Toma 9

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Apenas entró al cuarto después de despedirse de Eli y Nozomi con una gigantesca sonrisa, una vez que la puerta se cerró y estuvo de pie en la habitación silenciosa, el desgarro mental la arrolló.

La ansiedad le recorrió el cuerpo, el ritmo cardíaco se le aceleró y las sienes comenzaron a palpitarle. Sintió los músculos tensos y el vértigo que produce una caída a una altura aterradoramente absurda. Cómo un valiente cazador que se ha visto sorprendido y amenazado por su presa, se obligó a luchar contra la rigidez de su cuerpo para quitarse la mochila y sacar el preciado frasco; dos pastillas de una sola vez, era lo que necesitaba para no salir gritando o lanzarse por la ventana.

Dolía, el recuerdo de aquella visión que pensó haber olvidado regresaba con fuerza a recordarle lo débil, vulnerable e insignificante que había sido.

Suplicó con ahínco a que los fármacos se apiadaran de ella y trabajaran rápido, mientras se tiraba a la cama y cerraba los ojos.

Pero en los minutos en que el efecto se retrasaba, vivió de nuevo los eventos de aquél pasado olvidado.

—Kira —susurró, apenas soportando la quemazón que producía el apellido en su garganta.

Lo vio a él de nuevo, amenazante y aterrador, tal vez más aterrador que la Umi de sus pesadillas, sólo que, cómo lo había olvidado, no recordaba el terror que podía provocarle. El trauma que le ocasionó, el inicio de miedo de salir de su propio cuarto. Sin embargo, no fue lo único que vio de nuevo, también la vio a ella, a la segunda persona más importante en su vida y que para mala suerte, compartía el apellido con aquél tipo.

—Tsubasa —pronunciar su nombre fue igual de doloroso, las lágrimas no tardaron en aparecer con la imagen de su recuerdo. La culpa la sacudió con fuerza.

Ella lastimó a Umi y obtuvo su merecido, pero si era justa, a quién más habían lastimado y arruinado su vida, fue a Tsubasa.

Llamar a Kotori fue su primera opción, decirle que estaban regresando a su mente los recuerdos, pero, cuando el adormecimiento de sus sentidos se hizo presente, pensó que llamarla tan pronto podría ser contraproducente, ¿qué pasaba si le decía? Tal vez diría que la conferencia estaba fuera de cuestión y enviaría a Nico por ella.

No podía permitirlo, actuar era lo único que podía decir con sinceridad que amaba, privarse de ello sería privarse de una salida. Además, sería tirar seis años de terapia a la basura, de los cuales, cuatro le correspondían a Kotori y con quién finalmente tuvo avances, ¿cuánto había lidiado para lograr estar en una habitación con más de dos personas? ¿O poder compartir el set con cientos más donde las cámaras grababan cada expresión? Había sido una lucha intensa, que drenó su estabilidad emocional llevándose consigo a la Honoka del pasado, y dejando a esta nueva versión como la perfecta actriz.

No tenía muchas elecciones.

En cambio, sólo llamó a Nico para reportarse, esperando que escuchar su voz, calmara sus reacciones y aligerara el impacto de los recuerdos.

Honoka —respondió al segundo timbre— ¿Cómo estuvo el viaje? ¿Ya están en el hotel?

Simple y directa, la hizo sonreír con sólo un par de preguntas.

—¡Estamos a tiempo! —exclamó en respuesta, logrando no titubear ni un momento para que no se delatara—, el viaje fue rápido y sin contratiempos, Eli me dio las indicaciones de lo que debo decir y evitar a los medios y, ¿sabías que habrá una sesión de fotos mañana con Sakurauchi-san? ¡Será divertido!

Escuchó a Nico suspirar probablemente de alivio al otro lado de la línea.

No sabía de eso, seguro que Nozomi lo ha conseguido de última hora, ella tiene más influencias que el propio Ministro —bromeó—, ah, no olvides usar el reloj de nuestro gordito billetudo, ¿entendido?

3, 2, 1 ¡ACCIÓN! [LOVE LIVE SCHOOL IDOL PROJECT] [HONOUMI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora