Hilo Rojo / SabitoxLectora

~Cap. 03~

Capítulo tres: Crecer.

Desde aquel primer encuentro con Sabito y los demás niños, comencé un duro entrenamiento junto a ellos. El mayor, Urokodaki nos enseñaba cada una de las posturas de la respiración del agua. Gracias a ellos y su diario entrenamiento, he logrado aprender más sobre los demonios y los encargados de terminar con esos malditos seres; cazadores. Y nosotros, aspiramos a ser parte de ellos.

Tres años han pasado desde que llegué a esta nueva familia, mi relación con todos es muy buena y sincera. Con Makomo nos hemos hechos muy unidas, casi inseparables, con Giyuu me cuesta un poco mantener una conversación cada vez que quedamos solos, pues es muy introvertido y eso me hace sentir un poco de ansiedad. Mientras que con Sabito...él se ha convertido en una persona tan especial para mí que no sabría como definir la clase de relación que tenemos.

Digo, lo quiero como sí fuese un hermano.

Creo que todos nos queremos de tal forma, y que Urokodaki juega el rol del padre en esta particular familia. Pero, hay veces en que mis pensamientos divagan cada vez que veo su sonrisa traviesa, los momentos que más disfruto son cada vez que él bromea con Giyuu; el pelinegro es recurrente víctima de las bromas pesadas de Sabito, pero ambos se quieren tanto que todo termina en risas y golpes de cariño.

Desearía que esta burbuja nunca se rompa, que esta nueva familia me reciba siempre al llegar a casa.

— ¡_____! ¡_____!—sentí la voz de Makomo interrumpir mis lejanos pensamientos, tras haberse ganado mi atención le mire con los ojos tranquilos y perdidos-. ¿Qué tanto piensas? Últimamente solo te pillo en las nubes.

Ella se sentó a mi lado, ambas nos encontrábamos sobre una gran roca que se encuentra en lo profundo del bosque aledaño a la cabaña de Urokodaki.

Se supone que esta es la última prueba antes de poder ir a la selección final, lo único que debemos hacer es cortarla. A pesar de que suena sencillo, llevamos semanas intentándolo una y otra vez.

— No es nada—mentí escondiendo mi rostro entre mis brazos—. Pensaba en alguna técnica para cortar la roca.

— Ya veo—dijo mirando el cielo—. Al menos, eso diría sí no te conociera bien          -rió-.

Le dedique una sonrisa traviesa, Makomo siempre es la primera en darse cuenta cuando algo me sucede, incluso antes de lo que yo podría estar segura.

Antes de que ella pudiese protestar ante mi silencio, las voces de Sabito y Giyuu llegaron a nosotras.
Los hemos estado esperando para nuestra practica diaria y nuevamente se habían tardado, pues Sabito prefiere una buena alimentación antes de cualquier ejercicio; tanto que no tiene consideración en la cantidad, y su amigo lo espera para asegurarse de que vendrá a entrenar.

— De nuevo se han tardado—dijo Makomo bajando de la roca para luego cruzarse de brazos.

— Fue Sabito—acusó Giyuu mientras le señalaba con el dedo índice—, él no quería soltar la olla.

Sabito rió avergonzado por las palabras del pelinegro, llevó su mano a la parte trasera de su cabeza rascando su cabello; suele hacer eso cada vez que esta nervioso y ha sido atrapado en una de sus fechorías.

Mis ojos se clavaron en su sonrisa tímida, tan solo verle sonreír ya era un triunfo para mí.
En eso, él abrió sus ojos para chocar con los míos, inevitablemente mis mejillas se sonrojaron fuerte al ser descubierta.

Por un mal movimiento de mi cuerpo, y tras haberme sobresaltado, me resbalé y caí de espalda para dar a parar a la tierra.

— ¡_____!—la voz de Sabito junto a sus pasos no se hicieron esperar, él llegó primero para verme—. ¿Como estas? ¿Te quebraste algo?