DESPECHO:Capítulo 02

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El sentimentalismo se fue con la llegada de sus dudas de cómo estaba, que tal me había ido en el vuelo, porque tardé tanto en regresar, y más dudas que realmente no tenía muchas ganas de responder ya que el viaje no había sido nada agradable.

— ¿Tienes hambre? — cuestionó ella mientras intentaba ponerse de pie así que me acerqué para ayudarla.

— No mucha, lo que si es que me gustaría darme un baño.

— Oh, entonces deja que te indique dónde te quedarás. Me tomé el atrevimiento de arreglarla un poco la habitación pensando en lo que podría gustarte y si no simplemente te tienes que decirlo para cambiarlo.

Simplemente dejé que Ágata hablara, desde joven a pesar de su actitud altanera -y sin importarle lo que los demás hacían o decía de ella- era una chica preocupona por el bienestar ajeno, siempre que salíamos de la universidad compraba un emparedado, antes de llegar a casa cruzar un parque en el que "secretamente" ella dejaba el sándwich escondido diciéndome que se le había olvidado pero no había culpa o remordimiento ni siquiera enfado, al tiempo descubrí por mi propio medio que lo guardaba en cierto lugar para que cuando nosotros nos fuéramos un hombre mayor indigente lo encontrara y lo comiera con desesperación mientras lloraba.

—Al subir las escaleras lo primero que verás a tu mano izquierda es una mini sala de estar, seguirás derecho hasta quedar en el pasillo; ahí hay tres puestas, dos a la directa y una del otro lado que es el segundo baño. Tu cuarto es la segunda puerta de la derecha — explicó mientras movía sus manos simulando ser yo y las paredes que debía topar... O algo así.

— ¿Tu dormirás al lado? — pregunté mientras subía un escalón.

— Lamentablemente no — hizo un puchero — A Thomas no le gusta que suba las escaleras porque piensa que me caeré, por eso mimo no puedo acompañarte a tu cuarto. Ve a ponerte cómoda, ahorita que bajes te mostraré la casa.

"Thomas"... Ese nombre me había dejado pensando, aquel sueño volvía a mi mente y casi tuve que abofetearme para volver a la realidad, solo asentí consentrándome en subír al segundo piso recordando sus indicaciones, ahí estaba la sala de estar gobernada por un largo sofá de terciopelo rojo frente a un televisor plano bastante ancho; seguí caminando hasta llegar al pasillo donde ví las tres puertas para después entrar a la que se me dijo.
Era hermosa, las paredes completamente lisas pintadas de gris obscuro hacían contraste con el mármol blanco del suelo, la cama con el cobertor azul marino se veía bastante cómoda y tenía una cabecera que color negro que daba envidia por el toque lujoso dejado; en las ventanas estaban cubiertas por una tela casi transparente color crema y sobre está una más gruesa unos tonos más fuerte. Los típicos muebles que adornan una habitación: la mesita de noche al lado de la cama donde descansaba una lámpara moderna, un pequeño escritorio de trabajo, el armario unido a la pared y como extra un televisor propio - está habitación es mucho mejor en comparación al departamento que dejé en _____(T/P)-. Coloqué las maletas en la cama donde las abrí para comenzar a acomodar mi ropa primero haciendo pequeños montones clasificatorios, después huardé los pantalones en los cajones de incluidos en el armario mientras que las camisetas -y uno que otro vestido- los colgué en las perchas.

Había dejado un cambio fuera, un pantalón de mezclilla azul claro, una blusa de tirantes blanca y otra holgada para colocar en cima. Tomé algunos productos para el cabello que había traído entonces estaba lista para tomar mi baño que si mal no recuerdo estaba en la puerta frente al cuarto.

Esta casa me sorprendía cada vez más, estaba asombrada con la bañera y el soporte de mármol negro al rededor, amé la ducha independiente con caída de lluvia y lo espacioso que era el área de esta, en la pared colgaba un enorme espejo rectangular con iluminación a los costados que me ayudó a no batallar tanto a la hora de maquillarme. Me cambié en el interior del baño, sequé mi cabello con la pistola secadora y fue cuestión de acomodarlo un poco para que pareciera que estaba peinado; una vez lista dejé mis cosas en la habitación para bajar sin ninguna preocupación a acompañar a Ágata.

— Listo — avisé recibiendo la respuesta de mi amiga desde un espacio diferente a dónde me encontraba.

— ¡Cocina! — me indicó. Seguí su voz hasta cruzar el marco rectangular en la pared — Déjame volver a pregunta ¿Tienes hambre?

— Solo un poco.

Ella sonrió y siguió mezclando lo que parecía ser pasta en una cacerola.

— ¿Te ayudo en algo? — hablé acercándome a ella mientras me recargaba una vez estuve a su lado.

— Bueno, pásame la salsa bechamel que está en el refrigerador. Es un frasco de tapón verde.

Obedecí, metí mi cabeza al frigo y rebusqué dicho objeto entre tantos producto en los que incluso llegué a ver fechas vencidas, al fondo, detrás de un queso feta visualizé la taparrosca verde limón con un logo bastante raro, lo tomé con una mano mientras con la otra sostenía la puerta para evitar que se cerrara.
Entregué la salsa a mi amiga quien de inmediato vertió el contenido del recipiente en la olla con spaghetti.

— A ver, apartate — queté el cucharón de sus manos para seguir revolviendo yo la comida pues no soportaba verla de pie cambiando a cada rato su peso de pierna. Mandé a Ágata a que se sentara un rato — ¿Tienes algo más que agregar ántes de que conozca al salvador de tu descarrilada vida? — pregunto sin despegar la mirada de la sopa.

— Nada en particular. Ya te lo he dicho todo...

— Menos su apariencia — interrumpí.

— Es muy atento conmigo, a pesar de su cara dura es muy dulce, es muy inteligente, no suele hablar mucho pero cuando entabla una conversación no aparta la mirada de tus ojos y sabes que realmente te está prestando atención; y su cuerpo...

— Okay ni necesito tanta información — detuve antes de que su boca pintada de labial rojo cereza hablara de más.

— ¿Sabes? Para serte sincera, él no estaba tan de acuerdo en que te trajera a vivir conmigo. Pero logré convencerlo y a los días aceptó sin renegar — aplaudió como niña pequeña.

— Espera ¿Qué?, ¿Vivir contigo? — respondí con bastante intriga pues eso no es a lo que yo había accedido — No, Ágata, no viviré aquí — afirme, ví como sus ojos dejaron de brillar — No puedo aceptar eso, es demasiado y aún no sé como pagarte el dinero que me prestaste para los gastos funerarios de mi madre.

— Entonces conviértete en mi dama de compañía — habló inmediatamente.

Estaba por contestar cuando se escuchó como la puerta de la entrada era abierta por el golpeteo de las llaves en la cerradura.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2020 ⏰

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