El sonriente conductor

57 1 3
                                    




Emanuel se tomaba todo a la ligera cuando salía con sus amigos a altas horas de la noche, aunque de regreso solo le costaba unos segundos pedir un taxi desde el celular para que lo llevara a casa.

Esa noche con sus amigos afuera del restaurante donde habían cenado, Emanuel pidió su taxi quien le avisaba su llegada en unos minutos. Guardando su celular en el bolsillo con la notificación que apenas vio, se despidió de sus amigos quienes ya se iban a otro rumbo y esperó por su taxi en la esquina del lugar. La noche se tornaba más oscura puesto que pocos lugares cercanos podían iluminar las calles donde el estaba. Acercándose a lo lejos un auto al fin llegaba por donde estaba Emanuel, preguntó si estaba a su nombre y el conductor asintió, dejó que se subiera por la parte de atrás e iniciaron su viaje.

Platicando y riendo de temas que sacaban durante el camino, Emanuel indicó que la aplicación le daba errores al cargar a lo que el hombre al parecer le pasaba lo mismo. Cerrando la aplicación y guardando nuevamente su celular Emanuel le indicaba calle por calle para regresar a su casa, a lo que el hombre amablemente seguía sus indicaciones mientras ambos reían de bromas e historias que se contaban con otros conductores y pasajeros. Sin embargo, conforme seguían platicando, el hombre lo veía fijamente cada vez que los semáforos les tocaban en rojo, con una mirada que lo petrificaba por el exacto segundo que sus miradas se cruzaban en el retrovisor, a lo que con un poco de incomodidad Emanuel lo ignoraba mientras seguían platicando.

Pocos minutos después el viaje terminó, Emanuel con un mal sabor de boca por esos incómodos momentos, se despidió rápidamente del conductor a lo que el hombre, con una sonrisa fría le deseó una buena noche, esperando encontrarse nuevamente con el para pasar otro gran momento juntos. El conductor arrancó tranquilamente hacia la noche helada, una noche que a Emanuel le parecía más helada por esa experiencia desagradable que tuvo.

Apenas abriendo de nuevo la aplicación entrando a su casa para calificar al conductor con una mínima estrella y posiblemente una queja, tres mensajes aparecían en su celular, mensajes de un conductor que le avisó varias veces que ya se encontraba afuera del restaurante e incluso que iba a cancelar el viaje si se tardaba demasiado. Emanuel no tardó ni medio segundo en soltar el celular del susto, corriendo hacía la puerta y viendo sobre el portón, veía como ese hombre seguía ahí, en la esquina de la calle pensativo, arrancando el auto nuevamente y dejando la casa con un chico que hubiera deseado verificar si su conductor era el que indicaba su celular.

Relatos cortos de terrorWhere stories live. Discover now