II

1.1K 142 18
                                    

Hasta la hora en la que un trabajador o estudiante responsable se despierta un lunes, estuve yo buscando información por todo internet esa mañana de domingo.

No sé a qué hora me quedé dormido, pero sé que tuve que haber soñado con antídotos, pociones de desamor, vudú, encantamientos y hechizos, por haber sido lo único en lo que podía pensar antes de dormir.

Efectivamente, después de haber salido de fiesta, me puse a buscar alguna forma de deshacer el efecto de la poción, evidentemente sin resultados. Tal vez alguna poción que incluía cosas como ojos de araña o patas de rana, pero que no llamaron para nada mi atención como lo hizo la poción de amor, era como si esa hubiera sido la única magia real que he visto en mi vida.

Ese es otro motivo por el que sé que es real; aquella página me llamó la atención como si me hubiera embrujado. Simplemente no pude pasarla de largo y tuve que leerla, y resultó ser la única que consideré mínimamente creíble, y por lo tanto la que decidí probar. Tremendo error.

Hubiera seguido durmiendo y soñando con cosas sacadas de libros de fantasía hasta la hora de comer, pero el timbre de mi apartamento me despertó con un ruido estruendoso. No pensaba ir a abrir, pero entonces comenzó a entonar la alarma. Era Renjun.

Podíamos distinguir cuando era el otro quien llamaba, porque al hacerlo emitíamos "ABRE" con el timbre en código morse. Ingenioso, ¿verdad? suena a algo que sólo hacían las parejas, o, como en nuestro caso, los mejores amigos.

—Buenos días, bella durmiente.—Me saludó entrando en mi casa como si fuera la suya, con una bolsa en la mano en la que traería nuestro desayuno. Estaba acostumbrado, ya que de vez en cuando venía a desayunar conmigo. No estaba enamorado de él por nada.

Sin ver el contenido de la bolsa, podría apostar a que se trataban de dos cafés de mi cafetería favorita, y algún dulce que esta vez hubiera llamado la atención de Renjun más que los otros, pero no serían tortitas. No le gustaban. Era una casualidad desafortunada que mi postre favorito no lo quisiera ver ni en pintura.

—No pensaba desayunar hasta la hora de cenar, pero supongo que gracias.— Le dije mientras preparaba la mesa para comer.—Ya puedes irte.— Bromeé.

—Lo haría si no supiera que no lo dices en serio. Te morías por desayunar conmigo antes de que llegara.—Dijo en el mismo tono que yo. En cierto modo me fastidiaba, porque tenia razón, pero me gustaba poder bromear con él de esa forma sin que fuera incómodo.

—Antes de que llegaras estaba deseando dormir ocho horas. Así que no, no me moría por desayunar contigo.—Lo primero era verdad pero, ambos sabíamos que lo segundo no.

—Ahora repítetelo hasta que te lo creas.— Terminó con la broma en ese momento cuando sacó el desayuno de hoy, que consistía en bollos rellenos. Comenzamos a comer.

—Bueno, cuéntame, ¿qué plan hay para hoy?—Le pregunté sabiendo que venía para proponerme un plan. Eso era algo que al principio me dolía un poco, pero hoy en día lo entendía; sólo venía a desayunar conmigo cuando tenía pensado ir a algún lado, casi siempre con otra gente.

—Hemos quedado con Jisung. No te mentiré, quiero hacer de Cupido con él.—Me dijo mientras comía del desayuno que "había comprado para mi".

—Quieres juntarlo con Chenle, entiendo.—Le seguí el juego.—¿Pero y eso por qué?

—Me aburro, simplemente.—Pues si te aburres ya podrías darme una oportunidad a mi en vez de jugar a hacer parejas con nuestros amigos, pensé.—Y creo que harían buena pareja.

—¿Y a qué hora hemos quedado?—Estaba tan acostumbrado a no decir lo que pensaba para no fastidiarlo todo, que resultaba triste.

—Ya llegamos tarde, no quería despertarte antes. Venga, termínate el café.— Me apuró obligándome a beber lo que quedaba de café, el cual todavía quemaba, de un solo trago. Luego pagaría por esto.

𝓁𝑜𝓋𝑒 𝒸𝑜𝒸𝓀𝓉𝒶𝒾𝓁 ~ 𝓃𝑜𝓂𝒾𝓃 𝒻𝒶𝓃𝒻𝒾𝒸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora