XXVI: De vuelta al hospital.

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Abrir mis ojos por la mañana y sentir sus brazos rodeando mi frágil cuerpo, fue como haber encontrado aquello que te protegerá y velará por ti por siempre.

Sonreí y me removí en la cama observando su rostro que descanzaba en paz. Aún estaba dormido, y solo traía puesta su ropa interior, por lo que su maravilloso torso estaba completamente desnudo. Comencé a dibujar figuras inexistentes con la yema de mis dedos en su pecho mientras sonreía nerviosa y captaba su aroma. De a poco comenzó a removerse y a abrir sus ojos, frunció el ceño, suspiró, luego me atrajo hacia su cuerpo más de lo que ya estábamos, ladeó la cabeza para mirarme y sonrío como nunca.

Besó mis labios con una suavidad increíble y acarició mi mejilla.

–Buenos días, Rapunzel.

–Buenos días. –Sonreí.

–¿Cómo dormiste?

–Después de lo de anoche, y contigo a mi lado... Dormí perfectamente bien.

–Espero Brenda no haya oído demasiado... –Rió nervioso.

–Mhm no lo creo, o bueno, en realidad no lo sé.

–¿Qué hora es?

Me encogí de hombros y me di vuelta para tomar el móvil que estaba en la mesita de noche, eran las diez y treinta. Le enseñé la pantalla del móvil para que pudiese ver y asintió. Luego alargó el brazo hasta la mesita de noche y tomó el suyo, estuvo concentrado revisando notificaciones y escribiendo de vuelta. Yo simplemente lo observé, él tenía el ceño fruncido y estaba muy concentrado en lo que hacía. Me reí ante su concentración y se volteó a mirarme.

–¿Qué? –Preguntó riendo.

–Nada, te concentras mucho.

–Ah si, es que... No sé. –Volvió a reír.

Dejó caer su brazo libre con el móvil en la cama y me atrajo a él con calma, sonreí y me acerqué a sus labios y lo comencé a besar. Sentía que lo quería demasiado, que no había nada en el mundo que se comparase al amor que siento por él. Es algo que, ni si quiera puedo controlar, no me imaginaría una vida sin él, o un mundo sin su sonrisa o su melodiosa voz.

Nos separamos unos segundos y sonreí.

–¿Quieres desayunar?

–Me encantaría, tengo el vuelo a eso de las 2.00 p.m

–Muy bien.

Sonreí y me senté en la cama estirándome. Me puse de pie y até mi salvaje y enmarañado cabello en una alta coleta. Brad me miró de pies a cabeza. Traía puesta su camiseta que me llegaba a los muslos más o menos.

–¿Qué?

–He descubierto que mi ropa, te queda mejor a ti. –Rió y se puso de pie.

Joder, allí estaba. Simplemente vistiendo ropa interior. Con el cabello despeinado y los labios un poco partidos. Lo miré un buen rato y él lo notó.

Me acerqué y comencé a besarle pasando mis manos por su torso. Estuvimos así un rato hasta que oímos el ruido de una puerta cerrarse con fuerza. Me sobresalté y lo miré sonrojada.

–Si te pusieras una camiseta, estas cosas no pasarían...

Se echó a reír y buscó en su bolso una y se la puso. Me miró con las cejas arqueadas y yo asentí.

–Quiero darme un baño, ¿Dónde está?

–Oh claro. Ven. –Sonreí y fui hasta el pasillo.

Apunté una puerta a unos cuantos metros y luego lo miré a él. Sonrió y partió rumbo al baño.

kiss me hard before i go // Brad SimpsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora