímera; me separé deshaciendome del resto de mi ropa y quité sus pantalones que me impedían ver de nuevo ese cuerpo altamente trabajado que me había aprendido de memoria, luego de aquella sesión de fotos que se había vuelto mi mejor trabajo realizado hasta ahora.

Dios, nada se le comparaba.

Hoseok no era sólo la persona que yo más deseaba sobre la tierra, es que el simplemente era incomparable; mi polla se movió por la alta ansiedad que me generaba todo y me arrodillé mirándolo, a él que era tan maravilloso.

Tomé su erección frotandola y gemidos en una voz ronca salieron de los labios de Hoseok, su pecho ancho vibraba y la tensión en cada uno de sus músculos mostraba la fuerza descomunal que guardaba dentro. Mordiendo mi labio moví mi mano una vez más antes de usar mi boca, solté un gemido al rededor de su polla y me deleité con esa voz que era una dulce melodia a mis oídos.

— Oh, Hyungwon... — me moví lentamente, usé mi lengua para intensificar cualquier sensación y moví la cabeza engullendo casi toda su extensión; era uno de mis placeres culpables, de esos que habían nacido en la imaginación y que ahora disfrutaba de realizar.

8:15 [2WON/ HyungWonho] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora