¡Tómame Enserio! Taekook - Omegaverse

-8-

Taehyung

Me encontraba sentado al lado de Bae, debajo de un gran roble, mientras el se encontraba jugando con sus carritos.

Hace apenas unas horas atrás...

Después de la tierna discusion de el desayuno, Hoseok me pidió ayuda en la cocina, para lavar los platos, debido a que las cocineras habían salido hace poco al mercado. Yo accedí gustoso, me encantaba ayudar siempre que podía, pero no sin antes dejar un beso en la cabellera de Bae, el cual aún seguía "enojado".

En cuanto termine de lavar los platos fui al patio, donde varios ojitos se posaron en mi, para despues venir corriendo a abrazarme.

–¡¡Tae!!!, ¡¡Llegaste!! –Abrazo mi pierna una hermosa pelirroja de 5 añitos.
–T-te taldaste! –Murmuro un pequeño niño de 4 años de cabellos azabache mientras se cruzaba de brazos.
–Lo impoltante es que ya llegaste, ahora tienes que jugal con nosotros. –Dijo otra adorable niña de 5 años mientras jalaba suavemente mi playera.
–Hola Hye... –Acaricie la mejilla de la pequeña pelirroja mientras sonreia– Y hola Choi y Yonji... –Mire al pequeño de cabello azabache para despues mirar a la niña que jalaba mi playera– Quiero aclarar que no llegue tarde, ¡ustedes no me vieron llegar! –Fingí estar ofendido.
–Lo siento T-tae... –Choi se sonrojo y bajo su cabecita.
–¡Shi Tae!, ¡Lo sentimos! –Vi como Hye soltaba mi pierna y hacia un puchero– ¡No nos dejesh de querer!
–¿Nos dejalás de querel? –Pregunto Yonji algo triste mientras me miraba.
–Haber... –Me arrodille en el pasto y los mire– Yo jamás los dejare de querer... No importa lo que hagan. –Les sonrei y los atraje a mi para abrazar a los tres con cariño– Así que no piensen eso, ¿Okey?

Pude escuchar sonidos de afirmación de su parte mientras ellos también me abrazaban.

Pero de pronto sentí otros bracitos tratando de abrazarme por la espalda.

–Tata t-tampoco me dejala de quelel, ¿veldal? –Sonrei, pues sabía muy bien de quien se trataba.
–Claro que no. –Deje de abrazar a los tres niños para voltearme y abrazarlo.
–¿Jamash? –Pregunto con las mejillas abultadas.
–Jamas Bae. –Sonrei por milésima vez y deje un beso en su mejilla.

Despues de haber jugado por horas con los niños y ayudar en la cocina para el almuerzo, ya me encontraba cansado por lo que después de comer les dije que siguieran jugando sin mi, a lo cual Choi, Hye y Yonji accedieron de inmediato.

Pero Bae me siguió hasta el árbol con sus carritos y me pregunto si podía sentarse al lado mío a lo que claramente accedí.

Por lo que así terminamos...

Sentados debajo del roble.

Y yo solo me dedicaba a ver el atardecer y los bellos colores que poseía, podia sonar muy cliche pero adoraba los atardeceres, su intensidad y la tranquilidad que me transmitía.

Voltee a ver a Bae y me di cuenta que había dejado de jugar para ver el atardecer.

–¿Te gusta el atardecer pequeño?, ¿O sus colores? –Vi como negó con su cabeza a las dos preguntas sin despejar la vista del atardecer– ¿Porque?
–Polque cuando el chielo she p-pone de eshos cololes... shignifica que ya te vash... –Hizo un puchero y volteo a verme.

No podía negarlo, siempre me iba antes de que se pusiera el sol porque tenía trabajo mañana y tenia que descansar. Pero siempre deseaba poder quedarme un poco más con el, para arroparlo y decirle "buenas noches", así que decidí que hoy lo haría.

–Hmm... ¿Que te parece si solo por hoy me quedo hasta que te duermas? –Pregunte, aunque la respuesta era baste obvia.

Sus ojitos parecían brillar en cuantos sugerí aquello e hizo la más radiante de sus sonrisas donde era capaz ver sus dientes, para luego asentir frenéticamente.

–¡¡Vamosh!! –Se levanto rápidamente y agarró sus carritos con una mano para despues jalarme de la manga para que me levantara.
–Pero antes tienes que cenar... –Reí de ternura mientras me levantaba.
–¡¡Entonces vamosh ya!!! –Me miro notablemente ansioso mientras seguía jalando, ahora de mi pantalón.

Solo me limité a reír otra vez y asentir para despues dejarme llevar por el hasta el comedor

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La cena transcurrió bastante tranquila, al igual que a la hora del almuerzo ayude a servir la comida, y aunque al principio los niños, Hoseok y las trabajadoras se extrañaron de verme ahí a esas horas, lo dejaron pasar minutos después.

Bae se apresuró en tomar su leche y comer sus galletas, se veía que estaba realmente emocionado y eso no hacía nada más que ponerme feliz.

Despues de la cena Bae se apresuró a guiarme hasta su cama, ya que todos los niños dormían en una gran habitación, en camas individuales.

–¡Mila Tata!, ¡Eshta esh mi cama! –Señalo una cama prácticamente igual a la de todos los demás niños.
–¡Que bonita pequeño! Debes de dormir muy bien aquí. –Mire la cama, esta parecía cómoda y de buena calidad por lo que suspire un poco aliviado.
–¡Shi! –Exclamo feliz mientras sacaba su pijama de debajo de la cama para despues ponérsela– Y eshta esh mi pi-ja-ma... –Pronuncio lento la última palabra mientras se señalaba.
–Te ves muy bien pequeño. -Lo mire atentamente, me emocionaba verlo con algo que no fuera la ropa de fin de semana con la que siempre lo veía.

El orfanato tenia tres vestimentas; el uniforme, que se usaba de Lunes a Viernes, el de fin de semana que se usaba el sábado y domingo, y la pijama que se usaba todos los días. Por lo tanto no había visto el uniforme ya que ese es exclusivamente para los días que les dan clases.

–¡Tata! –Pegue un brinquito por el repentino grito e inmediatamente voltee a verlo– No me hachías casho... –Murmuro ya acostado en la cama esperando a que lo arropara.
–Lo siento cariño... Estaba distraído... –Sonrei un poco avergonzado y me acerque más a la cama para en seguida arroparlo.
–Eshta bien... -Bostezo tiernamente y se tallo uno de sus ojitos– Te peldono...
–Me alegra escucharlo... –Acaricie su cabeza sin dejar de sonreír.
–Ño quielo que te vayas... –Me miro con sus ojitos cansados.
–Lo se pequeño... Pero ya sabes volveré la semana que viene... -Lo mire con cariño mientras seguía acariciando su cabeza–
–Eshta.... –Bostezo– ...bien –Cerro sus ojitos– Eshpelale a... –Bostezo otra vez y se acomodo mejor– Papi...

Después de eso se quedó dormido. Adorable, pensé.

No era la primera vez que escucha a algún niño del orfanato decirme así ya que muchas veces se les escapaba o lo decían cuando estaban muy felices. Tampoco es que me molestara, adoraba a los niños de allí y siempre sentía un sensación de calidez en el pecho, lo que en esta ocasión no fue la excepción.

Pero algo muy dentro de mi sabía que cuando ese pequeño lo dijo, se había sentido diferente...

Como si así debiera ser...