Toma 13

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Kira Tsubasa se convirtió en su amiga.

Al menos, eso era lo que Honoka decía.

Kira Tsubasa asistió a cada uno de los entrenamientos restantes de Honoka.

No hubo más salidas, más citas, más espera.

Los entrenamientos estaban en su punto más alto y duro, y Kira Tsubasa estuvo en cada uno.

Cada estoque, cada golpe, cada crujir de la madera. En los gritos de victoria, en los gemidos frustrantes, en los ceños fruncidos de concentración y en los gritos de derrota.

Kira Tsubasa los vio todos.

Sus penetrantes ojos verdes observaron cada movimiento, escuchó cada halago y reprimenda. Ella fue la primera en aplaudir los avances y en dar vítores de apoyo cuando parecía que Honoka perdería.

Para el final de la última semana, con un grito de ánimo de Tsubasa, Umi perdió tres rondas seguidas, dejando invicta a la chica.

Estaba lista.

Pero Umi no.

Umi no estaba lista para sentir el surgimiento de una lejanía.

Umi no estaba lista para dejar de ser la primera en felicitarla. No ser la primera que la ayudara a incorporarse o incluso en ser quien le proporcionara lo necesario para que se secara y calmara su sed.

Eran pequeñas cosas sin importancia, cosas que comenzaban a importarle cuando ya no era quien las hacía.

Tampoco había caminatas juntas de regreso a casa después de la escuela. Ahora eran un viaje cómodo en auto cada que Tsubasa pasaba a recogerlas, asegurando que no deseaba que Honoka perdiera la energía que necesitaría para la competencia.

No más abrazos, no más confort. No más calidez, ni tiempo a solas. Ahora eran Honoka, Umi y Tsubasa.

Umi comenzaba a sentir una extraña e inusual distancia entre Honoka y ella. Y lo peor es que no podía culpar a Tsubasa. Podía ver en ella el genuino aprecio hacia su amiga y su interés en congeniar con las dos. Admiraba sus esfuerzos por encajar en las diferencias de su relación, en la seriedad con la que trataba la competencia y el apoyo que les proporcionaba a ambas.

Admitía haber tenido una impresión terrible de ella, muy lejos de la diva que su mente proyectó por su profesión. Tsubasa era sensible y atenta. Una buena amiga.

Una amiga que se había ganado el cariño y la confianza de Honoka.

Pero, aun a pesar de la buena influencia de la actriz, el sentimiento de soledad comenzaba a agobiarla. Con la presencia de la otra chica, no encontró ningún momento para hablarle de los planes de sus padres sobre su futuro.

No le había contado de que ya había tenido una primera cita con aquél muchacho del que hablaron y que, en las cenas de su familia, la mención de una segunda era un tema recurrente.

Quería que cuando le dijera a Honoka, hubiera un tiempo suficiente con ella para que hablaran a fondo, la consolara y pudiera sentir su risa, que eliminaba todas las preocupaciones. Algo que no podía ocurrir debido a la presencia de Tsubasa y a los extensos entrenamientos. Al menos en ellos lograba despejar su mente y hacer a un lado su necesidad.

La semana terminó y con ello, llegó el torneo.

Trabajaron tan duro para ese momento, Honoka estaba lista y preparada. Una rival digna y reconocible. Todo Otonokizaka estaba ahí, vitoreando su nombre en cada estocada, en cada deslizamiento y defensa. Su presencia era imponente, su porte galante y su técnica muy singular. Un estilo entre el kendo tradicional y la energía que la misma Honoka exudaba.

3, 2, 1 ¡ACCIÓN! [LOVE LIVE SCHOOL IDOL PROJECT] [HONOUMI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora