XVIII: Desmayos y confesiones.

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El espejo mostraba a una chica más o menos alta, con el cabello rubio oscuro que le llegaba hasta el ombligo aproximadamente, ojos color almendra o más bien... cafés muy claro, tez pálida y... con el cuerpo repleto de manchas que variaban entre el morado y el verde, comúnmente llamados hematomas.
Sí, así era como me veía yo misma...

Estaba de pie delante el espejo en ropa interior revisando los nuevos hematomas, debía saber qué parte cubrir y que parte no cubrir de mi cuerpo para que no se vieran. Opté por un vestido muy simple color vino (porque... amo ese color), mis converse negras y un collar algo grueso. Tomé la ropa que estaba sobre mi cama y cuidadosamente me la puse, agradecí que los hematomas estuvieran en mi estómago, la parte interior de uno de mis muslos y mi espalda, no se veía ninguno.

Era miércoles por la tarde y Brenda pronto me recogería para ir a la casa de Will. Dejé caer mi cabello por mi hombro izquierdo y puse un poco de brillo labial en mis labios, luego sonreí y me dije a mi misma que así estaba bien. Tomé mi bolso e introduje lo necesario; luego bajé las escaleras con mi móvil en la mano esperando a que Lucas me llamara. Cinco minutos más tarde lo hizo y dijo que estaban por llegar. Cerré las ventanas y tomé las llaves, salí al patio delantero, le puse llave a la puerta principal, me voltee y divisé a lo lejos el automóvil de mi mejor amiga. Caminé hasta la acera esperando a que se acercara más, cuando lo hizo me subí en la parte trasera ya que Lucas iba en frente.

–Si no fueras una de mis mejores amigas, ya te habría echado el ojo. –Dijo Lucas luego de que cerrara la puerta.

–Pero si ella te gustaba en séptimo grado, Lucas. –Rió Brenda.

–Si, y cuando la conocí descubrí que estaba loca, por eso la dejé. –Se echó a reír.

–Si chicos, también estoy bien, muchas gracias. –Dije sarcástica– ¿Algún día iremos a ser normales?

–No...

–Nunca...

Los tres echamos a reír, y fue cuando volví a recordar porqué eran mis amigos. Lucas tenía la dirección aunque a pesar de que la tuviera, nos perdimos unas cuántas veces... Pero finalmente, llegamos a la entrada de lo que parecía ser un barrio exageradamente grande. Entramos y buscamos una casa blanca con el numero #64, y la encontramos...
Era enorme, literalmente, enorme.

Llamamos a la puerta y una señora de unos cincuenta años nos atendió con amabilidad y nos hizo entrar, nos quedamos en el vestíbulo sin saber que hacer, hasta que luego de unos minutos apareció Will.

–Hey, vinieron. –Sonrió besando mi mejilla, la de Brend y dándole un apretón de manos a Lucas.

–Así parece. –Sonreí.

Brend le entregó una botella de vodka y él sonrío. Salimos los cuatro al patio trasero (que era tan enorme y hermoso como el delantero), allí estaba Alex, Trent, una chica de cabellos negros y otra de cabellos rojizos, también habían dos chicos más del equipo que reconocí como Zack y George.
Saludamos a todos y nos sentamos junto a ellos. Las chicas, eran muy sagradables, creí que eran animadoras, pero no. Me extrañó el hecho de que ellos tuvieran amigas tan normales, porque creí que serían amigos de chicas plásticas, pero era todo lo contrario.

Luego de una hora más o menos de conversación, mi vaso ya estaba sucio ya que había bebido diferentes tipos de bebidas allí, así que me levanté para ir a lavarlo a la cocina. Me demoré un poco en encontrarla porque no le pregunté a Will donde estaba... Si, muy inteligente que soy.

Empujé la puerta que era corrediza y vi a Alex besando a... ¿Trent?
Si, Alex estaba besando a Trent, quién estaba contra la muralla acariciando la mejilla de mi mejor amigo. Ellos me oyeron y se voltearon quedando pasmados.

kiss me hard before i go // Brad SimpsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora