tres

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Me estaba mordiendo la lengua, y lo peor que podía hacer era mostrarlo. Esto no era lo que me imaginaba, la música, los que la cantaban, el lugar, todo.

No podía despegar la mirada del celular porque terminaría por darle la razón a Daniela y yo nunca hacía eso, no lo haría.

Me mensajeaba con las guapas para distraerme de mi al rededor, todos estaban en lo suyo y no creo que alguien me viera ahí. O eso creía.

"Está me llega mucho. Y me gustaría cantarla viendo a los ojos de alguna guapa. ¿Alguna morrita que quiera subir?" mi teléfono resbaló de mis manos cuando recibí un fuerte empujón; las niñas que estaban en las filas de atrás se habían vueltos locas al escuchar que este wey quería subir a alguien al escenario. Todas gritaban lo más alto que podían para que el cantante se decidiera por ellas.

Me agaché para levantar mi teléfono y cuando subí la mirada, mis ojos se clavaron directamente con los ojos del chico en él escenario. "Ya la encontré" me señaló y me negué rotundamente. "Súbanme a la morrita de vestido negro" le pidió a los de seguridad y solo podía pensar que este tipo estaba loco.

"No, yo no" le dije al señor que trató de agarrarme para llevarme con el.

Daniela me pellizcó fuertemente. "Gaby súbete, disfrútalo por mi" me hizo ojitos y ante la presión social no me quedó de otra.

Varias niñas abucheaban ya que no fueron elegidas, cuando ya estaba sobre la tarima mis piernas flaquearon por la vergüenza. El de ojos cafés me extendió la mano sin expresión en su rostro, tomé su mano y me pegó cerquita suyo.

Miré al público buscando a mi hermana y está solo me sonrió muy feliz, dándome su aprobación mientras grababa todo. "Échale compa" le dijo al de la guitarra. Él mantuvo su mirada al piso hasta que comenzó a cantar, ahí me miró a los ojos. Analicémoslo un poco; el tal Natanael Cano no era feo. Hasta puedo decir que se miraba curioso.

Tenía unos grandes ojos color café oscuro, unos labios muy gruesos, dos tatuajes repartidos por su rostro y unas pestañas inmensas. Era más alto que yo, digamos que medía unos 1.73 y  yo soy muy chaparrita, estaba flaquito y algo que les puedo decir por seguro es que olía delicioso.

"Pero no eras mía..." cantó "y lo sabías" por primera vez sonrió, usaba brackets pero sin duda tenía una sonrisa muy bonita. Solo podía mirarlo a los ojos, si miraba a otra parte el nerviosismo me ganaba y me hacer temblar. Apenas la canción terminó, el soltó mi mano y me hizo sentir con ganas de más.

Alguien me abrazó por detrás, bajé la mirada a mi regazo y unos brazos tatuados me sujetaban; Adriel.

No mentiría al decir que en ese momento todas querían ser yo.

"Te digo que ya te eché el ojo y te vas con el Nata" susurró en mi oído con emoji fingido. "No sabes dónde está lo bueno ¿o qué?" Natanael nos veía dese el otro extremo del escenario, me lanzó una mirada desaprobadora que por alguna razón me hizo romper con el abrazo de Adriel con tal de que me volviera a sonreír como hace rato.

"Lo siento pero Natanael me escogió primero" mentí logrando que el me mirara sorprendido con las cejas levantadas. Me soltó y si bajó del escenario bastante molesto.

¿Cómo porque había dicho eso? Ni yo sabía pero estaba segura de que ya no había reversa.

Siempre tú: Natanael CanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora